TV: «Historia de un clan» y «Signos»
Me faltan parámetros, en realidad. Explico: no veo TV abierta. Salvo algún partido de fútbol y algún evento o situación ocasional, esos cinco canales me resultan inexpugnables, inentendibles y confusos. Talk shows, reality shows, game shows, telenovelas dobladas o locales se mezclan en una gran masa informe que empieza y termina sin horarios fijos y […]
Me faltan parámetros, en realidad. Explico: no veo TV abierta. Salvo algún partido de fútbol y algún evento o situación ocasional, esos cinco canales me resultan inexpugnables, inentendibles y confusos. Talk shows, reality shows, game shows, telenovelas dobladas o locales se mezclan en una gran masa informe que empieza y termina sin horarios fijos y que me parece totalmente indescrifrable. Tampoco tengo el hábito del hate-watching que muchos colegas y amigos han desarrollado. Esto es: ver algo horrible para cagarse de risa. Hay tantas cosas buenas que tengo para ver y tan poco tiempo para hacerlo que me parece una enorme pérdida de tiempo pasarme horas viendo algo malísimo por TV para después tratarlo con sorna y superioridad en las redes sociales. Si no me interesa, no lo veo. Punto final.
Pero me dieron curiosidad las dos nuevas ficciones de la TV abierta, por algunos motivos similares y otros distintos. Los «similares» tienen que ver con su duración acotada: me puedo disponer a ver una serie limitada a 13 o 16 episodios ya que, aún si no me convence, se termina relativamente pronto. Esa similitud unía a SIGNOS y a HISTORIA DE UN CLAN, además de la intriga que me generaba el hecho de estar hechas en colaboración con compañías extranjeras y de tener a un villano como protagonista en ambos casos. ¿Generaría eso un tipo de producto diferente al habitual?
En lo específico, SIGNOS me interesaba por su apuesta al género –de asesino serial en este caso–, algo no habitual en la TV abierta y a un equipo de guionistas y elenco del teatro off que aparecía como promisorio. De HISTORIA DE UN CLAN me intrigaba, obvio, la comparación con la película (y las distintas formas narrativas que se pueden usar para contar una misma historia en 100 minutos o en más de diez horas), el elenco y, sobre todo, la figura del talentoso Luis Ortega tras la cámara, un cineasta muy particular como para tenerlo al frente de un programa de TV masivo. A eso le sumaría una secreta intriga: ¿sería capaz Ortega de hacerlo mejor que su colega Pablo Trapero, otro cineasta de similar recorte generacional y también surgido de la «escuela» del Nuevo Cine Argentino?
Insisto con lo que escribí alguna vez: no creo que con un episodio se puedan sacar conclusiones definitivas, pero sirven para ver ciertas ideas generales que regulan a determinados productos. SIGNOS, lamentablemente, se ofrece de entrada como un pastiche sin ninguna lógica que intenta combinar una trama policial de poco vuelo con una serie de personajes costumbristas sacados de la telenovela más vieja y mediocre de la televisión argentina, a la que se la ha teñido de un halo de supuesto prestigio por la presencia de reconocidos actores (muchos haciendo las peores cosas que les vi hacer en mi vida, a excepción de Claudia Fontán) del cine, la TV y el teatro independiente.
Del primer episodio que vi no funciona nada. La trama es banal, la fotografía excesivamente luminosa y hasta desagradable de ver, los actores están desatados, dejados a su suerte, actuando como si fueran los años ’50 y ’60 (los personajes de Luciano Cáceres y Leonor Manso son de temer) y da la impresión que Julio Chavez está sobrevolando sobre un producto que no le interesa demasiado, nada convencido de qué es lo que está haciendo allí. Lo más «feo», si se quiere, de SIGNOS es su utilización infantil de recursos formales e ideas visuales y temáticas de series norteamericanas. Veamos: están los uniformes invernales y la idea de una agente policial como la de FARGO que pasa de lidiar con temas chiquitos a un asesino en serie, los planos aéreos sobre campos de la primera temporada de TRUE DETECTIVE, la trama que combina DEXTER con el combo BREAKING BAD del policía que está tan cerca del criminal que no podría jamás sospechar de él. Y podría seguir, pero no veo el motivo. El episodio fue una decepción de principio a fin, con la excepción de Fontán a la que se ve tratando de darle algún brillo a ese pastiche sin vida, mezcla de un guión demasiado simple o apresurado (o modificado a libertad por el elenco y/o director), con una puesta en escena de estudiante de cine con recursos para pagar tomas aéreas o de alguien demasiado «enviciado» por la televisión.
El caso de HISTORIA DE UN CLAN es totalmente distinto. Se le pueden discutir algunas pequeñas cosas, pero se trata sin dudas de un producto no solo genuino y original sino que, para la televisión abierta, bastante jugado en sus coqueteos con un mundo perverso y sexualmente ambiguo, en el que uno puede ver la mano de Ortega, quien lidia con este tipo de situaciones más «adultas» en sus películas. No resiste comparación con SIGNOS: los actores están muy bien, los personajes que les tocan interpretar son complejos e impredecibles, visualmente es muy rica (excelente el uso del contraluz, la oscuridad y ni hablar de los planos secuencia casi virtuosos que tiene aquí y allá) y, más allá de que la historia ahora sea doblemente conocida, uno quiere ver los detalles que la harán –que ya la están haciendo– diferente.
Si tengo algún reparo para hacerle a la serie no está tanto por los errores de fechas (un personaje canta una canción popularizada en 1984… a fines de 1982) ya que eso puede suceder y es un error menor, casi un detalle. Lo que me «preocupa» a futuro es cierta tendencia que noté en el primer programa a darle al Arquímedes Puccio que encarna muy bien Alejandro Awada demasiadas «sentencias» o «máximas» para pronunciar: sobre la fe, la sangre, la familia, la vida, lo que sea. El lado «pontificador» del personaje es su costado menos interesante, ya que por otro lado esta versión lo presenta como un tipo bastante más perverso, jodido y manipulador que el gélido psicópata que encarna Guillermo Francella en EL CLAN.
No son interpretaciones diferentes: son personajes diferentes. ¿Por qué? Porque, más allá de que se basen en casos reales, todo lo que vemos en el interior de la casa de la vida de los Puccio es pura imaginación de los guionistas. Aquí, Arquímedes es menos un alienado asesino de sangre fría y sin sentimientos y más un «pedazo de de hijo de p…» y por eso hasta más reconocible, con sus chistes sobre fútbol y comentarios al pasar sobre mujeres. Alejandro Puccio (aquí, el Chino Darín y en la película Peter Lanzani) también tienen sus diferencias (este parece más inocente que el otro) y después hay cambios específicos (el look y la edad de las hermanas, el hermano que falta y el otro que está presente, la fuerte presencia de la iglesia, del coronel que encarna Tristán, algunos detalles muy distintos de cómo cometen los crímenes) que generan una intriga y curiosidad adicional para todo el que ya vio la película.
Llama la atención, igual, que ambos (Trapero y Ortega) eligieron un modo muy parecido de contar la historia: desde adentro de la casa, con similares situaciones de la vida cotidiana y con el «afuera» muy limitado a la vista del espectador, si bien aquí se ven algunas escenas de lo que pasa con los familiares de las víctimas. Hasta algunos recursos formales de fotografía, movimientos de cámara y hasta el uso de la música son llamativamente parecidos entre película y serie.
También siento que, como la película de Trapero, para Luis Ortega la serie tiene elementos potencialmente muy personales. Más allá de que representa un cambio grande de registro y de recursos respecto a la mayoría de sus muy pequeñas películas, me da la impresión que hay algo de su forma de ver el mundo, de su experiencia personal y familiar, de su identificación con ciertos personajes marginales que convierten a la serie en un proyecto perfecto para un realizador que mira el mundo como lo mira él. Es probable, claro, que siguiendo esa línea, los Puccio terminen cayéndonos hasta simpáticos, pero hasta esa posibilidad resulta extrañamente tentadora, al menos desde la ficción.
Sin dudas, a juzgar por sus primeros episodios, HISTORIA DE UN CLAN es la que tiene todo para funcionar mejor que SIGNOS y es, a la vez, la más interesante de las dos propuestas (cosa que no siempre sucede, muchas veces los mejores productos son los que no funcionan). Aún siendo una propuesta de riesgo por su violencia, por su nivel de perversión y por ciertas zonas jugadas desde lo sexual que aparecen, tengo la impresión que el público va a responder a su propuesta habiendo visto o no la película que se estrenó el mes pasado. Y si me equivoco no me quedará otra que abandonar mi esfuerzo por entender el funcionamiento de la TV abierta…
¿Cuál les interesó más de las dos series? ¿Y cómo comparan lo que vieron hasta ahora de HISTORIA DE UN CLAN con la película EL CLAN?
Con lo de «su experiencia personal y familiar» te referís a esto? Porque no leí que nadie haya pensado en la obvia relación entre un «clán» y el otro…:
Sí y no. Me refiero en general a una familia, digamos, «numerosa» con un padre dominante y distante e hijos con relaciones complicadas con él. Lo del padre «involucrado» en ese sentido no lo pensé, pero es un ángulo.
Más bien se me ocurrió esta otra:
«…” y por eso hasta más reconocible, con sus chistes sobre fútbol y comentarios al pasar sobre mujeres..» ¿Con esto, querido, puedo colegir que te identificás con ese personaje en su trasunto moral?
No, más bien al contrario. Pero entiendo que el tipo que habla de «fútbol y mujeres» es más identificable con el espectador medio que el asesino silencioso y gélido que no pestañea nunca…
Bueno, pero eso dependerá del ambiente en que cada uno se desenvuelva, a mí eso que decís «espectador medio» me resulta tan lejano como una máquina asesina con imparpadeo.
Coincido, pero en la TV abierta piensan más bien en un espectaor masivo mediante generalizaciones de ese tipo.
Igual, el diálogo sobre fútbol está bien…
Diste en la clave: ese diálogo descubre precisamente a quienes entran en esa categoría de espectadores…y sus querencias.
Razones no te faltan para pasar de la tv abierta. El producto nacional en materia de entretenimiento jamás ha variado de entre lo pasable y lo mediocre.
¿Cuál de las dos series me interesó más? Obviamente «Historia de un clan» tiene más puntos a su favor ¿Que cómo comparo entre la cinta y la serie? Me parece que son dos productos distintos, nada más. Ahora, no veo nada en materia de violencia y sexo que no nos hayan recetado hasta la saciedad tanto a nivel de televisión abierta como de paga ¿Quién puede asustarse de eso en estos momentos? Ahora, ¿obedece esto a la misma «pertinencia» de «Juego de tronos»? Y ya sé que es tv cerrada, pero es que antecedentes…
No vi Signos y no creo que vaya a hacerlo.El mismo afiche casi que funciona como un anuncio del desastre.
Respecto de «Historia…» y su comparacion con la pelicula me quedo,por ahora, con la version mas economica y sobria del Arquimedes de Francella por sobre la de Awada.No es que el ultimo este mal,son gustos personales nomas.Por supuesto que el tiempo juega a favor de la serie,en especial para delinear a los personajes secundarios que en la pelicula no pasan de ser un telon de fondo.A los errores menores yo sumaria el alquiler de videos ¿En 1982?Ah,y Arquimedes sobre futbol la tenia bastante clara.
Es cierto que los videoclubes empezaron a hacerse más conocidos en el ’83, 84. Pero tomando en cuenta que es gente de San Isidro con cierto poder económico, calculo que podría ser que tuvieran videocasetera en 1982. Ahora que lo pienso tal vez el problema es que calcularon mal las fechas.
El secuestro de Manoukian fue el 22 de julio de 1982: dudo de la videocasetera, pero seguro que RELAX de Frankie Goes To Hollywood no existía…
Alguien vio la serie de Gabriel Medina con Daniel Hendler, «Buenos Aires bajo el Cielo de Orión»? Tengo bastantes ganas de verla en el corto plazo porque lo que ha hecho Medina hasta ahora me gusta mucho y la idea de ver algo de chicos con super poderes dirigida por él suena a que va a salir algo muy divertido, pero no estaría de más alguna referencia.
Estan algunos episodios online acá!
Yo quiero verlos pero no creo que llegue con el tiempo, al menos ahora.
http://cda.gob.ar/serie/4414/buenos-aires-bajo-el-cielo-de-orion
Slds
d
Tengo la impresiòn que los hijos de palito ven esta Brigada en acciòn y les deben dar ganas de vomitar, y hecha a un solo año de la emtrada de la dictadura.
Sin entrar en mayores terrenos psicoanalìticos, parece que tambien es posible que los descendientes puedan reparar algunas cosas…