Estrenos: «Pacto criminal», de Scott Cooper
PACTO CRIMINAL no renovará las estructuras consolidadas desde hace ya muchos años en el cine de gángsters –es demasiado reverencial y respetuosa del género como para hacerlo– pero tiene una serie de elementos que la hacen, de todos modos, trascender la media y convertirse en una más que interesante propuesta cinematográfica en estos tiempos de […]
PACTO CRIMINAL no renovará las estructuras consolidadas desde hace ya muchos años en el cine de gángsters –es demasiado reverencial y respetuosa del género como para hacerlo– pero tiene una serie de elementos que la hacen, de todos modos, trascender la media y convertirse en una más que interesante propuesta cinematográfica en estos tiempos de «vacas relativamente flacas» en lo que respecta a estrenos comerciales…
Partamos por lo más obvio y evidente. Después de unas temporadas en las que Johnny Depp se la pasó creyendo que actuar era una suerte de espectáculo circense en la que había que disfrazarse raro, hacer acentos bizarros, caminar de manera ridícula y gesticular como, bueno, como en un circo, el hombre demuestra que no se olvidó de actuar, que el talento sigue ahí y que más allá de que su personaje, el gangster «Whitey» Bulger, tenía una imagen (peinado, anteojos, etc) apta para la sobreactuación, Depp logró controlar sus impulsos más extravagantes y entregar una performance compleja, ambigua, sólida y creíble. Algo que no hacía desde ENEMIGOS PUBLICOS, de Michael Mann, seis años atrás.
Acaso habría que crear una línea paralela en la filmografía de Depp –junto a la de sus filmes para Tim Burton y su línea cocoliche de PIRATAS DEL CARIBE— que incluya sus películas gangsteriles, como las dos mencionadas junto a BLOW y BRASCO. Es una pena que desde que descubrió que su costado más payasesco es el que le hace ganar dinero haya abandonado esta faceta de su filmografía, tal vez de las más ricas de su carrera y que refleja una fascinación evidentemente personal por el tema y la iconografía del género.
La vida de «Whitey» –un verdadero gangster que controló el sur de Boston durante décadas– es riquísima en matices y el siempe sobrio realizador Scott Cooper supo agregarle a su respetuoso homenaje al género algunos toques propios. Si bien la relación entre la Mafia y el poder político es algo que el cine norteamericano maneja desde mucho antes de EL PADRINO, en PACTO CRIMINAL está en primer plano. El tema del enfrentamiento entre bandas y las traiciones internas del grupo mafioso es secundario al eje principal de la trama que, como dice el título local, es el «pacto» que Bulger hace con agentes del FBI para que lo dejen trabajar tranquilo a cambio de pasar data sobre otros mafiosos, los italianos, acérrimos enemigos de Bulger.
Pero Depp, de hecho, no es siquiera el protagonista real de la película sino Joel Edgerton, que encarna al agente del FBI que resulta ser un gran amigo de la infancia de Whitey y que, en función de los códigos de barrio, es incapaz de traicionarlo y con quien arma el pacto de «zona liberada». Si a eso se le suma que el hermano menor de Whitey es un senador (Beneict Cumberbatch, poco utilizado) es obvio que Whitey tenía campo libre para hacer lo que quisiera. Y así funcionó su pequeña empresa durante muchos años. Hasta que, obviamente, las cosas en algún momento se desbandaron y la fiesta empezó a acabarse en el Sur de Boston.
Con un elenco de nombres reconocidos en papeles relativamente pequeños (Kevin Bacon, Dakota Johnson, Jesse Plemons, Rory Cochrane, Adam Scott, Corey Stoll y Peter Sarsgaard, entre otros), PACTO CRIMINAL no descubre nada nuevo el mundo del cine de gángsters pero reactualiza la temática manteniendo siempre la línea sobria y política (más que la explosiva y delirante del SCARFACE, de Brian De Palma) y entregando a un sicópata criminal de sangre fría de esos que logran convencerte con una mirada letal de sus ojos azules que lo mejor es no ponerte en su contra. Nunca.