Estrenos: «Hortensia» y «Amor, etc.»

Estrenos: «Hortensia» y «Amor, etc.»

por - Críticas
19 Nov, 2015 10:11 | Sin comentarios

HORTENSIA, de Diego Lublinsky, Álvaro Urtizberea El primer gran triunfo de HORTENSIA es ubicarse en un registro bastante poco usado en el cine argentino: no es realista ni clásica ni literaria ni teatral. Se podría decir que funciona en una especie de territorio entre absurdo e hiperrealista, en un mundo que se parece bastante al nuestro, […]

HORTENSIA, de Diego Lublinsky, Álvaro Urtizberea

hortensiaEl primer gran triunfo de HORTENSIA es ubicarse en un registro bastante poco usado en el cine argentino: no es realista ni clásica ni literaria ni teatral. Se podría decir que funciona en una especie de territorio entre absurdo e hiperrealista, en un mundo que se parece bastante al nuestro, pero no del todo. Se la ha comparado con el tipo de cine que hace Wes Anderson y algo de eso hay…

Hortensia es una chica que sueña con crear el mejor zapato del mundo y encontrar un novio rubio, ya que cualquier otra opción no es válida. Su padre acaba de morir, ella está un poco abandonada a su suerte en una casa que se cae a pedazos, acaba de separarse de su novio y su única compañía es su perrito. Pese al estado depresivo y al caos que la rodea (no toca ningún aparato eléctrico porque su padre murió electrocutado), ella anda siempre de punta en blanco, como recién salida de un aviso publicitario de 1965.

A lo largo de la película su objetivo será conseguir ese ansiado novio (tiene dos candidatos que no la convencen del todo, por distintos motivos) y armar ese bendito zapato, aunque en realidad el problema es otro y tiene que ver con superar la muerte de su padre. Los dos muy diferentes “candidatos”, el ex novio, otra amiga con mañas similares, el perro en cuestión y algunos otros personajes con obsesiones peculiares (los torneos de lanzamiento de bala parecen ser muy importantes allí) compondrán las distintas variantes y tangentes de este peculiar relato que convence por la forma en la que las excentricidades de los personajes están tomadas con total naturalidad y en un tono afectivo –uno se encariña con ellos, por más bizarros que sean– y por momentos hasta encantador. Más allá de que peque de vez en cuando de preciosista (llamémoslo, el factor AMELIE), HORTENSIA es una rareza más que disfrutable del cine argentino reciente.

 

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AMOR, ETC., de Gladys Lizarazu

amor-etcLa opera prima de Lizarazu arranca, como tantos otros filmes nacionales recientes, presentando una situación en un tono naturalista, casi neutro, dedicado a los detalles más que a los grandes pronunciamientos. Una pareja acaba de mudarse a un departamento en el que deben lidiar con algunos problemas con los vecinos. Dib (Alberto Rojas Apel) toca la batería y no tardan en golpearle la puerta para hacerle bajar el volumen, una vecina canta y pone cumbia a alto volumen, mientras que a Lisa (María Canale) la afecta emocionalmente recibir llamados telefónicos buscando a una tal María Eugenia –anteriora moradora del lugar– a quien su familia no encuentra. Y está la cuestión de la humedad…

Esa acumulación de problemas –uno, previo, es que la madre de Lisa no soporta a Dib– va afectándolos y, un poco misteriosamente, Lisa empieza a tomar distancia de Dib, que se va poniendo cada vez más ansioso y violento. Una confusa situación los lleva a un hospital –la película sale muy poco del departamento de ambos durante la primera mitad– y ahí la película empieza a perderse y a enredarse en sí misma, saliendo de ese minimalismo previsible y casi costumbrista pero reconocible a transformarse en una especie de versión telenovela de sí misma. La pareja toma distancia, ella empieza a salir con otros, el «caso María Eugenia» desaparece del mapa y él comienza a entrar en una agonía propia de rock-star del suburbano con ataques de pánico.

Lo poco que había construido la película se desbarranca a partir de una situación con la madre de Lisa y ni hablar de las posteriores que le siguen a eso. Pero más allá de la endeblez de su guión, hay claras limitaciones de dirección y puesta en escena que redundan en una película chata, gris, poco agraciada visualmente. No es un problema de actuación –al menos no de los protagonistas, que hacen lo mejor que pueden– sino uno de tono, de organización narrativa, de credibilidad del relato. Tras un comienzo aceptable, la película –como los protagonistas– pierde el rumbo y no lo recupera jamás.