
Cartagena 2016: «DÃas extraños» y las óperas primas latinoamericanas, juveniles, radicales, universitarias y en blanco y negro
Empezando ahora y durante los próximos dÃas publicaré algunos de los mejores y más interesantes trabajos producidos en el marco del Taller de CrÃtica que di en el Festival de Cartagena. Este es el primero y corresponde a Andrés Isaza (@Personero, en Twitter). Es un análisis de DIAS EXTRAÑOS en relación a otras pelÃculas del […]
Empezando ahora y durante los próximos dÃas publicaré algunos de los mejores y más interesantes trabajos producidos en el marco del Taller de CrÃtica que di en el Festival de Cartagena. Este es el primero y corresponde a Andrés Isaza (@Personero, en Twitter). Es un análisis de DIAS EXTRAÑOS en relación a otras pelÃculas del curioso género que Andrés dio por llamar » óperas primas latinoamericanas, juveniles, radicales, universitarias y en blanco y negro». Ahà vamos.
Ante el estreno de DIAS EXTRAÑOS (2015), de Juan Sebastián Quebrada, en el BAFICI y su paso por algunos festivales reconocidos del continente, la crÃtica ha reaccionado con cierta emoción tildándola como una pelÃcula tan juvenil y radical que puede resultar un OVNI en la programación de cualquier festival. El propio exdirector del BAFICI, Sergio Wolf, tuiteó con bastante osadÃa: ‘‘La mejor pelÃcula colombiana en décadas compite en BAFICI y es DÃas extraños. ¿QuerÃan Nouvelle Vague? Ahà tienen, y de la buena.’’ Pero a pesar de su radicalidad y sin querer desconocer sus virtudes, la pelÃcula de Quebrada parece inscribirse y consolidar lo que se ha vuelto una tendencia latinoamericana de óperas primas juveniles, radicales, universitarias y, por si fuera poco, en blanco y negro.
La cámara al comienzo de la pelÃcula, en un movimiento de dolly, acompaña el paso de una pareja de jóvenes colombianos por una calle cualquiera de Buenos Aires como si se tratara de los personajes perdidos en el extranjero de MYSTERY TRAIN de Jim Jarmush. La pelÃcula divaga en su relación amorosa, sus rupturas iracundas y violentas y sus reconciliaciones en el sexo por arrechera.
Su conducta es una expresión exagerada de la rebeldÃa juvenil: deciden de pura gana orinar en la puerta de un apartamento o drogar y violar a una joven. Pero Quebrada decide no enjuiciarlos con consecuencias dramatúrgicas y, en cambio, celebrar sus acciones como hazañas heroicas de la rebeldÃa juvenil. Quizás pueda sonar como el sermón de un capellán de pueblo, pero la pelÃcula nos invita a participar de su extraño universo de morales subjetivas de los personajes. Otra pelÃcula colombiana, también ópera prima, juvenil, radical, universitaria y en blanco y negro, LOS NADIE (2016), de Juan Sebastián Mesa, tambien decide premiar la juvenil rebeldÃa de sus personajes. En ella, un grupo de jóvenes que planea un viaje hacia el sur del continente, se ve enfrentado a los parámetros sociales establecidos. Tatuarse, fumar marihuana, viajar como mochileros, ir a toques de punk y ejecutar en un semáforo las llamadas artes callejeras, se ven contrapuestos a los valores tradicionalistas de sus familias: educación, trabajo y religión. Ambas pelÃculas no solo encuentran conexión en los actos rebeldes de sus personajes, sino en su celebración de la juventud como manifestación en contra de la narrativa hegemónica.
Pero la rebeldÃa de DIAS EXTRAÑOS no se limita a la de sus personajes sino también a su radicalidad estética y estructural. En la pelÃcula de Quebrada hay una evidente intención paramétrica por la abundancia de dollys, las escenas establecidas por el placer estético o poético, y, claro, el blanco y negro. Razón por la que Sergio Wolf no temió en compararlo con los directores de la Nouvelle Vague. ValdrÃa entonces mencionar otra ópera prima latinoamericana, juvenil, universitaria, en blanco y negro e incluso más radical, como lo es GÜEROS (2014) del mexicano Alfonso Ruizpalacios. En ella, dos jóvenes universitarios reciben al hermanito rebelde de uno de ellos y emprenden un viaje para encontrar al desconocido cantante de rock Epigmenio Cruz.
Ruizpalacios toma arriesgadas decisiones estéticas que podrÃan recordar la obra de Leos Carax, como hacer un dolly-in al rostro del personaje mientras sobre-expone el plano para transmitir al espectador la sensación de deleite del personaje o generar un distanciamiento preguntando a uno de los actores en plena improvisación qué piensa sobre el guion de la pelÃcula. La necesidad de radicalismo no solo puede presentarse en el resultado formal sino también en la narratividad o la representación. Aparece como un generalizado sentimiento de oposición ante las propias narrativas nacionales o hegemónicas. A manera de tautologÃa: el radicalismo se evidencia en la oposición a todas aquellas narrativas que no son radicales.
El elemento universitario es quizás el más difuso y controvertible, pero igualmente imposible de ignorar. DIAS EXTRAÑOS cuenta con el apoyo de la Universidad del Cine y LOS NADIE con el de la Universidad de Antioquia aunque sus directores fuesen recientes egresados. En el caso de Quebrada, la pelÃcula se habÃa gestado en el aula de clase y el equipo de producción se habÃa conocido allÃ. GÜEROS, pese a que el director ya llevaba años graduado, transcurre en el marco de una huelga universitaria de su alma mater, la UNAM. Y aunque lo universitario vale la pena destacarlo, es quizás lo más obviable dentro de la tendencia, no solo por la subjetividad en su definición, sino también porque puede volverse una caracterÃstica que restrinja más de lo que aporta.
En estos ejemplos, el blanco y negro es un claro elemento en su conjunción estética. Pero es posible –y acá caigo en suposiciones–, que sea una razón de peso para su uso las facilidades técnicas y de producción que esto supone. En una declaración, Quebrada expresa que toma el blanco y negro, en parte, para evitar caer en un look telenovelesco que el color hubiera podido haber dado a su pelÃcula. Pero más allá de ser una simple estética de la producción de pelÃculas de bajo presupuesto, el blanco y negro se convierte en parte de su discurso radicalista, y su aprehensión, en vez de mostrar sus limitaciones, comprueba la versatilidad y capacidad de creación conceptual y estética de los directores.
DIAS EXTRAÑOS, LOS NADIE y GÜEROS son algunos de los ejemplos más recientes de esta tendencia, pero se podrÃa recurrir a otras como la argentina EL HOMBRE ROBADO (2007), de MatÃas Piñeiro; la chilena LA VIDA ME MATA (2007), de Sebastián Silva; la mexicana TEMPORADA DE PATOS (2004), de Fernando Eimbcke y la uruguaya 25 WATTS (2001), de Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll. Todas, a mayor o menor extensión, son latinoamericanas, óperas primas, juveniles, radicales, quizás universitarias; pero eso sÃ, en blanco y negro. Es imposible hablar de una tendencia constante y generalizada en stricto sensu. Las maneras de lo juvenil, lo radical o lo universitario varÃan impredeciblemente de una a otra. Habrá algunas pelÃculas rondando las órbitas de esta tendencia como la ópera prima latinoamericana, universitaria y en blanco y negro, pero no tan juvenil ni radical, LA SOMBRA DEL CAMINANTE (2004), de Ciro Guerra.
Pese a todo, DIAS EXTRAÑOS no es una simple unión de las convenciones de un ‘‘género’’. Sigue siendo un OVNI que pone a temblar los cimientos del cine colombiano, preguntándole demandantemente por sus temas, sus formas y, quizás sin quererlo, por la industria misma.
Andrés Isaza