Cannes 2016: «Loving», de Jeff Nichols
En los papeles, a partir de la historia real en la que se basa, uno podía esperar poco y nada de LOVING, la nueva película de Jeff Nichols. Pero acaso una de las tareas que prueban lo bueno que puede ser un cineasta es cuando se propone (o le proponen, o se le ocurre la […]
En los papeles, a partir de la historia real en la que se basa, uno podía esperar poco y nada de LOVING, la nueva película de Jeff Nichols. Pero acaso una de las tareas que prueban lo bueno que puede ser un cineasta es cuando se propone (o le proponen, o se le ocurre la rara idea) filmar una de esas historias previsibles y sacarle cine donde no es fácil encontrarlo. LOVING se basa en un caso real que da para película de televisión o previsible melodrama que apunta al Oscar: es el caso de un matrimonio interracial en Virginia que fue legalmente prohibido en ese estado en los años ’50 y las consecuencias de esa decisión en la pareja en cuestión. Años después esta relación prohibida se transformaría en un célebre caso legal, por lo que si no quieren saber más de la resolución dramática sería conveniente que no googleen el asunto ni lo chequeen en Wikipedia.
El tema es tan políticamente correcto y se presta tanto a la manipulación emocional que uno ya imagina la película antes de empezar. Pero Nichols elude la mayoría de las trampas que se le presentan, si bien al esquivarlas termina cayendo en otras. Su película es casi una oda pastoral a una vida simple en el campo, una en la que las razas no importan y en la que el suelo norteamericano –mirado como lo miraría John Ford– ofrece recompensas que la gente no sabe aprovechar. Ese idílico y lírico paraíso en el que viven los Loving (tal es el apellido, particularmente metafórico) se quiebra cuando alguien denuncia a la pareja de hombre blanco (un rubio casi albino Joel Edgerton) y una chica negra (Ruth Negga) en Virginia, 1958. Eso deriva en jueces, abogados y la prohibición de la pareja de volver, por 25 años, al estado, ya que el matrimonio interracial era ilegal.
La película se divide en tres partes. La primera cuenta el romance y la idílica relación de ambos que concluye en casamiento y embarazo. El «exilio» en Washington es la segunda parte y para el final queda el intento legal de revertir la situación. La línea narrativa no se sale de lo convencional para este tipo de relatos, pero Nichols evita todo tipo de situación en exceso melodramática u «oscarizable» prefiriendo contar la historia en un tono bajo, pasando de un hecho a otro sin exagerar en la gravedad de la situación. Esa decisión, que vuelve a la película más humana y realista, menos manipuladora, también la llevan a ser un tanto mecánica, en un sentido de «pasó esto, luego esto otro y luego siguió así»…
Pero a ese tono discreto, poético y alejado de casi todo golpe de efecto, Nichols le agrega las dos nobles actuaciones de sus protagonistas y algunas decisiones narrativas que alejan a la película por completo del subgénero «dura historia real» sobre el racismo en Estados Unidos en los ’50 y ’60. Esas decisiones, por sí solas, no convierten a LOVING en una obra maestra pero sí dejan en claro que el realizador de TAKE SHELTER y la reciente MIDNIGHT SPECIAL tiene muy en claro cómo manejar los recursos como para emocionar sin manipular y para encontrar nuevas maneras de contar viejas –aunque, en cierto modo, muy actuales– historias.