Estrenos: «Francofonía», de Aleksandr Sokurov
En una zona gris entre el filme de ensayo, el documental y una película narrativa (un drama) sobre la historia del Louvre, en especial durante la Segunda Guerra Mundial, FRANCOFONIA es el intento del cineasta ruso Aleksandr Sokurov de aproximarse a uno de esos míticos museos europeos como lo hizo con el Hermitage de San […]
En una zona gris entre el filme de ensayo, el documental y una película narrativa (un drama) sobre la historia del Louvre, en especial durante la Segunda Guerra Mundial, FRANCOFONIA es el intento del cineasta ruso Aleksandr Sokurov de aproximarse a uno de esos míticos museos europeos como lo hizo con el Hermitage de San Petersburgo en EL ARCA RUSA, pero también es una suerte de reflexión sobre la relación entre el arte y los conflictos bélicos, esos que son parte central de películas suyas históricas como MOLOCH o EL SOL.
Comisionado por el propio Museo del Louvre, el filme combina varios recursos para contar su historia: dramatizaciones, narración histórica y una suerte de detrás de escena de lo que parece ser la propia producción de la película. A través de ellas el cineasta ruso arma una suerte de rompecabezas histórico, político, arquitectónico y artístico que pone en el centro la relación entre las obras de arte y las luchas por el poder a lo largo de la historia.
Uno de los ejes centrales –el dramatizado, con actores– es la relación entre el oficial nazi encargado del Louvre durante la ocupación a Francia durante la guerra y el entonces director del museo. A partir de esta compleja relación –en la que, además, figura de manera un tanto subrayada una mujer que representa a Marianne, símbolo de ese país, que circula repitiendo «libertad, igualdad y fraternidad», además de Napoleon Bonaparte–, Sokurov va ampliando su mirada para contar la historia del museo y su lugar como conservador de las grandes obras de arte puestas en riesgo a lo largo de la historia y, especialmente, durante la ocupación nazi.
La omnipresente voz del realizador apoya las imágenes del filme, en las que vemos la construcción del imponente edificio, algunas de sus obras de arte, rostros de figuras clave (siendo ruso es inevitable que nos lleve a Tolstoi, Chejov y de regreso al Hermitage, al que los nazis no trataron tan bien como al Louvre). El Conde Metternich, el alemán a cargo del museo, es una figura culta que trata de preservar lo que hay allí si bien Jacques Jaujard, el director del museo, se ha ocupado de trasladar las piezas principales a otro lugar para preservarlas. La relación entre ellos es menos la de enemigos que la de dos personas amantes del arte a quienes las circunstancias han puesto en lugares opuestos.
Para armar este rompecabezas, además de material de archivo fílmico y fotográfico, Sokurov reconstruye la Paris de los años ’40 desaturando los colores pero, por momentos, dejando ver «la trampa» y evidenciando el tiempo presente de la filmación (se ve la claqueta, la marca de la banda sonora), como enmarcando sus reconstrucciones en un juego de cajas chinas. Lo mismo pasa en esos supuestos segmentos de detrás de escena en los que Sokurov se comunica con el capitán de un barco que transporta obras de arte en medio de una tormenta y la comunicación via Skype se corta todo el tiempo. Ese barco con grandes pinturas en peligro de naufragio es, acaso, la metáfora más evidente de lo que el director de FAUSTO quiere decir en FRANCOFONIA: la lucha del arte por sobrevivir a toda costa a los vaivenes políticos y bélicos de Europa, y al tumultuoso océano de la historia.
¿Cuando aprendera a no destripar las peliculas? Esto no deberia ser su plataforma de lucimiento personal…
No te entiendo: te referis a mi o a Sokurov?
No veo el desripamiento aquí. Salvo algún detalle, me gustó mucho la película.
O te referis a otra cosa?
slds
d
La película es brillante, pero si no sabés francés Y ruso, perdiste. Los subtítulos de la versión que se proyecta en Argentina son tan malos que directamente en algunas funciones la gente se levanta de la sala y pide devolución de la entrada. A veces duran milisegundos (imposible de leer) y a veces durante varios parlamentos seguidos los subtítulos ni aparecen. Y no es que «si cada tanto no aparecen los subtítulos, no afecta a la totalidad de la experiencia, porque lo que importa es lo sensorial en este film». Acá las palabras importan, y realmente te perdés de mucho. Parece como si nadie de la distribuidora hubiese hecho ni siquiera UNA revisión antes de mandar las copias al cine.
Llamativo lo que contás. No lo sabía.
Yo la vi en un festival así que no puedo opinar, pero sería una lástima si se está exhibiendo así.
Slds
d
¡A Ud!¿A quién otro más? Nadie le ha pedido que CUENTE TODA LA PELÍCULA.
No es una película narrativa de ficción convencional, no hay «trama» que arruinar.
Es un filme ensayo, un documental con momentos ficcionalizados.
No entiendo muy bien tu queja.
De todos modos, todo bien, si te molestó algo de lo que escribí lo siento, no era mi intención.
Slds
d
Sea cine experimental o con la narrativa más convencional a la que estamos acostumbrando, se agradece descubrirlo todo por nosotros mismos. No convierta su oficio en esa cansina y desvaída muestra de egocentrismo envuelta en palabrarería.
Limítese solo a criticar la cinta, según su parecer.
Ok, gracias por decirme cómo tengo que hacer mi trabajo.
Saludos
d
Espero se recupere de tanta estulticia.
No es por nada, pero si le molesta la forma en que Lerer hace su trabajo, sólo con no leerlo soluciona el problema.
Saludos