Ciclos: 3º Semana de Cine Italiano (Críticas y recomendaciones)
Hoy comienza una nueva edición del ciclo de cine italiano que se realiza anualmente en Buenos Aires. Se extenderá hasta el miércoles 8 en el Cinemark Palermo y contará con una importante cantidad de títulos de los últimos años, además de varios invitados especiales, como el realizador Roberto Ando –cuya película LAS CONFESIONES abre el […]
Hoy comienza una nueva edición del ciclo de cine italiano que se realiza anualmente en Buenos Aires. Se extenderá hasta el miércoles 8 en el Cinemark Palermo y contará con una importante cantidad de títulos de los últimos años, además de varios invitados especiales, como el realizador Roberto Ando –cuya película LAS CONFESIONES abre el ciclo–, su colega Antonio Capuano (BAGNOLI JUNGLE) y el reconocido actor Stefano Accorsi, protagonista de otros dos filmes en la muestra: VELOZ COMO EL VIENTO y VIAJO SOLA. La información sobre el ciclo completo –horarios, películas y precios– pueden encontrarla aquí y en la página de Facebook de la Semana.
Lo que sigue aquí son recomendaciones y críticas. Las primeras son películas que no he visto pero que mis colegas y amigos críticos italianos me han recomendado. Las segundas, obviamente, las he visto. En lo que respecta a las recomendaciones la gran sorpresa aparenta ser LO CHIAMAVANO JEEG ROBOT, de Gabriele Mainetti, una película con apuntes de ciencia ficción ganadora de siete premios David de Donatello, incluyendo el de mejor filme. Otro título «recomendado» es la opera prima de Capuano, que se presentó en la Semana de la Crítica Venecia de 2015. Y como tercero habría que agregar a ARIANNA, de de Carlo Lavagna, presentado en la seccion Giornate Degli Autori de Venecia.
Aquí las críticas de otras cuatro películas valiosas del ciclo.
SANGRE DE MI SANGRE, de Marco Bellocchio
La anteúltima película del veterano realizador italiano se cuenta entre lo mejor de su larga filmografía que arrancó allá por 1965 con la también extraordinaria I PUGNI IN TASCA. Es una película narrativamente dividida en dos partes. La primera transcurre en un convento de la Emilia-Romagna en el siglo XVII y se centra en una monja que debe aceptar haber sido poseída por el Diablo tras el suicidio de un cura con el que tenía un romance. Para probarlo la someten a una serie de extrañas y tremendas pruebas, ninguna de las cuales parece dar resultado. Y ella se niega a «confesar» pese a que con ello permitiría un digno entierro del cura.
Tras resolverse (a medias) esa situación, la película bruscamente salta al tiempo presente, en el mismo lugar y convento, hoy venido a menos. Un supuesto millonario ruso quiere comprarlo para hacer un emprendimiento pero allí vive un conde que nunca sale de ahí y de quien se rumorea que tiene «hábitos vampíricos». El hombre no quiere saber nada con dejar el muy arruinado lugar, horrorizado además con los hábitos y costumbres que se fueron generando en la ciudad que lo circunda, que no es otra que Bobbio, la cuna del realizador. Reliquia del pasado, como el propio edificio, se niega a «globalizarse».
Más allá de que las conexiones entre ambas partes sean más temáticas que narrativas (la primera es superior, dramáticamente más intensa y dolorosa), es evidente que Bellocchio ofrece aquí una suerte de crítica a los modos en los que funciona la sociedad en su país, sea por culpa de las prácticas aberrantes de la Iglesia Católica de entonces o del capitalismo rampante actual. Trágica por momento, cómica por otros, siempre ácida y visualmente sugestiva en cada plano, SANGRE DE MI SANGRE es una de las obras cumbres de un realizador que ya tiene varias en su haber.
IL SOLENGO, de Alessio Rigo de Righi y Matteo Zoppis
El primer mediometraje de esta dupla de realizadores italianos “exiliados” lo programé en el Festival de Roma cuando trabajaba alllí. BELVA NERA –así se llama– fue una de las sensaciones de ese festival, con sus leyendas acerca de la vida en una zona campestre pero no tan lejana a la capital (el área de Pratolungo) contadas por un grupo de veteranos y ancianos del lugar. En ese caso, los “muchachos” hablaban de una misteriosa pantera negra que todos decían que circuló por allí pero nadie parece confirmar del todo su existencia.
En este largo, un similar grupo de veteranos inolvidables, extravagantes y entrañables recuentan la igual o aún más misteriosa vida de un hombre, Mario di Marcella, una leyenda del pueblo, que aparentemente tuvo una vida familiar, por así decirlo, truculenta. Lo cierto es que este hombre está desaparecido del mapa (nadie lo ve nunca, quizás es un ermitaño, de ahí el título del filme que es una referencia también a un tipo de animal) y lo que escuchamos son las historias que se cuentan de su vida y su personalidad agresiva, cruel, misantrópica, pero supuestamente justificada por sus difíciles experiencias de vida.
Este grupo de amigos se reúne para hablar de uno de los habitantes que no está, pero al hacerlo también revela una forma de vida que sigue existiendo, y de manera muy presente, en la Italia profunda, la que no sale en los programas de televisión de la RAI ni en las películas más comerciales que llegan de ese país. Más allá de los personajes o misterios que rodean sus películas lo que los romanos Rigo de Righi (que vive aquí en Buenos Aires) y Zoppis (habitante de Berlín) retratan, finalmente, es un estilo de vida que parece quedado en el tiempo y que se basa en códigos –historias, anécdotas, mitos, leyendas, acompañadas por vasos de buen vino– que quedaron fuera de las redes sociales y la comunicación virtual. Un tiempo que es actual pero que por momentos parece medieval…
NON ESSERE CATTIVO, de Claudio Caligari
El muy poco prolífico Caligari tuvo un descubrimiento internacional curioso y tardío. NO SEAS MALVADO –como se conoce la película aquí– fue apenas su tercera película de en más de tres décadas (su título más conocido fue el primero, AMOR TOXICO, de 1983, un clásico de culto) y murió antes de estrenarla, a los 67 años. La película fue un éxito en Venecia y terminó representando a Italia en los premios Oscar.
Con un similar tono que podría considerarse como una mezcla entre los universos de Scorsese y Pasolini, aunque con menos vuelo que cualquiera de ellos, la película póstuma de Caligari es una especie de CALLES SALVAJES en Ostia, contando la historia de dos amigos de toda la vida que viven de pequeños hurtos, entre alcohol y drogas en 1995. Uno de ellos (idéntico en su look a Robert De Niro en aquel filme) lo hace en principo para ayudar a su familia en problemas, pero luego no puede controlarse y pierde el rumbo. El otro, en cambio, tras una crisis, trata de abandonar ese submundo, se pone a trabajar de albañil y se casa. Pero la relación entre ellos es tan fuerte que se irán tironeando a lo largo de la historia hacia uno u otro lado, con resultados previsiblemente trágicos.
La película funciona con un ritmo de thriller aunque no lo sea del todo (es más un drama con momentos policiales), principalmente por la intensidad que le imponen los actores. Y si bien las situaciones no se alejan de las clásicas de este tipo de relatos scorseseanos en los que se muestra el choque entre las vidas rutinarias aunque sanas de los hombres que trabajan y las peligrosas pero inquietantes y alocadas de los que se deciden a vivir fuera de la ley, Caligari consigue imprimirle potencia a su relato, en especial gracias a la fuerte y creíble amistad de sus protagonistas, cuya relación parece trascender la pantalla.
VELOCE COME IL VENTO, de Matteo Rovere
Libremente inspirada en la historia real del piloto Carlo Capone, esta película de Rovere aprovecha las nuevas tecnologías y pequeñas cámaras de alta fidelidad para captar la intensidad y velocidad de las carreras de la categoría GT (Gran Turismo) italiana de manera similar a la que lo hacía Ron Howard en RUSH. Aquí la trama está relacionada con Giulia, una joven y promisoria conductora cuyo padre, entrenador y dueño de una pequeña escudería, muere dejándola sola y con un hermano de edad escolar. Pero en el velorio aparece tras diez años de ausencia su hermano mayor, Loris, un ex piloto que tras un grave accidente se retiró, abandonó todo y hoy es un «tossico»: un adicto a las drogas.
Las circunstancias obligarán a los hermanos a juntarse por la fuerza –Loris y su novia necesitan dinero y Giulia necesita un «adulto» legal en la casa por su hermanito– pero los compromisos económicos los llevarán a tener que superar diferencias y unirse con el plan de ganar el campeonato. O, de no poder hacerlo, existe un peligroso Plan B que conviene no adelantar. Pese a su caótica personalidad, Loris aportará sus conocimientos y memoria de corredor a su hermana, quien necesita de ese toque de «locura» para convertirse en una triunfadora. Pero las cosas no serán fáciles.
Un drama con constantes excusas para poner en marcha los motores y hacer andar a todo tipo de autos y motos a alta velocidad por las pistas o las calles, VELOCE… es una película que disfrutarán especialmente los «tuercas» debido a la cantidad de detalles específicos sobre la difícil tarea de conducir un auto a altísimas velocidades, tarea que toma características entre ajedrecísticas (por la anticipación que requiere) y místicas, ya que los pilotos parecen llegar por momentos a un estado de éxtasis y comunión con sus vehículos. Algo que la película logra convencernos que es posible.