Estrenos: «Rams: la historia de dos hermanos y ocho ovejas», de Grímur Hákonarson
Tras haber ganado el premio a la mejor película de Un Certain Regard (en Cannes 2015) seguramente ahora muchos mirarán a esta película islandesa con cierta sospecha: ¿es tan buena? ¿merecía ganar? Tratemos de olvidarnos por un momento de la comparación con otras películas evidentemente mejores que había en la sección para concentrarnos en RAMS, […]
Tras haber ganado el premio a la mejor película de Un Certain Regard (en Cannes 2015) seguramente ahora muchos mirarán a esta película islandesa con cierta sospecha: ¿es tan buena? ¿merecía ganar? Tratemos de olvidarnos por un momento de la comparación con otras películas evidentemente mejores que había en la sección para concentrarnos en RAMS, una digna, simpática y finalmente emotiva historia de dos hermanos viejos que no se hablan hace 40 años aunque viven en campos contiguos en un pueblo perdido y helado en el medio de Islandia.
Ambos se dedican a las ovejas de pedigree, compitiendo en torneos para ver cuál es el que tiene la mejor oveja de la región. Kiddi, el mayor de los dos, alcohólico y fastidioso, gana ese torneo para el enojo de Gummi, el menor, un tanto más sociable. Pero esa batalla entre hermanos tiene aristas más complicadas ya que el tal Gummi, pese a su apariencia un tanto más bonachona, es el que por momentos vive con más competitividad y recelo la situación entre ambos, al punto de terminar denunciando a su hermano porque encuentra que la oveja ganadora tiene un virus contagioso que podría obligar a tener que matar a todas las ovejas de la zona.
Lo que hasta ese entonces parecía casi una comedia pueblerina de esas que solemos ver en mucho cine europeo –me imagino algo parecido en Irlanda, digamos, con hermanos borrachos y dedicados a la ganadería– empieza a complicarse un tanto más, ya que la situación económica de ambos se volvería inestable sin las ovejas. Pero tan fuerte es la pelea entre ambos que no hay forma de encontrar una manera de que trabajen juntos.
En escenarios desolados y campestres de Islandia, la película tiene un look poderoso que se va volviendo cada vez más sombrío por los comportamientos de los personajes y por la llegada del pesado y difícil invierno. El tono se vuelve más severo, a la par del consumo alcohólico de Kiddi y de los problemas que empiezan a tener con la ley cuando, cada uno a su manera, tratan de “trampear” el sistema respecto a lo que hay que hacer con las ovejas. La última parte es la mejor del filme: tensa y emotiva, le da a RAMS una fuerza y poder emocional que hasta ese momento no tenía.
Es una digna aunque un tanto convencional película que acaso no soporte el intenso escrutinio de los que la analizarán pensando en cómo le ganó a otras mucho mejores en esa competencia. Pero eso es un asunto externo al filme. Tomando solo lo que se ve en la pantalla, RAMS es un filme más que respetable y valioso.
(Crítica publicada durante el Festival de Cannes 2015)
Esta vez no puedo acordar del todo con tu crítica. Creo que hay un exceso de descripción de la historia y poco o nada de análisis formal. A mi el filme me pareció bueno, pero por razones distintas a las tuyas.
El mérito del filme, pasa por la capacidad del director, para retratar esos inmensos e inhóspitos espacios del interior de Islandia, donde todavía subsiste una generación de criadores de ovejas que tratan de llevar adelante sus explotaciones, a pesar del rigor del clima y de las malas condiciones económicas para su actividad.
La forma en que el clima condiciona y define la vida de estas personas, está muy bien retratado en la película del director Grímur Hákonarson. Con inviernos donde la temperatura llega a 30º bajo cero, y con nevadas y vientos helados frecuentes, no es el lugar que la mayoría de nosotros elegiría para vivir.
Recurriendo a numerosos planos generales, con la duración apropiada, el director lograr mostrar de manera conmovedora, la inmensidad del entorno, que sobrecoge al espectador, y hace más valorable la proeza cotidiana de estos hombres ermitaños.
La soledad que impone el duro clima, no parece una causa de padecimiento para estos criadores. La comunión con los animales, en primer lugar con sus ovejas, y también con el perro que oficia de mensajero entre los dos hermanos, permite a los personajes exteriorizar sus necesidades afectivas más profundas, evitando caer en alguna forma de depresión.
En una de las mejores tomas del filme, la cena solitaria de la Nochebuena, con un hombre, Gummi, regalándose algo a sí mismo, no se retrata de una manera patética, sino como testimonio de un estilo de vida aceptado y asumido sin demasiados sufrimientos.
Rams es un filme que, a la vez que homenajea a hombres laboriosos, retrata como solo el buen cine puede hacerlo, un paisaje apabullante y a los seres humanos tratando de sobrevivir en ese espacio hostil. Con eso solo, ya cumplió el director con una tarea más que loable.
Agradezco tu crítica.
De todos modos te pido que tengas en cuenta que la mía fue escrita en medio de Cannes, viendo a razón de 5 películas por día y escribiendo a altas horas de la madrugada y durmiendo 3/4 horas por día. Ya sé que no es excusa, pero en esas circunstancias es complicado hacer un análisis tan profundo y específico como seguramente muchos filmes se merecen.
Slds
d
Se entiende
Se agardece que este estreno llegue en la misma estación del año en que transcurre parte del filme.
Ahora que parece imponerse la moda del cine 4D, donde no solo veremos en tres dimensiones, sino que las butacas tendrán movimiento y se agregarán otros efectos realistas, creo que es posible adelantarse a todo esto, a un costo mucho más bajo, mirando una película como Rams, en invierno, y sin mucha calefacción en la sala. Es que creo que no hay nada como el frío que padezca el espectador, para fijar la empatía del que mira, con los personajes que viven en un clima de bajas temperaturas. Mis mayores recuerdos cinematográficos del pasado, son de películas ambientadas en invierno, vistas en la misma estación del año, en salas escasamente calefaccionadas.