Festival de Jerusalem: cine israelí (Parte 2)

Festival de Jerusalem: cine israelí (Parte 2)

por - Críticas, Festivales
22 Jul, 2016 11:57 | Sin comentarios

Sigo con las críticas y reseñas de las películas israelíes que vi entre las que se presentaron en el Festival de Cine de Jerusalem, divididas en varias secciones y géneros. Aquí va el repaso de un grupo de ficciones y documentales, tal vez el formato que más está creciendo allí en estos momentos. Como comentario […]

logo-jerusalemSigo con las críticas y reseñas de las películas israelíes que vi entre las que se presentaron en el Festival de Cine de Jerusalem, divididas en varias secciones y géneros. Aquí va el repaso de un grupo de ficciones y documentales, tal vez el formato que más está creciendo allí en estos momentos. Como comentario «de color» respecto al festival, cabe destacar la gran cantidad de público que va a las funciones. Por lo menos las tres salas de la Cinemateca –hay otras dos salas más, pero a esas no fui– estaban casi siempre llenas, muchas veces con localidades agotadas para películas que no en todos los casos entran dentro del terreno más «mainstream» del cine de festivales. Un público fiel, sólido y, por lo que cuentan quienes conocen de cerca el festival, en constante crecimiento. Tal vez el único tema a estudiar o corregir es que gran parte de la audiencia es bastante adulta (digamos, de 45-50 años para arriba) y si bien ése no es un problema en sí también sería ideal para el sostenimiento del festival a futuro es que creciera el público joven que concurre a ver las películas.

Las críticas, entonces.

 

BEYOND THE MOUNTAINS AND HILLS, de Eran Kolirin

beyond-the-mountains-and-hills-3Vista también en Cannes –se presentó en Un Certain Regard– se trata de una película complicada y problemática cuyos niveles de lectura son muy distintos para el público local (israelí) y el internacional. El primero la considera crítica de la política israelí respecto a los palestinos mientras que para el público internacional la impresión puede ser muy distinta. La película arranca muy bien, tanto desde lo temático como desde lo formal, con unos intrigantes planos que van describiendo la situación de la familia protagónica: el padre es un militar que se acaba de retirar y al que le cuesta reincorporarse al circuito laboral, la hija empieza a mantener una relación con un joven árabe y la madre, en tanto, no tiene mejor idea que tener un affaire con uno de sus alumnos.

La situación se va complicando, las historias empiezan a entrecruzarse y, cada vez más, la película se vuelve manipuladora e ideológicamente complicada, por no decir turbia. Los agentes de seguridad desconfían de las «amistades» de la niña por lo que le piden a su padre que colabore con ellos en averiguar en qué anda su hija con resultados perturbadores. Y, por el lado de la madre, redes sociales mediante, la cosa no va mucho mejor, generando también ahí tensión y violencia, en la que participa también el hijo varón. A la vez, claro, todo «negado» por la familia que trata de mantener las apariencias de una vida normal.

Lo más interesante del filme (los desafíos formales del inicio y la línea narrativa del padre sin trabajo) se van perdiendo en pos de un relato que intenta cubrir demasiados frentes y puntos de vista pero no logra convencer en casi ninguno. Su intento por ser crítico y a la vez comprensivo, el querer «entender» un poco a todas las partes del conflicto, termina por ser confuso y un tanto banal, revelando en cierto sentido lo complejo que es comprender de forma íntegra la vida (y la política) cotidiana en Israel.

 


 

PEPE’S LAST BATLLE, de Michael Alalu

pepe last batlleTal vez no se trate de un muy buen documental si nos ponemos estrictos en cuanto a muchos de sus detalles (estructura, forma, narración, etc) pero tiene un gran personaje central y eso lo vuelve, al menos, un filme entrañable y simpático que, a la vez, habla de un asunto familiar y pone en evidencia la complicada vida política israelí. Pepe Alalu nació en Perú y se fue a Israel en 1968, un sionista de izquierda que en aquellas épocas llevaron sus militancias locales hacia Oriente medio. Pero el país fue cambiando y Pepe, no. Dedicado a la política, es miembro del parlamento local de Jerusalem (una especie de concejal) por un pequeño partido que jamás recibe atención en el recinto. Pepe puede hacer pedidos, quejas o reclamos pero las posibilidades de que sus propuestas sean atendidas son nulas.

Perdido por perdido, Pepe decide postularse como intendente de Jerusalem y el filme –dirigido por su hijo– sigue su campaña, de ínfimas posibilidades tanto frente a la derecha religiosa como ante una opción más de centro. La simpatía del quijotesco personaje, acompañado muchas veces solo por su hijo y esposa en la campaña, es por un lado enternecedora y, por otro, demoledora, ya que queda claro que casi nadie en la sociedad israelí presta atención a políticos de este tipo. La izquierda, allí, ha quedado como un lugar en extremo marginal.

Pero Pepe lo intenta con su look hippie de siempre (pelo largo atado con colita a los 70 años) y luchando por causas que considera nobles y justas. La película es un tanto hogareña, casual y desorganizada pero en algunas escenas logra sacar jugo de ese minimalismo casero, como en una específica en la que lo político, lo familiar y lo cinematográfico se mezclan de una manera muy graciosa.

 


 

OUR FATHER, de Meni Yaesh

our fatherMezclando un thriller gangsteril con un drama familiar, la segunda película de Yaesh (la primera, GOD’S NEIHBORS, estuvo en la Semana de la Crítica de Cannes en 2012) es una rareza dentro del cine israelí ya que apuesta por el género puro y duro. De todos modos, la subtrama melodramática familiar –por un lado– y el formato casi de videogame de las escenas de acción no cuajan demasiado bien entre sí, complicando innecesariamente lo que podría haber sido, de otro modo, un perturbador relato policial. Clásico y convencional, si se quiere, pero bien realizado.

Es la historia de Ovadia, un «patovica» de una disco, un tipo violento pero leal que liquida de manera brutal cualquier tipo de conflicto dentro y fuera del local y que es fiel amigo del dueño. A la vez, es un tipo bastante religioso que, con su mujer, buscan quedar embarazados sin conseguirlo por años y años. Los problemas comienzan cuando una suerte de grupo de mafiosos que funcionan dentro del boliche lo invitan a sumarse a ellos y, necesitado de dinero para hacer un tratamiento para el embarazo, acepta. Es claro que esa conexión lo llevará cada vez más a zonas peligrosas y moralmente más que reprochables, algo que el duro pero supuestamente justo y centrado protagonista vive conflictivamente. Hasta que, claro, todo explota…

Si la película se quedara en el brutal thriller de gangsters se podría decir que se trata de un relato efectivo y realista de un universo que usualmente no vemos de la sociedad israelí, en un estilo entre «scorseseano» y el de películas de Jacques Audiard como EL PROFETA. Pero Yaesh lleva la acción a un terreno hollywoodense/asiático (cámaras lentas, planos de balas que avanzan a cámara y así) y, por otro lado, empuja el melodrama familiar mucho más allá de la manipulación emocional creando resonancias incómodas (desde lo ético) y desagradables (desde lo estético). El talento de cineasta natural está ahí, solo falta pulir algunos «detallecitos»…