TV: «Fleabag» y «One Mississippi» (Temporada 1)

TV: «Fleabag» y «One Mississippi» (Temporada 1)

por - Críticas, Series
10 Oct, 2016 06:42 | comentarios

Dos nuevas series creadas y protagonizadas por mujeres –una británica y la otra, estadounidense– vuelven a probar que las comedias son lo más original de la televisión actual. Protagonizadas por Phoebe Waller-Bridge y Tig Notaro, se trata de dos títulos en los que el humor y el drama se mezclan de maneras impensadas.

7W3A4938.cr2La televisión parece estar, lamentablemente, repitiendo el mismo sistema que llevó al cine a ser lo que es hoy: una industria bifronte de productos gigantescos y archipromocionados enfrentados a otros mucho más pequeños, aplaudidos por la crítica y desconocidos por la mayor parte del público. Esto no era así hasta hace muy poco. Desde que esta nueva Edad de Oro empezó a tomar forma, unos quince años atrás, las series de televisión habían logrado ubicarse en esa zona media que el cine norteamericano prácticamente ignoraba, esa que se ubica entre el tanque taquillero y la película independiente o con pretensiones de prestigio. Llamémosla, a falta de un mejor término, «entretenimiento adulto», con THE SOPRANOS y BREAKING BAD, acaso, como los pilares más sólidos de esa renovación.

Sin embargo, el éxito del modelo terminó generando sus propios anticuerpos, las novedades se volvieron fórmulas, las marcas (secuelas, remakes, superhéroes sin talla para la pantalla grande, etc) coparon el mercado y la televisión está empezando a parecerse, fatalmente, al cine. Otra vez: los grandes tanques de taquilla y los productos independientes. Igual, idéntico. Salvo excepciones (THE AMERICANS, BETTER CALL SAUL y pocos casos más) ese «entretenimiento adulto» que podía ser inteligente y popular a la vez parece haber desaparecido en los dramas televisivos.

fleeabagComo en el cine, entonces, la televisión nos ofrece refugiarnos en la pequeña gema. Puede ser la serie importada, el creciente universo de miniseries (tal vez el futuro campeón del «entretenimiento adulto y masivo») y, sobre todo, la pequeña comedia dramática independiente. Son decenas ya las que, en los últimos años, parecen ofrecer luces de creatividad ahí donde loss productos dramáticos de una hora se volvieron una fórmula o se empezaron a repetir. Solo basta ver las nominaciones a los Emmy de los últimos dos, tres años para notar qué rubro es vibrante y cambiante y cuál está empezando a girar en círculos.

De esta enorme cantidad de breves comedias de media hora rescaté dos que acaban de concluir su primera temporada: FLEABAG y ONE MISSISSIPPI. Las dos se exhiben en Estados Unidos via Amazon y, si bien la primera es importada de Gran Bretaña y la segunda es sureña como su título, tienen muchas cosas en común: están protagonizadas por mujeres con problemas de relaciones sentimentales y familiares, que han perdido a sus madres y que tienen una relación complicada con sus padres, con una vida sexual activa y con asuntos traumaticos del pasado de difícil resolución. Sí, es cierto, también en algún lugar se está empezando a cocinar una fórmula para estas comedias, pero por ahora no llegó al nivel de generar agotamiento.

fleabag-posterFLEABAG tiene como creadora y protagonista a Phoebe Waller-Bridge en el rol de una mujer de unos 30 años que vive en Londres, tiene un café que no funciona muy bien y, más allá de un noviazgo más o menos estable que deja de serlo cada un par de días, vive relaciones casuales, una tras otra. La serie tiene un truco similar al de HOUSE OF CARDS: la chica –a la que nunca se nombra– habla a cámara, al espectador, en medio de la ficción. El recurso no solo no agota (son comentarios muy breves, a veces solo gestos) sino que, por el contrario, genera grandes escenas de humor y complicidad. A diferencia de la serie con Kevin Spacey, FLEABAG puede dar la sensación al principio que el recurso permite mostrar a la protagonista como alguien mucho más cool e inteligente que los demás –con esa mirada irónica y sobradora que le dedica a su hermana, cuñado, padre y madrastra– pero con el correr de los episodios prueba ser solo una falsa pantalla para tapar sus fragilidades.

El recurso permite también conocer sus pensamientos secretos, la manera de sexualizar casi todo lo que la rodea (se quiere levantar a cualquier tipo que se le cruza por su camino, se masturba mirando a Obama dar discursos, hace que su novio la deje y pronto lo está haciendo volver, y así) y sus opiniones sobre sus seres cercanos. Pese a su andar en apariencia alegre y despreocupado –su figura alta y delgada y su peinado retro le dan un look similar a las actrices de la comedia de Hollywood de los ’30 y ’40–, la chica tiene sus problemas: la muerte de su madre, la fría relación con su padre, el desprecio mutuo que se tienen con la nueva pareja de él (la brillante aunque aquí un tanto estereotipada Olivia Colman) y, especialmente, la muerte en un accidente de tránsito de su mejor amiga, quien aparece en muchos flashbacks.

fleabag2Si bien todo esto es un material más que dramático, recién sobre el final de la corta temporada de seis episodios de 20-25 minutos la fractura emocional aparece con toda su fuerza. Hasta ese momento, aún las situaciones más tensas, difíciles e incómodas son resueltas con ese humor inglés que no permite casi nunca que la gente llore o se abrace o se fracture emocionalmente en público. Cuando lo hace, de hecho, FLEABAG pierde un poco de originalidad, recayendo excesivamente en la parte traumática del asunto, algo que se viene repitiendo ya en demasiadas series, especialmente las protagonizadas por mujeres.

Más allá de esos pequeños excesos (golpes bajos que funcionan pero son golpes bajos al fin), la serie de Waller-Bridge es una joyita que logra combinar lo mejor de las comedias británicas que hemos visto en el cine hace ya unos años o en cierta literatura pop de ese país. FLEABAG posee además un enorme e inusual grado de atención para los detalles de la comedia física. A diferencia de la mayoría de las series de este subgénero, muchas escenas están armadas y tienen remates humorísticos puramente visuales que son imperdibles. Es ahí, en los detalles y en los comportamientos donde la serie marca aún más la diferencia.


onemississippi_tignotaroONE MISSISSIPPI
, por su parte, tiene tantos componentes dramáticos que llamarla comedia parece un disparate. Sí, Tig Notaro es una comediante y la serie que creó junto a Diablo Cody tiene momentos humorísticos, pero la densidad de la situación es tal que cuesta bastante reírse, al menos hasta que uno le toma el pulso al asunto. Tig –en la ficción y en la vida real– tuvo que someterse a una mastectomía a causa de un cáncer y es en plena recuperación que debe volver de Los Angeles a su pueblo natal en Mississippi debido a la muerte de su madre. Un doblete que no deja espacio para las risas.

La serie se centrará en la relación de Tig con su distante padrastro y su afectuoso pero frustrado hermano mientras van revisando las cosas de su madre en la casa. Y, con las cosas, surgen las historias y secretos del pasado, algunos de ellos curiosos, otros muy (demasiado) desagradables. Paralelamente Tig –que tiene un talk show radial en Los Angeles– ve cómo se complica su relación a larga distancia con su novia, una chica irritantemente californiana, a la vez que se va interesando por otras que viven allí: una conductora de televisión, una operadora de radio y así. A eso hay que sumarle la evolución de su propia enfermedad, en especial en lo que tiene que ver con reconocerse en su propio y cambiado cuerpo.

one-mississippi-w724Más cercana al prototipo Sundance que FLEABAG –pese a la similitud de muchos de sus temas–, ONE MISSISSIPPI es un viaje emocional y, a la vez, divertido por la vida de esta mujer transplantada (primero por la fuerza y luego ya no tanto) al típico pueblo chico con sus tradiciones casi arcaicas de las que ella siempre quiso escapar por más de un motivo. La inteligencia de Notaro está en nunca «sobrar» a los personajes o al mundo que la rodean. Tal vez sea un lesbiana hipster de Los Angeles volviendo a su chato y pacato pueblo natal pero pronto queda claro que, pese a todo, puede sentirse mucho mejor allí que en California, lugar al que sí le reserva un par de maldades.

También son seis episodios de 20-25 minutos, lo cual hace que el tiempo real de ambas series no sea muy diferente al de una película de mas de dos horas. Es una medida perfecta para consumirse en una dosis rápida y efectiva, sin necesidad de estirar demasiado el relato y focalizándose en los ejes más potentes que cada una tiene. En el caso de ONE MISSISSIPPI, la idea de poder recomenzar la vida de una manera diferente después de una serie de durísimos golpes personales, la de darse una nueva oportunidad en el peor de los momentos, cuando nada parece tener demasiado sentido.