TV: «Mr. Robot» (Temporada 2)
Tras una primera temporada sorprendente y por momentos brillante, la serie sobre un torturado hacker creada por Sam Esmail pierde bastante el rumbo en su segundo año, confundida respecto a qué caminos tomar, tanto estéticos como narrativos.
Series como MR. ROBOT vuelven a plantear cuestiones que son centrales a la televisión actual, temas y formas que se van armando y rearmando según se modifica el panorama del medio, con la aparición de más y más canales de streaming y la necesidad de más y más «contenido». La primera temporada de la serie creada por Sam Esmail fue un éxito rotundo. Más allá de algunas dudas que uno pueda tener con algunos detalles argumentales, no hay discusión que fue un impacto inesperado: su tema, su forma, su canal (USA Network, que no acostumbra a este tipo de joyas), su narración, su protagonista. Todo cuajó a la perfección y la serie terminó llevándose dos Emmys (incluyendo el de mejor actor) de los cinco a los que aspiraba.
Pero en paralelo al éxito de la primera corría la segunda, una temporada que echó por tierra muchos de los logros de la primera y hace a uno preguntarse –como sucedió en el caso de TRUE DETECTIVE, aunque aquí no de una manera tan brutal– qué es lo que pasó, cuál fue el problema. La TV, se dice, es un medio de escritores y showrunners, y aquí Esmail en la segunda temporada se hizo cargo también de la dirección de todos los episodios. Nada escapaba a su control. Sin embargo, algo falló.
Uno tiende siempre a ponerse del lado de los creadores en cualquier batalla que puedan librar con los productores, pero es cierto que la televisión funciona de manera un poco distinta que el cine. La sensación que se tiene es que, tras el sorpresivo éxito de la primera temporada, a Esmail le dieron «carta blanca» para hacer lo que quisiera, lo que la llevó a estirarla a innecesarios doce episodios (la primera tenía diez) y, fundamentalmente, a tener a su protagonista encerrado (ya verán cómo) durante más de la mitad de los capítulos, hundido en un metafísico y repetitivo debate con su «otro yo» (su padre, Mr. Robot) sobre si debía o no convivir con ese «fantasma» controlando su vida y sus acciones.
A esa propuesta temáticamente bergmaniana pero estéticamente fantástica le sumaba, aquí y allá, la continuación de las historias ligadas a las consecuencias del ataque cibernético con el que concluyó la primera temporada y que dejó en pedazos al mundo corporativo tal como lo conocemos. O acaso no tanto. Cuando la serie se logró despabilar de sí misma alrededor del séptimo episodio –en el medio tuvo algunos momentos brillantes sueltos, como el episodio-sitcom, o proezas visuales llamativas– la narración volvió a ponerse en marcha. Pero ya era un poco tarde. Y las novedades y vueltas de tuerca que nos tenían preparadas para el cierre no alcanzaron a justificar tamañan espera y expectativa.
La temporada iba cambiando constantemente de tono y perdiéndose en sus propios juegos estilísticos (ejemplo máximo, el lynchiano episodio 11). Va y viene sin claridad narrativa, con un grupo de actores a la deriva en cuanto a qué camino tomar. Es un thriller más o menos realista en la zona «fsociety» de la historia que encaran Darlene (Carly Chaikin), la teniente del FBI Dom DiPierro (Grace Gummer) y compañía; un gélido relato a lo Kubrick en el universo de E-Corp con Angela (Portia Doubleday), Philip Price (Michael Christopher) y otros; algo del citado David Lynch por acá, y un constante y agotador ir y venir entre el delirio y la realidad por parte de Elliot (Remi Malek), Mr. Robot (Christian Slater) y sus nuevas compañías (Craig Robinson, Joey Badass).
Casi todo resulta arbitrario y no daré demasiados detalles ya que es muy fácil caer en los spoilers. Hay un viaje a China con tiroteo salvaje incluido que queda en la nada, las vueltas de tuerca de Elliot y sus nuevos «compañeros de aventura» son también pura espuma narrativa y sigo pensando quién le dijo a Portia Doubleday que no tenía que pestañear toda la temporada. Me la pasé esperando que finalmente ella se revelara como una Mrs. Robot, pero en este caso de verdad…
Y lo que a uno más le interesaba continuar –además de estar en la cabeza perturbada de Elliot– era la historia del post-hackeo, cómo queda el mundo después de lo que pasó. Y sobre eso, bueno, poco y nada. Se habla del tema, se lo discute, pero en la práctica es poco lo que se ve. Sobre el final pareciera que la serie retoma esa línea narrativa –que por momentos parece ir a contramano de los mambos de Elliot– pero no se le logra dar la fuerza dramática que necesita, por más que la lectura de ese «post-derrumbe» sea, en los papeles, inteligente.
MR. ROBOT sigue teniendo grandes momentos y mucho talento delante y detrás de cámara como para reencauzarse narrativa y estéticamente. Y tengo la sensación que Esmail es consciente de la floja recepción que tuvo esta temporada y es de esperar que repiense algunas de sus más disparatadas decisiones. Finalmente, tampoco está mal escuchar a los otros, rodearse de colaboradores, que los humos no se suban a la cabeza tras saborear un primer éxito.
Casi todas las ideas de Esmail en la primera temporada fueron buenas, pero eso no quiere decir que su ingenio no se agote. En la segunda pareció estar más preocupado en algunos chiches visuales (canchereadas, diríamos aquí) que en la lógica de la narración y en la evolución de los personajes. Y se topó, acaso, con algunos límites al querer escribir y dirigir doce horas de ficción en unos meses. No es fácil, Sam. Las mejores series de los últimos veinte años fueron las que, más allá de tener una cabeza con ideas claras al mando, supieron rodearse de buenos colaboradores. Nadie puede hacer todo bien solo. Hasta Elliot necesita a un «fantasma» que le de consejos…
Todo lo «novedoso» que mostraba la primera temporada en cuanto a lo narrativo y estético, se desmorona llamativamente en ésta. Repetitiva hasta el cansancio, me aburrió y la dejé a mitad de camino
La verdad, a mi me gusto esta temporada. Se que fue inferior a la 1ra pero no por eso la considero mala. Los primeros tres capítulos fueron lentos y aburridos pero después se van haciendo interesantes. Ademas no considero de que si una serie lo aburre a uno es automáticamente pésima (son gustos), por eso yo quería llegar al final para poder evaluarla. Me quedo con muchas cosas mas positivas que negativas. Me encanta esta serie porque no tiene miedo a ser original (a veces bordea el ridículo) e intenta desarrollar su propio camino. Es visualmente hermosa, tiene grandes actuaciones, buena música y sigue siendo misteriosa.
Creo que todos esperaban ver el caos que había dejado el masivo hackeo en la temporada 1, pero se decidieron a que todo estuviera relativamente normal, la gran multinacional no fue destruida y hasta pareciera que se convirtió en un problema mas grande. Creo que al estar en esta época de grandes series y fanatismos, esperamos lo mismo de todas y cuando no lo cumplen ya se convierten en aburridas. Mr, Robot demanda un poco mas de atención y paciencia del espectador, ¿y por que no?, las series nos deberían llevar al rumbo que elijan y no el que nosotros deseamos. Nosotros somos meros «seguidores». Que se yo, quizá me guste esta serie por que soy mas afín a lo visual y al diseño antes que la historia, aunque aquí la historia sea igual de interesante. También veía Hannibal y eran similares.
Con respecto a Esmail, lo apoyo en su decisión de tener el control y de dirigir todos los capítulos. No es ser pretencioso es ser ambicioso, creo. Mientras el tipo no salga a decir que es el rey del mundo y su serie es la mejor de la historia, ahí sería pretencioso. La serie esta ahí y es valiosa, y espero la Temporada 3.