Estrenos: crítica de «Elle: abuso y seducción», de Paul Verhoeven
La nueva película del director de «Bajos instintos» es un thriller con apuntes cómicos acerca de una mujer que es violada y que, a su manera, planea descubrir y detener a su agresor. Una labor excepcional de Isabelle Huppert en un filme potencialmente controvertido que pone patas para arriba algunos conceptos actuales de la corrección política.
Si uno resumiera la trama de ELLE, la nueva película de Paul Verhoeven protagonizada por Isabelle Huppert, como un thriller sobre una mujer que es violada confundiría por completo al espectador, le haría imaginar una película que no es. Sí, Huppert encarna a Michèle, una mujer que en la primera escena del filme es brutalmente violada por un hombre encapuchado, pero lo que sucede de ahí en adelante hace girar sobre su eje todos los conceptos prestablecidos. Especialmente, los de la corrección política.
Michèle es la dueña de una empresa de videogames especializada en juegos violentos, muchos de los cuáles incluyen fantasías eróticas agresivas. Y ella misma es una persona que lleva su sexualidad sin tapujos ni miedos. Tiene de amante al marido de su mejor amiga, coquetea con quien se le cruza y no tiene problemas en hacerse cargo de sus fantasías sexuales. Es por eso que cuando es violada trata de hacer como si nada pasara: no hace la denuncia, no se lo cuenta a nadie, sigue como si tal cosa. Solo de noche la agarran pesadillas y fantasías de venganza. En un momento decide contárselo a su ex marido, su amiga y su amante y ellos insisten en que hay que hacer la denuncia. Pero ella no quiere.
Además, Michèle tiene un pasado difícil. Cuando era niña su padre cometió una serie de salvajes crímenes por los que está en la cárcel de por vida, pero ella vivió en carne propia la vergüenza y la venganza de los que sufrieron las consecuencias. No visita a su padre, pero no se descarta que el agresor venga por ahí (no revolver ese pasado públicamente es otro de los motivos que la hacen no denunciar al violador). O tal vez el agresor sea uno de sus empleados, con los que no se lleva del todo bien. Otros personajes de la trama son su hijo –un ex drogadicto que está tratando de recuperarse, está en pareja con una mujer insoportable y trabaja en una casa de comidas rápidas– y unos vecinos que viven enfrente de su casa y que, a diferencia de ellas, son religiosos y muy “correctos” en todo.
Si todo esto suena como un thriller oscurísimo, por la forma en la que Verhoeven lo presenta no lo es. ELLE funciona, casi, como una comedia perversa con elementos de thriller, donde se juega con los límites de lo que está permitido y lo que no, lo que es fantasía erótica y lo que es agresión, lo consensuado y lo que no lo está. La madre de Michèle tiene un amante/taxi boy y a ella la situación la abochorna, pero no tiene problemas en masturbar a su amante en la oficina, desnudar a sus empleados o masturbarse ella misma viendo a sus vecinos ultramontanos. Michèle no es amable ni simpática ni muy querible, pero es 100% auténtica, un papel que parece hecho a la medida de Isabelle Huppert.
Buscar al violador es solo un elemento más de esta suerte de comedia sexual con tonalidades chabrolianas y, por ende, en una línea que la une al cine de Alfred Hitchcock y de Brian De Palma. A eso habría que agregar, tal vez por el tema y la forma, una obligada referencia a Roman Polanski. Pero a esta altura uno debería decir que es una obra “verhoeveniana”, ya que sus antecedentes más obvios son BAJOS INSTINTOS, PASION OBSESIVA, EL CUARTO HOMBRE y hasta SHOWGIRLS, su controvertida película de 1995. Como buen europeo (holandés, específicamente) este cineasta de 76 años no se toma el sexo de la manera en la que suelen hacerlo sus colegas hollywoodenses y si bien es claro que la situación que dispara la acción de ELLE es una de violencia sexual, la mirada sobre el tema es por momentos lúdica, juguetona, de un modo que seguramente ofenderá a los dueños de la corrección política al uso.
No es que Verhoeven entienda o perdone la violación, pero no maneja la relación víctima/victimario de la manera habitual. Y cuando el agresor se conoce, lo que Michèle hace con él está muy lejos de parecerse a lo que se haría habitualmente en un thriller clásico y entra en un terreno, casi, de ver quién es más jugado y audaz que el otro en ciertas cosas. “La vergüenza no es una emoción lo suficientemente fuerte para que nos impida hacer las cosas que queremos”, dice Michèle en un momento. Y ése parece ser el mantra del filme: hasta dónde los personajes son capaces de llegar sin preocuparse por el qué dirán los demás, por los límites de la “decencia” en asuntos del tipo sexual y en otros también. Algunas personas lo manejan dentro de coordenadas más o menos aceptables dentro de ciertos contratos sociales (que Michèle tenga por amante al marido de su mejor amiga tampoco es del todo correcto, digamos), pero otros –como el violador o, en otro sentido, el propio padre de Michèle– pasan al lado prohibido de esas tentaciones. En ambos casos, de todos modos, hay potenciales víctimas y victimarios.
Lo interesante del cine de Verhoeven y de esta película en particular es que –a diferencia de otros autores europeos supuestamente audaces como Von Trier o Haneke–, Verhoeven provoca pero lo hace desde el humor, la ligereza y de cierta liviandad, comprendiendo a casi todas sus criaturas y no poniendo sobre ellas un dedo acusador de demiurgo que sabe cómo deberían ser las cosas. Los seres humanos, según ELLE, son complejos, raros, con deseos curiosos y actitudes no del todo aceptables socialmente. Algunos, claro, son delincuentes. Pero la línea entre el bien y el mal –lo correcto o incorrecto, lo moral o lo inmoral– es más fina y sinuosa de lo que buena parte del cine nos quiere hacer creer.
sí, creo que la película es como una comedia absurda y terrible donde la tensión está al límite y uno la mira preguntándose cuándo estallará todo… en ese sentido, me pareció excelente la película y me gustó mucho. SPOILERS desde ahora. ahora, el tema de ella. el hecho de que no denuncie la violación no me molestó. creo que es entendible. ella no quiere la atención de la prensa ni la de sus vecinos. pero la «relación» que comienza con su violador es muy muy rara… ella trata de manipularlo? ella quiere que él sea violento? goza con la violencia? ese es el punto que no me gustó. porque la película parece querer decir (no sé, puedo equivocarme) lo que ya es un lugar común siniestro (a mi juicio): que las mujeres gozan con la violencia. y es un hecho que en esta sociedad, la violencia está sexualizada y el sexo está violentizado. ese es el punto que no me gustó… que parece querer decir que las mujeres (o tal vez solo ella, no lo sé, tal vez estoy generalizando sin que la película lo haga) gozan con la violencia…
No creo que diga eso, solo dice –para mí– que la sexualidad es más gris y compleja de cómo se la piensa actualmente. No necesariamente habla de «las mujeres» pero sí de una mujer que decide no ubicarse en el rol de víctima (rol válido, de todos modos, solo que ella no quiere serlo por un montón de factores, como los que vos citás) sino de ser capaz de darle vuelta el juego a su agresor siendo más inteligente que él. Entiendo que es un riesgo –y muy poco «correcto»– sugerir que sexo y violencia a veces conviven, pero en algunos casos tal vez lo hagan. Lo cual no quiere decir que Verhoeven o Huppert apoyen o fomenten esa idea. Creo que lo ella hace con eso es manipular a su victimario a partir de esee juego perverso.
Slds
d
ok gracias por la respuesta. saludos!
El último párrafo es excelente Diego. Slds!
Graciassss
d
Excelente crítica, Diego. Ya la habóa leìdo cuando la publicaste en Cannes.
No tengo mucho para agregar, salvo que (de las que ví) es por lejos mi favorita del año pasado. Una travesura importante. Y la sorpresa mayor es comprobar la comodidad con la que atraviesa una multiplicidad de géneros y situaciones (que van del humor más absurdo a lo trágico y perturbador) como si fuera lo más sencillo. Hay, si, bastante de Chabrol, De Palma y Buñuel acá. Pero lo más sorpresivo fue encontrarme a Almodóvar ( ese final, esa locación y esa relación!) y las dos escenas que hacen la peli de una inteligencia apabullante. Sin spoilers: la «cuarta» opción» de Michéle cuando realmente necesita ayuda, y la inmensa sabiduría con la que la remata el personaje hiperreligioso del film. Y, por supuesto, la inmediata reacción de Michéle, en este tweet: https://twitter.com/Mxhdi/status/836644738036031488
Sí, es una comedia «ligera» y muy divertida (sellos del sátiro holandés, igual que algunos de sus «fetiches»: los símbolos cristianos y las, ejem, tijeras). También es varias cosas más. Sólo por señalar esas dos escenas, es profunda y conmovedora, respectivamente. Más de lo que se le suele admitir en las críticas que leí. Para beneficio de la peli aunque no siempre para su personaje, Huppert despliega la curiosidad de un gato. Y creo que ése es su animal espiritual. Una genialidad.
Sdos.
Waooo, excelente película, una fotocopia de la realidad, hecho cine. felicidades