Estrenos: crítica de «El candidato», de Daniel Hendler
La segunda película como director del reconocido actor es una comedia dramática centrada en las preparaciones para la campaña presidencial de un empresario que tienen lugar en una casa de campo. Diego De Paula, Ana Katz, Alan Sabbagh y Verónica Llinás protagonizan esta película que ironiza sobre los oscuros y un tanto absurdos manejos de la política.
La segunda película del reconocido actor uruguayo tiene un planteo inquietante y un tono de comedia oscura que la hace aún más curiosa. En una estancia enorme (nunca se aclara si es en Uruguay o en Argentina, aunque tomando en cuenta que comen “pulpón” como corte de carne en un asado vamos a suponer que es Uruguay) un grupo se reúne para preparar el lanzamiento de la campaña política de un empresario. Si bien cualquier parecido con la realidad puede ser pura casualidad (?), digamos que se trata de un empresario millonario que no tiene pasado político ni una ideología muy definida y que una de sus obsesiones principales es despegarse lo más posible de su padre, a quien claramente pertenece la fortuna familiar.
Muy bien interpretado por Diego De Paula, este personaje un tanto extraviado en sus propios pensamientos (o en la nada, o en las estrellas de Hollywood que tanto le fascinan) y que apenas conecta, y de las formas más extrañas, con quienes lo rodean, se somete a su manera a las decisiones de este grupo de publicistas y ayudantes (la directora de campaña, un diseñador gráfico, un sonidista, un jefe de campaña, un hitchcockiano asistente, etc.) y a sus ideas respecto a cómo transmitir su imagen a los votantes.
En esas bizarras discusiones –en las que se debaten, además de tipografías, tipos de pájaros o de árboles que mejor representan la idea del candidato, aunque no haya una idea real que representar– queda en claro que el aparato puede estar en marcha, pero nadie tiene mucha idea de qué quiere, políticamente hablando, el candidato en cuestión. “¿Usted es de centro?”, pregunta el recién llegado, joven y más inocente diseñador. “No, no me gusta el centro –contesta–. Prefiero extrema izquierda o extrema derecha, el centro es aburrido”.
En medio de las un tanto absurdas idas y vueltas de la preparación de la campaña, es evidente que hay algunos manejos internos y fidelidades no del todo claras dentro del grupo, conflictos que saldrán a la luz cuando, en un asado preparado para recibir a la hermana del candidato (una mujer con más experiencia en política de la que él se quiere alejar para formar su propia agrupación), se descubran algunos secretos.
Seca sátira política, la película de Hendler no da nombres pero deja evidente espacio para una lectura por ese lado hecha desde el ámbito local. Con un elenco que completan Ana Katz, Verónica Llinás y César Troncoso, entre otros, el que verdaderamente se luce es De Paula, entendiendo a la perfección esa suerte de cómica alienación con arranques de bonhomía o de infantiles caprichos (la discusión sobre qué cortes de carne usar en el asado es clara al respecto) de aquellas personas que parecen funcionar más allá del bien y del mal. Como cierto políticos, empresarios y celebridades.
Esta es una gran película política. Tal vez demasiado rara para que a le preocupe a derecha y demasiado fina para que la entienda la izquierda. El final es increíblemente violento e inquietante.