Estrenos: críticas de «Pinamar», de Federico Godfrid y «Fin de semana», de Moroco Colman
Dos destacados filmes argentinos llegan a las salas el jueves 4. Ambos comparten como tema central relaciones familiares complicadas. Se trata de la nueva película del codirector de «La Tigra, Chaco» y la opera prima de un realizador cordobés. Las dos, además, compitieron en la sección Nuev@s Realizador@s del Festival de San Sebastián el año pasado. Y ambas, también, son muy recomendables.
PINAMAR, de Federico Godfrid
Dos hermanos viajan a Pinamar, tras la muerte de su madre, con el objetivo de tirar sus cenizas al mar y vender el departamento familiar que tienen allí. Ese es el punto de partida, el disparador de este drama con momentos de comedia que sigue las desventuras, desaveniencias y asuntos a resolver de los hermanos, quienes conocen el lugar de memoria ya que han pasado sus vacaciones allí toda la vida. Esta vez, sin embargo, la visita es en invierno y, como en todos los balnearios, el ambiente es bastante diferente.
Pero no hay thriller ni policial de por medio aquí. Godfrid pone a los hermanos, Pablo y Miguel, a enfrentar zonas de su pasado y de su relación: uno de ellos es más reservado y parco, el otro más locuaz y sociable. En Pinamar se encuentran con Laura, una amiga de la infancia, y son ambos los que se interesan por ella en su versión ya post-adolescente. Y a lo largo de los días que pasan allí se encuentran demorando una y otra vez la venta de la casa en cuestión, tratando de resolver esa crisis, que es un duelo doloroso pero también una posibilidad de dar un giro en sus vidas.
El codirector de LA TIGRA, CHACO vuelve a construir otro sutil relato de personajes enfrentándose a confusas emociones y a situaciones críticas. Aquí, además de la potencial historia de amor –siempre manejada con un inusual y bienvenido grado de pudor– se suma la de la relación tensa entre los hermanos y ese paso a la adultez que significa hacerse cargo de la herencia física pero también emocional de tomar las riendas de sus propias vidas y las de su familia. Una película pequeña, emotiva y muy lograda por parte de un cineasta que no teme acercarse a temas sentimentales y que lo hace con la sapiencia y sabiduría que no tienen algunos mucho más veteranos.
FIN DE SEMANA, de Moroco Colman
Este filme cordobés que se suma a las varias decenas que se han presentado a lo largo de los últimos años en el BAFICI no tiene demasiado que ver con la estética predominante de los realizadores de esa provincia. En un formato inusual y cambiante que va pasando del clásico 4:3 para expandirse al cinemascope y luego retornar a un formato intermedio (Gustavo Biazzi, Fernando Lockett y Pablo González Galetto fueron los directores de fotografía que trabajaron, cada uno en su sección específica), Colman narra la historia de dos mujeres, Carla y Martina, que se encuentran tras mucho tiempo sin verse.
De entrada no queda del todo claro cual es la relación entre ambas, pero lo que sí es obvio es que es bastante tensa. Martina, la más joven (Sofía Lanaro, notable descubrimiento), tiene una pareja casual (Lisandro Rodríguez) con la que tiene violentos y bastante gráficos encuentros sexuales, pero Carla (una intensa y perturbada María Ucedo) no ve con buenos ojos esa relación tan agresiva. Las dos, además, tienen que enfrentarse a una pérdida cercana que prefieren no procesar. En cambio, discuten y pelean todo el tiempo.
A su vez, Carla tiene sus propios asuntos por resolver. Es una mujer que está sola, para en lo de una amiga (Eva Bianco) y se reencuentra con un viejo amigo suyo (Jean-Pierre Noher), con quien termina en una fiesta un tanto descontrolada para sus hábitos. Es claro que ambas mujeres buscan alguna manera de mitigar ese dolor generado por esa ausencia (de una figura masculina) y el filme es un relato de un momento en sus vidas –ese “fin de semana” que da título a la película– en el que buscan la manera de superar ese pasado y mejorar esa relación. Pero no es fácil ya que se trata de dos mujeres de carácter fuerte que no dan fácilmente el brazo a torcer en ninguna de sus discusiones y peleas.
Con la peculiaridad formal que mencionaba antes, FIN DE SEMANA es una opera prima intensa, franca e inusual en sus elecciones narrativas y estéticas, a la que la presencia de dos personajes “de armas tomar” –interpretadas por dos actrices dispuestas a sacarles el jugo– le da un plus dramático importante, el que seguramente le permitió ser elegida para la competencia de Nuev@s Director@s del pasado festival de San Sebastían.