Series: crítica de «Game of Thrones» (Temporada 7, Episodio 6)

Series: crítica de «Game of Thrones» (Temporada 7, Episodio 6)

por - Críticas, Series
19 Ago, 2017 09:50 | comentarios

El clásico anteúltimo episodio fue, como se preveía, shockeante y brutal, una hora violenta y angustiante de esas que llevan a replantearse cómo seguirá la historia de aquí en adelante. ¿Cómo se reordenarán las fichas después de lo que pasó? Aquí, algunas ideas.

SPOILERS, SPOILERS Y MAS SPOILERS!

Alguien comentaba hace poco en Twitter que otro de los radicales cambios que la serie tuvo al adelantarse a los libros –o a la lentitud de GRR Martin para terminar los que le quedan– es que, mientras era una adaptación, su fidelidad a los libros la tornaba más seria y académica, una suerte de respetable adaptación literaria, con escenas de acción y sorpresas, sí, pero con el eje puesto en la maquiavélica complejidad de sus personajes y su trama. Y desde que la serie se «liberó» de las novelas se convirtió en una especie de película de Clase B con mucho presupuesto, acción, intrigas y suspenso, desentendida de esa «lógica responsable» de la plausibilidad narrativa. Y que en ese cambio, la serie no perdió sino que ganó. Que ya no se toma tan en serio ni se cree shakespeareana. Ahora da al espectador golpe tras golpe, con un estilo y estructura más cercanas al thriller cinematográfico. O televisivo.

En algunos episodios, es cierto, esa alteración es un poco molesta. Los personajes han pasado a ser más básicos y previsibles, la construcción de su personalidad se limita a unos pocos trazos y generalmente bastante gruesos. Pero lo que la serie perdió allá, lo ganó cuando le tocan episodios como los ya célebres anteúltimos, donde lo que prima es la acción y allí nadie tiene miedo de pasarse de rosca. Tanto el Episodio 9 de la anterior temporada como el 6 de ésta presentan lineamientos muy similares: un enfrentamiento brutal entre dos bandos en el que, en la mejor tradición del serial de los años ’30, todo parece perdido hasta que las circunstancias cambian, para luego volver a complicarse y así. La lógica y la plausibilidad se han abandonado y el rescate milagroso es la ley de la trama. Aquí consiste en que el dragón o el tío perdido en la nieve lleguen en el momento justo, lo mismo que en el anteúltimo episodio de la temporada pasada sucedía con otro ejército que nadie tenía en los planes y salvaba a Jon. Pero a nadie parece preocuparle el deus ex machina. Ya no es hora de sutilezas, sino de apretar el acelerador y darse de frente contra los White Walkers.

Es cierto que hay otras subtramas en el episodio (debo confesar que la pelea entre las hermanas Stark propiciada por Littlefinger me interesa poco y nada y jamás pensé que Arya iba a matar a Sansa), pero lo central está puesto al Norte del Muro. Creo que el ingenio de los showrunners estuvo esta vez puesto en ir por el lado menos pensado de la ecuación. Si bien no puedo negar que el plan de ir a buscar a un muerto vivo para unir a Cersei y a Daenerys me resulta un tanto traído de los pelos (clásica construcción de guionista para justificar una batalla que no debería producirse ya que es obviamente una misión suicida), una vez que estamos en el juego no queda otra que jugarlo. Y allí, entiendo, el pase magistral fue matar y volver enemigo a uno de los dragones de Dany, ya que si cualquier otro de los integrantes de la banda de seudo-Avengers moría (con excepción de Jon, claro, que obviamente no iba a morir) no habría sido tan tremendo, por más cariño que le tengamos a Jorah Mormont o a The Hound.

Esa vuelta de tuerca fue inesperada, especialmente, por los lectores de los libros, ya que muchas de las profecías que allí figuran hablan de tres dragones y tres jinetes a su comando. Ahora quedan dos (bah, el otro fue contratado por THE WALKING DEAD a un precio muy menor al que el PSG pagó por Neymar: una flecha de hielo) y, si bien el shock es difícil de quitárselo, en algún punto tiene más sentido con la manera en la que la serie parece ir definiendo a sus héroes y enemigos. Ya vimos que Jon y los dragones se tratan como familia y, más allá de que el proto-romance entre él y «Dany» pueda ponerlo celoso a Drogon, todo parece indicar que serán dos los dragones que irán por el milagro y ellos serán los pilotos con carnet para manejarlos.

El episodio fue apasionante, intensísimo y también un poco confuso. Utilizó la misma lógica de sitios sobre sitios de otros episodios de acción (la guerra convertida en una especie de partido de tenis en el cual, cuando pensás que tenés el punto dominado, tu rival te saca, a lo Nadal, un passing-shot cruzado que te deja pagando), pero acaso exageró en los rescates de último segundo –no fueron uno sino varios– y en su planificación visual fue un poco menos efectivo que aquel episodio dirigido por Miguel Sapochnik. De todos modos, de nada vale ponerse detallista en este hecho ya que imagino que todos los que lean esto estarán todavía boquiabiertos por la «doble» muerte de uno de los dragones. Yo, admito, no me vi venir su paso al otro bando hasta que empezó la escena final. ¿Ustedes sí? ¿Sabían que iba a ser «convertido» apenas lo hundieron? Confiesen!

Esa alteración hace replantearse cuál será la lógica del cierre de temporada y del final de la serie. Antes creía que GAME OF THRONES iba a dejar la cuestión de los White Walkers como lo último a resolver en la octava temporada, pero ahora pienso que quizás el plan sea distinto, que ese tema se «resuelva» primero (¿cómo? No tengo idea, pero que habrá lucha entre dragones, ponele la firma, aunque no sé cómo este hará para lanzar hielo por la boca…) y la intriga entre los personajes sea el eje final de los últimos episodios de la próxima temporada. Imposible saberlo, ya que en el plan velocirraptor de esta etapa de la serie muchas cosas pueden suceder en muy poco tiempo y a la vez, aunque es cierto que no me imagino a Cersei recibiendo al walking dead y aceptando unirse a tía y sobrino Targaryen (Dany y Jon, por si alguno todavía no cayó) en una batalla por «el bien de la humanidad».

Hay analistas que advierten o buscan conexiones entre las últimas temporadas y la actualidad política mundial. Sin los libros como ejes, es probable que Benioff y Weiss intenten cerrar GAME OF THRONES con algún tipo de «mensaje» político, sea –como algunos dicen– ligado al cambio climático (relación que me parece un tanto excesiva) o uno que tome en cuenta el problemático ascenso de gobiernos de corte cada vez más fascista (tipo un tal Trump) y decidan que Jon y Dany sean los encargados de acabar con ellos y transformar a Westeros en una social democracia con dragones. Ahora bien: ¿quiénes serán esos «villanos» con los que la serie querrá acabar al final de todo? ¿Los Lannister o los White Walkers?

Me da por pensar que, en la lógica de la serie, los White Walkers nunca fueron necesariamente villanos per se sino criaturas que pelean por su lugar en ese extraño mundo (se pueden hacer comparaciones con el llamado terrorismo, pero me hacen ruido). En cambio, allá en Kings Landing, todo parece indicar que la crueldad no es instinto de supervivencia sino una elección. Y contra eso, calculo, apuntará la serie. Eso sí, para eso habrá que arreglárselas con un dragón menos y sin olvidar que los Lannister tienen otra arma para combatirlos. Nadie dijo que iba a ser fácil. Lo que nadie imaginó es que iba a ser tan complicado y angustiante…