Estrenos: crítica de «Avengers: Infinity War», de Anthony y Joe Russo
Gracias a un excelente villano, la película que reúne a una veintena de superhéroes de Marvel logra mantener lo que parecía imposible: una sólida cohesión narrativa y una tensión creciente. A partir de eso, la película de los hermanos Russo logra convertirse en la mejor de los Avengers hasta el momento.
Más allá de que esta película y la siguiente de AVENGERS tengan títulos diferentes, INFINITY WAR es claramente la primera parte de un filme más largo, uno que termina en un punto dramático fuerte, uno de esos clásicos cliffhangers que, innegablemente, deben continuar y de algún modo cerrarse. A diferencia de otras películas del Universo Marvel que se continúan entre sí, esta es la primera que claramente necesita seguir de algún modo u otro. Esto, sin embargo, no le quita potencia dramática sino que la aumenta. Es un caso de esos donde el drama de los personajes está claramente relacionado con lo que pasa detrás de escena.
Como sucedía en STAR WARS, uno sabe que en AVENGERS no todos llegarán al final y eso aumenta la tensión del relato por sí solo. Es esperable que personajes y actores que vienen ya hace tiempo circulando en este universo den un paso al costado en algún momento. Y así como nadie imagina que Pantera Negra pueda morir y abandonar una exitosa saga que recién empieza, para muchos de los otros las puertas parecen abiertas para decir adiós (el Adiós en estos universos es relativo, se sabe) en cualquier momento. No diré si eso sucede o no aquí –ni a quien–, pero lo cierto que esa casi certeza se impone dramáticamente sobre la acción desde la primera trágica y violenta secuencia inicial. Y se sostiene hasta el aparentemente shockeante final.
Un tercer elemento dramático suma también a favor del positivo resultado final del filme: Thanos (un excelente Josh Brolin), su villano, es un excelente personaje, uno cuya potencia y brutalidad consiguen sembrar en el espectador la sensación de que esta vez sí los desafíos son casi insuperables. El diseño visual del personaje y cierto pathos dramático lo convierten no solo en un excelente villano sino en el verdadero protagonista de la película, el personaje que une muchos de los puntos y cabos sueltos del MCU y que sirve además como motor y nudo emocional central a un filme que de otro modo habría sido un catálogo de superhéroes encontrándose por primera vez una suerte de ascensor intergaláctico.
Sí, claro, mucho de eso hay y los guionistas del filme se entretuvieron bastante escribiendo ácidos diálogos para los encontronazos de personajes que jamás se habían cruzado antes en este universo cinematográfico, o los que lo habían hecho poco y nada. No hay spoiler alguno al decir que la larga línea de personajes de Avengers se cruza con la de Guardianes de la Galaxia, a los que hay que sumar a algunos superhéroes todavía no del todo «integrados» como Doctor Strange, Spider-Man o el mismísimo Pantera Negra. El humor surge de ahí, especialmente del choque entre Iron Man (Robert Downey Jr.) y Star-Lord (Chris Pratt), con Peter Parker (Tom Holland), el propio Strange (Benedict Cumberbatch) y un cada vez mejor Drax (Dave Bautista) aportando lo suyo con un enorme timing cómico. Algo similar se puede decir de lo que aportan Thor (Chris Hemsworth) y Hulk (Mark Ruffalo), dos personajes que mejoraron mucho desde que en THOR: RAGNAROK se les dio más espacio para el humor.
La trama ya la saben. Consiste en Thanos tratando de reunir las seis Gemas del Infinito que le darían algo así como el control total sobre el universo y que le permitirán cumplir su «sueño» de aniquilar a la mitad de la población del universo. Una ya la tiene y la segunda la consigue, de manera bastante violenta, al principio de la película. Quedan dos en la Tierra –los que conocen la saga ya saben dónde, los que no ya se enterarán– y otras dos en algún lugar en el espacio. Y con ese objetivo en mente, Thanos y su temible ejército de la oscuridad irán acabando con todo lo que se le cruce. O tratarán de hacerlo, superando a los distintos combos de superhéroes que se le interpongan en el camino.
El gran problema de una película como INFINITY WAR es lograr una consistencia dramática con tantos personajes y locaciones separadas compitiendo entre sí. Por suerte, los hermanos Russo hacen un muy buen uso del montaje paralelo en los distintos escenarios donde superhéros y villanos luchan por las distintas «gemas» y eso impide el agotamiento prematuro. En lugar de construir una hora de relato que conduzca a una segunda hora de interminables peleas, como lo hacen muchos de sus colegas, los Russo vuelven a lo que hicieron en los anteriores filmes de Marvel que ellos dirigieron (los dos últimos del CAPITAN AMERICA), logrando que la trama y la acción se combinen muy bien entre sí, haciendo que fluyan en simultáneo.
Es que, en realidad, tampoco hay grandes giros narrativos en el filme: el asunto está muy claramente planteado de entrada y no se mueve mucho de ahí. Sí, claro, habrá algunas sorpresas de parte de algunos personajes (Scarlet Witch y Vision tienen mucha más participación que Capitán América o Black Widow, por ejemplo) y un par de muertes acaso inesperadas. Pero no más. El final será impactante, pero uno sabe que esto no termina ni ahí ni así por lo cual tampoco será un shock. Como decía al principio, la película está armada con el «continuará» inmediato.
Lo que siempre resulta un tanto paradójico del género es que, a este nivel de poderes que tanto superhéroes como villanos parecen manejar, las películas sigan intentando hacernos seguir viendo una y otra vez peleas a las piñas y golpes por doquier. Cuando el tiempo y el espacio son cuestiones manejables casi a placer, resulta un poco inocente por no decir reiterativo y hasta bobo tratar de sostener minutos y minutos de narración a puro combate de cuerpos y armas. Es evidente que el poder acá no pasa por el tamaño de los puños ni la fuerza de los martillos sino por algo, si se quiere, más inesperado y traicionero. Esa posibilidad de que todo sea alterado y alterable le quita cierta tensión a muchos momentos que deberían ser dramáticos ya que uno sabe o supone que muchos de ellos pueden ser modificados.
Igualmente, aún con esas potenciales trabas (demasiados personajes, demasiados superpoderes, demasiados frentes de combate abiertos) AVENGERS: INFINITY WAR se las arregla para ser, en mi opinión, la mejor de las películas de «los Vengadores», al menos de las que los llevan en su título. Y mi impresión es que el secreto es Thanos. Alfred Hitchcock decía que una película es tan exitosa como lo sea su villano y esta es la prueba que, por más dificultades narrativas y problemas de consistencia dramática que haya que atravesar, si el villano es lo suficientemente interesante y peligroso, si nos genera la sensación de que puede acabar con todo y con todos cuando lo desee, la película funcionará. Y Thanos lo logra. Es el arma secreta del éxito del filme.