Berlinale: críticas de «Fourteen», de Dan Sallitt y «Öndög», de Wang Quan’an
Un drama sobre dos amigas neoyorquinas que se vio en el Forum y un curioso policial en las estepas de Mongolia que pasó por la competencia integran esta primera entrega berlinesa.
Los procedimientos de embargo de información en la Berlinale son tan curiosos que a veces es difícil saber cuándo se puede escribir de una película o cuándo te estás anticipando y rompiendo ese embargo. Así que, por las dudas, iré escribiendo sobre películas dos días después de verlas, para no tener inconvenientes. En el caso de los títulos muy buenos o que son importantes por distintos motivos les dedicaré una entrada única. En otros casos irán varios juntos en un solo texto. Aquí vamos.
FOURTEEN, de Dan Sallitt (Forum). Este ultra independiente director y crítico y cinéfilo norteamericano logra componer otra historia muy sentida y simpática centrada en dos amigas neoyorquinas que se conocen de toda la vida aunque tienen formas de manejarse y personalidades bastante diferentes. Mara es tranquila y un poco mas seria, trabaja con niños y le cuesta encontrar pareja. Jo, mas clásicamente bella, es mucho más impulsiva y caótica, pasa de pareja en pareja, casi no trabaja y su vida es el colmo del desorden, personal y sentimental.
En escenas de interiores, conversaciones entre ellas y apenas un par más de personajes (distintos novios, algunos padres y amigos) se va yendo esta pelicula breve, concisa y sentida sobre la amistad femenina y las maneras en las que las personas –en este caso, dos mujeres que rondan los 30—van acercándose y distanciándose a lo largo de los años debido a su fuerte apego personal creado en la infancia pero que con el tiempo va perdiendo fuerza frente a las cada vez mas obvias y evidentes diferencias de personalidad. En este caso, lo que más se siente es cómo Mara funciona más como apoyo y sostén a las inseguridades de Jo, quien casi nunca parece realmente interesada en otra cosa que en ella misma.
El film es bastante simple en cuanto a puesta en escena –acaso por el bajo presupuesto, muchas escenas transcurren casi en un mismo ambiente, bordeando lo teatral—y pone todo su acento en las actuaciones. Las dos actrices son extraordinarias pero se luce especialmente Norma Kuhling, cuyo papel –la depresiva y needy Jo– es el más exigente. Todos tuvimos un amigo o amiga asi, que queremos mucho pero que a la vez vemos autodestruirse, sufrir y no siempre podemos hacer lo que se necesita para detenerlo. Los que vivieron experiencias similares seguramente sentirán más de cerca las emociones a flor de piel que maneja esta bella pelicula.
ONDÖG, de Wang Quan’an (Competencia) La primera película de la competencia oficial tiene una primera mitad muy original pero pierde un poco el rumbo en su segunda parte. Bastante minimalista, la película china parece por un buen rato que va a estar contada desde una sola posición de cámara que panea de un lado al otro del cuadro durante una buena parte de la historia. Y lo que se genera ahí es lo mejor del relato ya que lo primero que vemos es a un coche avanzar en el medio de la estapa de Mongolia, en plena noche, y oímos animales y vemos solamente lo poco que iluminan las luces del auto. Hasta que, de golpe, los conductores se topan en el medio de la nada con el cadáver de una mujer desnuda.
El film del premiado director de TUYA’S MARRIAGE irá mostrando, en clave mas contemplativa y hasta humorística, lo que las autoridades del lugar –muy poco acostumbrados a crímenes asi en el medio de la nada– hacen con eso. En principio dejan a un joven principiante a cuidar el cadáver mientras buscan mas recursos. Pero no vuelven y se hace la noche, helada. Y una mujer sola que monta a camello y vive cerca del lugar se digna a colaborar con el chico y no sólo en el cuidado del cadáver sino que, de distintas maneras, lo protege y cubre del frío. Bah, se cubren mutuamente.
Mas adelante volverá la policía y seguirá la trama hacia otros caminos, pero esa primera hora, en su mayoría filmada a distancia con los personajes como pequeños puntos en el cuadro, tiene una ingeniosa manera de manejar el bajo presupuesto y algunos notables momentos de humor como los que protagoniza el joven policía cuando baila solo canciones de Elvis Presley, y otras, que escucha en su telefono para soportar el frío de la noche en el desolado lugar.
Esta curiosa y original primera parte pierde algunos puntos cuando la historia se reubica y gira de eje –ya verán cómo– pero a juzgar por esa primera mitad, al menos, se puede decir que se trata de un film que ha sido muy claramente pensado y diseñado para aprovechar desde la puesta en escena una situación que, en otras manos, podría haberse desarrollado de manera absolutamente tradicional, centrándose en la investigación policial. Un ejemplo de cómo narrar muy bien, con muy poco. Y escapándole a las convenciones.