BAFICI 2019: crítica de «The Unicorn», de Isabelle Dupuis y Tim Geraghty
Este documental sobre un cantante country estadounidense que fue uno de los primeros en sacar un álbum abiertamente gay, en los años ’70, lo muestra en su vejez lidiando con problemas mentales y familiares. Ganadora a mejor película de la competenia internacional del BAFICI.
Ganador del premio a la mejor película de la competencia internacional del BAFICI, este documental fue filmado en su mayoría a mediados de la década pasada (entre 2005 y 2007) y retrata, de una manera muy íntima y cruda, la vida de Peter Grudzien, un muy poco conocido músico country norteamericano cuyo disco, de 1974 y llamado como la película, es considerado uno de los primeros de ese género en tener temática gay, algo que era –y en buena medida sigue siendo– muy poco común entre los cultores de ese estilo musical.
Pero, para los realizadores de la película, la época de fama de Peter es secundaria. Sí, él contará anécdotas acerca de sus conocidos famosos y de sus momentos de muy relativo éxito, pero THE UNICORN es un retrato de este hombre ya en decadencia, mentalmente inestable, viviendo con un padre muy anciano y enfermo y con una hermana con aún más graves problemas psíquicos que todos ellos juntos. A la hora de pensar en el lado oscuro de la fama acaso este sea una de las películas más desoladores e inquietantes.
En algún punto, además de la previsible y canónica GREY GARDENS, la película me hizo recordar a CRUMB, aquel documental que también presentaba a un artista ubicado, apenas, del lado creativo de la locura mientras algunos de sus familiares no habían tenido esa suerte. Pero Grudzien no tuvo jamás el reconocimiento en vida que tuvo Crumb y, a juzgar por lo que se escucha en la película, tampoco fue un talento único. Lo que lo hizo ser parte de la historia fue, claramente, ser un pionero de la música country gay.
Pero en ese entonces no valió de mucho y hoy casi ni tiene modo de sobrevivir economicamente, al punto que la última parte de la película se centrará en los esfuerzos de unos primos que quieren internarlo en un psiquiátrico para así quedarse con la casa que tiene en Astoria, Queens, seguramente mucho más valiosa económicamente ahora que nunca.
En línea con otros documentales íntimos y personales, que parecen grabados de manera casual y gracias a la relación entre cineasta y protagonista/s, THE UNICORN impacta a la hora de analizar cómo un cuarto de hora de fama puede significar poco y nada a lo largo de una vida, y cómo la fragilidad mental (su familia, digamos, tiene un historial complicado, y los cuidados psiquiátricos, medio siglo atrás, no se caracterizaban por ser muy «cuidadosos», incluyendo intentos por «reeducarlo sexualmente») de estos dos hermanos es una evidencia de una historia de maltratos personales, familiares y socio/culturales.
Acaso un poco larga y reiterativa (se podría haber beneficiado con unos 15 minutos menos), de todos modos THE UNICORN posee una cualidad que pocos documentales de este tipo tienen: personajes border que son mirados desde la comprensión, el cariño y la ternura en películas que muestran sus costados más extravagantes y hasta patéticos pero sin jamás acercarse a la burla o a la ironía. Un baño de empatía que agranda esta pequeña y desoladora película.