Cannes 2019: crítica de «An Easy Girl», de Rebecca Zlotowski (Quincena de Realizadores)

Cannes 2019: crítica de «An Easy Girl», de Rebecca Zlotowski (Quincena de Realizadores)

por - cine, Críticas, Festivales
22 May, 2019 06:39 | Sin comentarios

Esta película centrada en las desventuras vacacionales de dos primas en un verano en Cannes es un «coming of age» melancólico inspirado en «La coleccionista», de Eric Rohmer.

AN EASY GIRL es un film de verano, de vacaciones, fácilmente ubicable dentro del género «coming of age». Se centra en un par de meses en la vida de Naïma, una chica de 16 años que vive precisamente en Cannes y termina su año escolar. Su familia trabaja en la cocina de un hotel de lujo cercano y ella pasa gran parte del tiempo con un amigo de la escuela. Hasta que llega su prima Sofia, una chica mayor que ella y de una muy «producida belleza» y actitud sensual. Es «la chica fácil» del título del nuevo film de la directora de BELLE EPINE.

Su nueva película se presenta como una comedia liviana, de situaciones, pero pronto se va complicando y volviendo algo más oscura. Sofía es muy seductora y directa con los hombres, no temiendo encararlos de una manera frontal mostrándose casi como una imitación a pura cirugía estética de un modelo de belleza tipo Brigitte Bardot. Naïma es casi lo opuesto. Más tímida, aniñada y para nada «provocativa», sigue a su prima cuando ella se enreda en una historia con un millonario brasileño dueño de un yate anclado en el puerto.

AN EASY GIRL se centrará principalmente en las andanzas de las primas, el seductor Andrés (Nuno Lopes) y Philippe (Benoit Magimel), amigo y especie de asistente personal del brasileño. Pero más que nada su eje pasará por la mezcla de fascinación, envidia, celos e incomodidad que a Naïma le produce su prima, lo mismo que la vida dispendiosa de los personajes que va conociendo. Casi siempre en tono liviano y con algunos notables momentos cómicos, la película va cobrando oscuridad con el fin del verano y algunas experiencias un tanto más difíciles que les toca vivir.

Sin ser una gran película, se trata de una apuesta hacía un tipo de cine francés (una comedia melancólica de amores de verano, digamos) que no se ve demasiado últimamente en Cannes y que son parte de la educación sentimental y cinematográfica que siempre supo darnos este país, de Jean Renoir y Eric Rohmer, cuya LA COLECCIONISTA es una reconocida inspiración para este film, hasta hoy.