Cannes 2019: crítica de «Frankie», de Ira Sachs (Competencia)
Una famosa actriz reúne a toda su familia en un lugar idílico en Portugal para acompañarla a atravesar un momento difícil en su vida en este drama del director norteamericano de «Love is Strange» protagonizado por Isabelle Huppert, Marisa Tomei, Brendan Gleeson y un gran elenco.
El género de película turística es uno complicado. Lo han visto muchas veces. Suele incluir a un director reconocido trabajando con un elenco importante en una locación exótica y lejana a sus escenarios habituales. También tiene acentos curiosos y se arma como una coproducción entre varios países. Un buen ejemplo de esa movida, cuando sale bien, puede ser Richard Linklater. Y digamos que, acaso a la fuerza, el principal cultor reciente de este subgénero ha sido Woody Allen, filmando en Roma, París o Barcelona. Sachs, un director con no pocas similitudes temáticas con Allen, aunque no formales, se prueba en ese terreno y los resultados son discretos, no malos pero tampoco del todo logrados.
La ciudad elegida aquí es Sintra, un hermoso paraje que Sachs –y el director de fotografía Rui Pocas, de ZAMA— muestra en su muy portuguesa belleza. Isabelle Huppert encarna a Frankie, una veterana y famosa actriz que está pasando allí unas vacaciones con su extendida familia que incluye a su marido (Brendan Gleeson), su ex marido (Pascal Greggory), dos hijos, cuñada y nieta adoptiva. A ellos se les sumará una peluquera (Marisa Tomei), amiga suya de varios rodajes, su amigovio (Gregg Kinnear) y algún otro más.
Frankie no está bien de salud y el objetivo de esa reunión familiar en un lugar idílico acaso sea armar una suerte de despedida, pero a lo largo de un día la historia se va desplegando hacía otras zonas, especialmente ligadas a tramas de amor (más bien de desamor) entre distintos pares de personajes.
El director de LITTLE MEN se deja llevar por el tono lánguido del escenario y el clima y no logra implicar al espectador del todo en la historia del modo en que si lo hacía en sus otros films. En su última media hora, acaso, la película cobre cierta densidad, especialmente en las escenas que juegan juntas Huppert y Tomei, esa gran actriz que aquí se luce hasta por encima de la propia protagonista. Otras subtramas se vuelven un poco obvias o bien remanidas, sin convencer nunca del todo.
De todos modos se trata de una película por momentos bella y melancólica que es mucho mejor a lo que Allen, en un estilo que en algún momento pudo haber sido similar pero ya no lo es, hizo en Europa hasta ahora. Los problemas familiares y románticos de los personajes pueden ser un poco previsibles pero la forma en la que por momentos se acercan a ellos y el lugar les permite desarrollarse hasta encontrar su particularidad.