Online: crítica de «Untouchable: The Rise and Fall of Harvey Weinstein», de Ursula Macfarlane
Este documental acerca del tristemente célebre productor hollywoodense acusado de abuso sexual por decenas de mujeres se centra en su historia de vida, su lugar de poder en Hollywood y en los durísimos testimonios de las víctimas de sus crímenes.
El tristemente célebre caso de Harvey Weinstein, el productor cinematográfico que se convirtió en la cara más visible de las revelaciones de los abusos sexuales en Hollywood al punto de terminar siendo casi el disparador del movimiento #MeToo recibe aquí un tratamiento cinematográfico efectivo pero por demás convencional y periodístico, que fue emitido por la BBC en Gran Bretaña y por Hulu en los Estados Unidos. Se trata de las típicas producciones hechas para la televisión, con el propósito de cumplir una función meramente informativa. Misión que, en cierto modo, cumple. Pero no mucho más que eso.
UNTOUCHABLE va y viene en el tiempo con un clásico espíritu de informe periodístico, pero su objetivo es contar la patética saga personal de Weinstein desde sus inicios como promotor de conciertos en Buffalo hasta llegar al presente de su juicio, pasando por las distintas etapas de su carrera como productor empezando por Miramax (fundada junto a su hermano Bob) y sus éxitos comerciales y artísticos de los ’90 y luego su decadencia cuando debe abrirse de la compañía que le vendió a Disney. Si bien su carrera como productor tiene su merecido espacio (más que nada para entender su poder y control en la industria), el centro pasa por su historial y mecánica de abusos de todo tipo, principalmente sexuales.
El film funciona a partir de entrevistas y algo menos de material de archivo (de hecho, cuando ponen carteles tipo «Nueva York, 1978» y muestran imágenes actuales de la ciudad se nota lo perezosa que es la producción) y los que hablan son, por un lado, personas que trabajaron con Weinstein, sufrieron su costado bully, en algunos casos renunciaron y en otros no, y hablan de su comportamiento agresivo y también de su talento para adquirir o producir películas de autor como las de Quentin Tarantino o Steven Soderbergh, como así también para bañar de Oscars a productos como EL PACIENTE INGLES y SHAKESPEARE APASIONADO, entre otras. También hay varios periodistas, como Ronan Farrow y otros, que cuentan sus investigaciones. Y, fundamentalmente, media docena de mujeres que cuentan sus terribles situaciones de abusos sexuales de este sujeto.
Si bien cada uno de los casos tiene su particularidad, el modus operandi de Weinstein era similar y ya es conocido. Y lo que UNTOUCHABLE quiere dejar en claro es la imposibilidad de todas estas mujeres de evitar esas situaciones a partir del poder y el control que Weinstein tenía no solo sobre ellas en el momento específico (incómodas y desagradables situaciones de hotel que no quiero ni describir) sino sobre la industria en general, al punto de considerarse a sí mismo «el sheriff de la ciudad». Intocable, como dice el título de la película. Eran situaciones de abuso físico y de poder de las que les era imposible salir ilesas.
Es cierto que UNTOUCHABLE no ofrece muchas revelaciones sobre el caso ni tiene demasiado interés cinematográfico. Es un repaso audiovisual de una historia que se volvió tristemente conocida. Para lo que sí sirve, llegado el caso, es para escuchar los testimonios, ver los rostros, los gestos y las expresiones de las mujeres que vivieron esas horrendas experiencias y darse cuenta hasta qué punto han sido afectadas por los sucesos, siendo tal vez Paz de la Huerta el ejemplo más brutal. Pero también son las historias de Hope D’Amore, Erika Rosenbaum, Caitlin Dulany, Nannette Klatt, Rosanna Arquette y muchas más que no aparecen aquí. Como sucedió con el documental de Michael Jackson, cuando las historias conocidas tienen nombre, rostro y son escuchadas en primera persona, el impacto aumenta. Y ese es el valor principal de este documental que no da por concluido nada. Más allá de la condena a Weinstein –aseguran varios de los entrevistados–, el mundo sigue girando más o menos igual que antes. Y no solo Hollywood.