San Sebastián 2019: crítica de “Wasp Network”, de Olivier Assayas
Una confusa y algo caótica mezcla de historias (y de acentos iberoamericanos) convierte al nuevo film del director de “Carlos” en una experiencia cinematográfica fallida, pese a un importante elenco integrado por Edgar Ramírez, Penélope Cruz, Wagner Moura, Leonardo Sbaraglia y Gael García Bernal.
Es difícil desde una perspectiva (o al menos un oído) latinoamericana no sentir cierta decepción viendo WASP NETWORK. Me dirán que es un problema menor, y quizás tengan hasta razón, pero me resultó muy difícil durante mucho tiempo concentrarme en una película en la que un actor venezolano, un mexicano, un brasileño, una española y un argentino interpretan personajes cubanos cada uno hablando con un acento completamente distinto pero igualmente caprichoso. Son los clásicos problemas de hacer una gran producción iberoamericana y quizás sean inevitables pero cuesta concentrarse mientras Penélope Cruz se esfuerza en decir casi una letra atrás de la otra, a Leonardo Sbaraglia el acento se le vuelve de golpe riojano o catamarqueño y al pobre de Wagner Moura lo siguen haciendo sufrir hablando en español con cualquier acento. Edgar Ramírez y Gael García Bernal salen más airosos del desafío complicado de hablar “en cubano”, pero de todos modos el de los acentos no es el mayor problema del film de Assayas.
La película falla desde muchos lados. Narrativamente, construyendo y destruyendo permanentemente su historia, dejando personajes en el camino, dándole peso a otros que desaparecen de golpe, girando de acá para allá sin tener muy en claro qué está contando más allá de lo que podría resumirse como “una década de espionaje y contraespionaje entre Cuba y los Estados Unidos”. Lo que podría haber sido una épica de espías de creciente tensión termina siendo un patchwork de escenas que parecen cortadas de una mejor y más larga versión de la misma historia.
Y estéticamente falla al tomarse, casi todo el tiempo, demasiado en serio una trama que, si bien pudo haber sido dramática en su momento, ahora parece perfecta para algo más cómico, satírico, osado. Hay algo en las vestimentas, las casas, los diálogos y, claro, los acentos de ese Miami (pronúnciese Mi-a-mi”) que llaman a ser tomados en un estilo más propio de los hermanos Coen, de Tarantino o del excesivo De Palma de CARLITO’S WAY, pero la mayor parte del tiempo el director de IRMA VEP se toma demasiado en serio a sí mismo y a un guion que necesitaba un giro más hacia el absurdo.
WASP NETWORK transcurre entre la caída de la Unión Soviética a fines de los ‘80 y poco antes del año 2000. Una década marcada por el espionaje entre Cuba y los Estados Unidos, ya que se suponía entonces que el gobierno de Fidel Castro no iba a sostenerse tras la derrota y desaparición de su principal sostén económico y político. La época estuvo atravesada por intentos de asesinato a Fidel, de desprestigio de la vida en la isla y de la campaña desde Miami de llevar la democracia a Cuba de una manera un tanto discutible. Y también por las olas de balseros que partían hacia los Estados Unidos en busca de un futuro más cómodo en función de las evidentes dificultades económicas de la isla.
Assayas hace milagros tratando de encontrar una postura política equidistante: la película tiene sacrificados héroes de la revolución y también algunos impresentables, defiende la soberanía de la isla pero no deja de criticar sus innegables problemas políticos y lo mismo hace con los cubanos que viven en Estados Unidos, aunque aquí la mayoría de ellos son bastante desagradables. Contar detalles sobre la trama podría dar lugar a un enorme spoiler ya que promediando el relato una vuelta de tuerca un tanto inesperada (y manejada narrativamente de un modo bastante caprichoso) hace girar mucho de lo que vimos hasta entonces, pero lo que se nos cuenta de entrada son las vidas de dos cubanos que huyeron a Miami y empezaron a trabajar allí para los llamados “gusanos”.
Uno es René González (Ramírez, que merecía ser el protagonista único de la película ya que es el mejor personaje y la más creíble actuación dentro del grupo), trabajador y esforzado piloto cubano que deja a su mujer Olga (Cruz, con un look ochentoso tardío muy logrado) y a su hija para irse a Miami a combatir por el retorno de su país a la democracia para sorpresa de su esposa, que pasa a renegar por completo de él. El otro, piloto también, es Juan Pablo Roque (Moura, el actor brasileño de NARCOS, sacrificado aprendiz de diversos acentos del castellano), quien hace el mismo viaje pero soltero y más fascinado por el American lifestyle, casándose allá con una bella mujer divorciada (Ana de Armas, que es cubana pero habla casi siempre en inglés) y viviendo una vida más lujosa.
Ambos trabajan para José Basulto (Sbaraglia, muy flaco y canoso), entre otros personajes que operan desde Miami contra el régimen castrista. En sus aviones los pilotos dejan panfletos sobre La Habana, ayudan a los balseros en problemas, pero también se meten en tráfico de drogas y en otras actividades desestabilizadoras. En la mitad de la película una voz nos retrocede de 1992 a 1988 y entra en escena un tal Hernández (García Bernal) y se nos cuenta algo que hace resignificar buena parte de lo que vimos antes. De ahí en adelante la película se ordena un poco y la segunda mitad resulta más orgánica y potente, aunque sigue teniendo muchísimos problemas a la hora de saber bien qué historia está contando.
WASP NETWORK tiene escenas sueltas que dejan en claro que hay un cineasta talentoso por detrás de este film esquivo y fallido, pero son apenas chispazos de magia, momentos que nunca logran construir el suspenso orgánico de una película extraordinaria como CARLOS, claramente la más comparable a ésta dentro de su obra, aunque hay momentos de engaños múltiples que hacen recordar a BOARDING GATE o hasta DEMONLOVER. Una extensión más larga (tipo miniserie) o un eje más claro podría ayudar a que la película funcione de manera más fluida, pero para ver eso habrá que esperar a toparse con la nueva versión de la película que Assayas está preparando para estrenar en breve en el Festival de Nueva York tras el flojo recibimiento que tuvo en Venecia. No sé por donde hará los cambios pero deberán ser bastante radicales para transformar a este película problemática y de disfrute intermitente en una gran obra. Tal vez lo logre, y más aún si dobla los diálogos de buena parte del elenco…
Hay un error también de hecho… los disparos a los hoteles fueron desde lanchas, nunca desembarcaron con armas a una playa… eso no fue así.