Estrenos: crítica de «Kursk», de Thomas Vinterberg

Estrenos: crítica de «Kursk», de Thomas Vinterberg

por - cine, Críticas, Estrenos
02 Feb, 2020 07:58 | Sin comentarios

Ustedes eran muy jóvenes –o bien no habían nacido– pero en 1995 el director de KURSK junto a su compatriota danés Lars von Trier fundaron algo llamado Dogma. No vamos a detallar acá en qué consistía ese manifiesto por un realismo digital a ultranza (pueden googlearlo si no conocen el tema), pero lo cierto es […]

Ustedes eran muy jóvenes –o bien no habían nacido– pero en 1995 el director de KURSK junto a su compatriota danés Lars von Trier fundaron algo llamado Dogma. No vamos a detallar acá en qué consistía ese manifiesto por un realismo digital a ultranza (pueden googlearlo si no conocen el tema), pero lo cierto es que cuando uno ve esta película le llama la atención que se trate del mismo director. Ya sabemos que Thomas Vinterberg no dirige hace muchos años películas con las autoimpuestas limitaciones del Dogma, pero este tipo de superproducción pan-europea, adaptada de un best-seller centrado en un caso real, con actores de media docena de países distintos hablando mal en inglés, está en las literales antípodas cinematográficas que LA CELEBRACION, película que lo hizo famoso allá lejos y hace tiempo.

A KURSK le juegan en contra varios eventos. Por un lado, se trata de una historia que muchos conocen por lo que no hay demasiado suspenso en cuanto a su resolución. Y, por otra, su academicismo de coproducción europea de los ’60 la vuelve muy banal en relación a la reciente CHERNOBYL, serie que también se basa en un episodio trágico de la historia rusa (en ese caso soviética, KURSK transcurre en 2000, 14 años después del accidente nuclear, post caída de la URSS) y que también trabaja sobre ejes parecidos: la inoperancia y negación de las autoridades que impiden o dificultan un trabajo de rescate que podría haber funcionado mejor si no fuera por tanta negligencia.

«Kursk» es el nombre de un submarino ruso que sufrió una serie de explosiones (es algo que sucede al principio de la película, no spoilearé más que eso para los que no conocen la historia) que lo dejaron medio destrozado en el fondo del Mar Báltico. El film reconstruye (recupera, inventa) la historia de un grupo de tripulantes que sobrevivieron a esa explosión y los «esfuerzos» desde afuera para recatarlos vivos. Lo de las comillas viene a cuento de lo que hablaba en el párrafo anterior: los rusos no tienen ni los equipos ni la tecnología que pueda ayudar a rescatar a los sobrevivientes pero no quieren aceptar la ayuda de otros países para no admitir su incapacidad de solucionar sus propios problemas. Y esas idas y venidas demandan un tiempo que los sobrevivientes –que pasan hambre, frío, viven empapados y cada vez con menos oxígeno– no tienen.

Uno de los tantos problemas de KURSK es que no se sabe bien qué historia quiere contar. Empieza en Tierra (formalmente Vinterberg juega con el formato de pantalla y lo expande una vez que el submarino comienza su breve andar) con una larga escena de casamiento claramente inspirada en la de EL FRANCOTIRADOR presentando personajes con lujo de detalles. Pero una vez que una parte del submarino explota, lo humano pasa bastante al costado y Vinterberg decide ir y venir entre las distintas opciones para resolver los problemas presentados. Tanto desde afuera (con los citados líos burocráticos) como desde adentro, con las esfuerzos para sobrevivir hasta ser rescatados.

El elenco es un compilado de actores reconocidos europeos. No hay rusos, pero muchos daneses, suecos, alemanes, belgas, franceses e ingleses. Todos hablan en inglés (que, salvo para un par, no es su lengua materna) con un acento supuestamente ruso. Y cada diálogo da la impresión que fue escrito en tono de comedia, como si estuviéramos viendo una parodia de un film de acción o una de esas películas dobladas en posproducción. Es cierto que CHERNOBYL era también en inglés. Pero era inglés hecho y derecho por actores que lo hablaban bien y sin intentos de hacer un «acento ruso». Acá es un circo de acentos y de looks, con una casting sobrecargado de escandinavos (de Max von Sydow a Pernilla August, pasando por varios veteranos del cine de Vinterberg), franco-belgas (Matthias Schoenaerts, Lea Seydoux), alemanes (August Diehl), austríacos (Peter Simonischek) y británicos (Colin Firth) haciendo recordar los peores ejemplos de un subgénero en una época conocido como euro-pudding y que generaba productos con algunas similitudes con éste.

Producida por Luc Besson, KURSK tiene al menos un par de escenas de suspenso y tensión que sacan al relato de la rutina y medianía en la que va cayendo. Una de ellas tiene claras reminiscencias del cine catástrofe de los ’70 y las otras son, más que nada, las violentas explosiones que tienden a despabilar al espectador cuando siente que no hay mucho interesante que pueda pasar. Lo mejor es no leer demasiado acerca de la historia real ya que allí, quizás, pueda generarse un suspenso que jamás tendremos los que la conocíamos. No es mucho, pero al menos es algo de lo que agarrarse para pasar las dos horas que demanda la película de un modo un tanto más entretenido.