Estrenos online: críticas de «The Quarry», «Saint Frances» y «Queen & Slim»
En este post dedicado a películas disponibles online pero por fuera de las plataformas pagas analizamos tres estrenos recientes: un seco drama policial, una inteligente comedia dramática indie y una bastante ridícula road movie supuestamente política.
Por el cierre de los cines, hay una gran cantidad de películas que están siendo estrenadas directamente online en todo el mundo, pero especialmente en los Estados Unidos. Algunos de esos títulos podían haber ido a cines pero, dadas las circunstancias, sus distribuidores decidieron estrenarlas así. Hay casos de todo tipo: estrenos que fueron del cine al VOD en cuestión de días o semanas al empezar el «aislamiento social» cuando lo habitual son meses, otras películas que salen directo en VOD (cada semana son más, en función de la posibilidad de que el cierre de cines dure meses o más) y otras que fueron apareciendo estas semanas ya meses después de sus respectivos estrenos en los Estados Unidos.
En este caso, casualmente, escribí sobre películas que representan a cada una de las distintas situaciones. THE QUARRY es un estreno de ayer, 17 de abril, directamente en VOD en los Estados Unidos. SAINT FRANCES había llegado a los cines el 28 de febrero pero por motivos obvios debió rápidamente ser lanzada online. Mientras que QUEEN & SLIM no se separa del modelo clásico: es un estreno comercial de fines de 2019 –siempre en Estados Unidos– que hoy está online… como solía suceder antes de todo esto.
Una aclaración importante: ninguna de estas películas se editaron, lanzaron o distribuyeron legalmente, al menos hasta donde yo sé, en América Latina (creo que QUEEN & SLIM tuvo una distribución en España y figura como estreno de marzo en Argentina y México, cosa que por motivos obvios no sucedió). Tampoco están en Netflix, Qubit, Mubi o Amazon Prime y no se me ocurre ninguna otra plataforma legal que las tenga (hice pruebas en Apple o Google Play y… nada). Esto es: a falta de proveedores legales, en «nuestros países» la piratería o la descarga ilegal ha pasado a ser la única manera de ver películas que no estén en Netflix o lo poco nuevo-nuevo que aparece en las otras por estas latitudes. Si alguno sabe de otras opciones legales –o si algo se está cocinando por el lado de la distribución local al respecto–, me avisa…
Así que, de continuar esta cuarentena, en la sección «estrenos online» iré resumiendo de a varios estrenos por vez. Salvo casos específicos de films muy relevantes, no haré un post sobre cada película porque imagino que muy poca gente las verá (al día de hoy muchas ni siquiera tienen subtítulos en castellano disponibles) ya que son títulos muy específicos y hasta difíciles de encontrar en el «universo torrents» y similares. Pero vale hacer un reporte sobre ellas porque algunas son realmente recomendables. Sin más preámbulos entonces, unos párrafos sobre estas tres películas para ver (o no) online.
THE QUARRY, de Scott Teems
Esta policial de pueblo chico, que transcurre en el Oeste de Texas cerca de la frontera con México, tiene un aire a novela de Jim Thompson pero, en su ejecución, está más cerca del drama personal que del film noir. Su trama parte de la clásica situación de «persona que se hace pasar por otra». En este caso, un fugitivo (Shea Whigham) es recogido en la ruta por un pastor alcohólico (Bruno Bichir) que va camino a oficiar en la iglesia del pueblo en cuestión, poblado en su mayoría por inmigrantes mexicanos. El tipo mata al reverendo, lo entierra por ahí y, si bien no es ni pastor ni habla castellano, logra hacerse pasar por él.
Pronto empiezan a aparecer dudas (la película evita mostrarnos cómo es que el hombre puede conducir servicios religiosos sin saber siquiera las rutinas de una misa, apoyándose en la incomprensión idiomática entre él y los fieles), en especial de parte del sheriff del pueblo (Michael Shannon). El policía persigue a dos jóvenes hermanos mexicanos que le robaron al protagonista (cuyo nombre real nunca se dice) sus cosas al llegar al pueblo y, al aparecer algunos objetos de ese robo, el tipo empieza a sospechar que el hombre no es quién dice ser.
Al arrancar con una escena violenta, Teems parece prometer un policial duro que nunca llega del todo. La película se va volviendo un drama con toques religiosos sobre el intento de salvación de un pecador, que empieza a notar que sus lecturas religiosas tienen un efecto no solo en la gente sino en él mismo. Y, de hecho, la parte policial del asunto es la que empieza a quedar fuera de lugar, o la que no funciona correctamente, ya que la tensión nunca termina de aparecer o no está bien construida cinematográficamente.
Esa sequedad la vuelve por momentos casi «europea» (hay planos bressonianos aquí y allá) o, al menos, una película más reflexiva y «lenta» que el western moderno a lo NO COUNTRY FOR OLD MEN que parece en un principio. Acaso EL APOSTOL, de Robert Duvall, sea una buena referencia. De hecho, en algunos momentos –por su tempo, sus pocos diálogos y su economía de recursos– me hacía recordar a cierto cine policial argentino que transcurre en pequeños pueblos de provincia, de esas películas que suceden en lugares cuya población total no parece exceder jamás la cantidad de actores contratados.
THE QUARRY es un drama opaco pero con momentos interesantes sobre este hombre taciturno, un criminal agobiado y en crisis que parece descubrir, acaso demasiado tarde, que «las palabras de Cristo» (al menos las referidas al perdón, la solidaridad o la posibilidad de redención) pueden ayudarlo en su vida. Y una no tan buena sobre un policía tan perezoso como prejuicioso, un traficante latino de poca monta y un tanto inútil, y el sospechoso «curita» que se mete en el medio y lo complica todo.
SAINT FRANCES, de Alex Thompson
La mejor película de estas semanas me tomó por sorpresa completamente. Pasó bastante desapercibida por festivales y tampoco es fácil encontrarla online, y eso que toca un montón de temas que son centrales al debate cultural de hoy (esto, claro, pre-pandemia). Escrita y protagonizada por Kelly O’Sullivan, esta comedia dramática indie se centra en Bridget, una chica de 34 años, que no «avanzó» en la vida del modo que su familia esperaba. Hoy trabaja como camarera u ocasional babysitter –pese a ser universitaria– y tampoco ha querido tener hijos.
La película se centrará en las experiencias de ella durante un período de su vida en el que trabaja como nanny de una simpática pero un tanto incontrolable niña llamada Frances, hija de dos madres que han tenido hace muy poco otro bebé y están –especialmente una de ellas– en un momento complicado en sus vidas, tanto personales como de pareja. En el medio, Bridget queda embarazada de un novio un tanto ocasional y aborta, sin mediar ningún drama ni complicación pero tampoco ningún análisis ni introspección respecto a lo sucedido.
SAINT FRANCES es tan natural, realista y creíble en la descripción de sus personajes y su mundo que, aún cuando el guión hace a la película recorrer caminos un tanto más previsibles, esa cualidad casi nunca se pierde. En los papeles puede tener una estructura un tanto obvia en lo que respecta a cómo la relación entre una chica un tanto indolente y despreocupada y esta familia tan progre como caótica (es un dato curioso que una de las madres de esta pareja sea una católica tan creyente) modifica y altera a ambos, pero la película transmite tanta verdad en su momento a momento que (casi) todo funciona a la perfección.
La película solo falla en un par de personajes secundarios que, al no estar desarrollados lo suficiente, se transforman en un chiste fácil. Pero levanta mucho gracias, también, a la extraña química entre Bridget y «Franny», una niña que parece muy simpática pero que puede ser también inmanejable y difícil. SAINT FRANCES nos instala en un mundo casi 100% femenino –la cantidad de escenas ligadas a menstruaciones o pérdidas de sangre debe ser un récord en la historia del cine– y nos enfrenta a los conflictos de una serie de mujeres que descubren que, más allá de todos los problemas, existe un invisible lazo de solidaridad que las une.
QUEEN & SLIM, de Melina Matsoukas
Al contrario que SAINT FRANCES, hay otras películas que reciben excesivos aplausos más por sus supuestamente audaces ideas políticas que por su factura. A juzgar por las críticas y calificaciones uno pensaría que QUEEN & SLIM es una de esas películas «tapadas» que probarían ser mejores que muchos otros films más conocidos. Bueno, no es el caso aquí. Más bien al contrario: se trata de una película mediocre –sino directamente mala– que solo puede haber sido celebrada por cuestiones extra cinematográficas. Aunque, en realidad, tampoco esas cuestiones son muy celebrables que digamos, al menos en la manera en la que están expresadas aquí.
Esta especie de BONNIE & CLYDE (o THELMA & LOUISE) afroamericano arranca muy bien, con un hombre y una mujer que se conocen vía Tinder y que se dan cuenta, claramente, que eso no va a funcionar. El problema es que, cuando Slim (Daniel Kaluuya, el de HUYE!) lleva a Queen (Jodie Turner-Smith) en auto de regreso a su casa, son detenidos por la policía para un chequeo. La cuestión se enrarece (es evidente el racismo del policía) y termina mal, con Slim disparándole al oficial y ambos escapando con destino incierto.
De ahí en adelante la película irá mostrando distintas aventuras y (des)encuentros de la despareja pareja en camino hacia una posible huída del país desde Florida y volviéndose cada vez más convencional. En medio del drama de la situación, esta road-movie encuentra momentos para ofrecer una banda sonora cool de canciones de hip-hop o R&B (Bilal, Vince Staples, Syd, Lil Baby y hasta Lauryn Hill) y escenas románticas de corte publicitario o de video musical, que es el universo del que proviene la directora. Junto a esto, en paralelo, la pareja se va convirtiendo en un mito para los afroamericanos, lo que lleva a revueltas en distintos lugares del sur del país.
La película es una mezcolanza de ideas tal que es imposible contabilizarlas. Una escena de sexo entre ambos editada a la par del asesinato de un niño por parte de la policía en medio de una demostración es, de todas, el colmo del absurdo, por no decir de la abyección. Pero no solo eso: cada escena está llevada al máximo de sus posibilidades, sean melodramáticas como supuestamente humorísticas y hasta romántico/políticas. Digamos que Spike Lee es sutil al lado de lo que se intenta en QUEEN & SLIM, un caso de pornografía emocional supuestamente progresista que no debería ser usado como ejemplo de ningún movimiento o causa política ya que no haría más que mostrar su confusión ideológica. La forma en la que se expresan las ideas es igual de importante que las ideas.