Estrenos online: crítica de «La otra Missy», de Tyler Spindel (Netflix)

Estrenos online: crítica de «La otra Missy», de Tyler Spindel (Netflix)

por - cine, Críticas, Estrenos, Online, Streaming
14 May, 2020 08:23 | comentarios

Esta comedia producida por Adam Sandler se destaca, únicamente, por el notable trabajo cómico de Lauren Lapkus, que interpreta a la descontrolada chica que da título a la película.

Hay mil motivos distintos para ver una película, aunque hay uno que, claramente, es el principal cuando se trata de una comedia: divertirse, entretenerse, pasarla bien. Bueno, seamos sinceros, LA OTRA MISSY no cumple del todo con ninguno de esos tres objetivos. Es un pastiche un tanto mediocre de decenas de comedias similares –y mejores– hechas a través de las décadas en las cuáles un grupo de gente se reúne en un hotel/resort de lujo por algún evento especial y todo se desbanda. No hay mucho acá para agregar al subgénero, más allá de la sensación de admiración que uno tiene al ver algunas de estas producciones de Adam Sandler: el hombre realmente saber cómo quedarse con el dinero de Netflix y repartirlo entre sus amigos, encima haciéndolos pasar unas semanas de vacaciones en un hotel de lujo en Hawaii.

Pero, igualmente, a los que seguimos la evolución del género nos interesa estar al día, entre otras cosas, para descubrir o confirmar el talento de algunos intérpretes. Y ese puede ser motivo suficiente para ver una película, más allá de que no sea buena ni mucho menos. En este caso, LA OTRA MISSY es una ocasión única para apreciar a Lauren Lapkus, una excelente comediante cuyo manejo del género es único y muy particular. Interpretando a la Missy en cuestión –un personaje completamente fuera de control–, la actriz de ORANGE IS THE NEW BLACK opera con un timing cómico raro de ver, con un control extraordinario de cada situación y sacándole jugo a un guión que no ofrece demasiado material para exprimir.

No sé cuánto del material que vemos surge de la alta y flaca actriz de enormes ojos que parecen tener vida propia y cuánto parte del guión, pero no me extrañaría que mucho de lo que sale de su boca y de las extrañas contorsiones de su cuerpo sea absolutamente improvisado. Puede no serlo y eso no cambiaría nada. Es evidente que estamos ante una intérprete que opera en otro nivel que el resto del elenco. Es como ver a un futuro Michael Jordan jugando con el equipo de oficinistas de la más aburrida compañía de seguros.

Eso es, de hecho, lo que interpretan. Y en algún punto sus presencias son tan intercambiables que más que actores bien podrían ser los verdaderos oficinistas de los que la película se burla. El protagonista es David Spade y el veterano comediante tiene que bajar aquí un par de cambios para dejar espacio a esa suerte de dibujo animado con cara que es Lapkus, a quien alguno ha comparado –con cierta justicia– con el Jim Carrey de los ’90. El show empieza y termina con ella. Y cada plano en el que no está presente bien puede ser víctima del fast forward –o como sea que se llame la opción de Netflix de adelantar unos segundos– y nada se perdería.

Lapkus es «la otra Missy» del título. Una chica desinhibida, bromista, intensa y descarada que conoce a Tim (Spade) en una cita a ciegas. Un oficinista modoso y aburrido que solo quiere avanzar casilleros profesionales en su empresa, el opaco Tim no puede ser más distinto que esa «bola de fuego» que tiene enfrente. Y esa primera y desastrosa cita es, a la vez, un fracaso para él y la mejor escena de toda la película, la que invita al espectador a preguntarse: ¿Quién es esa chica?

Lo que sigue después es la confusión del título original, traducible como «la Missy equivocada». Es que Tim, tiempo después de su fallida cita con ella, conoce a otra chica también llamada Missy con la que se topa en un aeropuerto. Empiezan a intercambiar mensajes telefónicos y él termina invitándola a viajar con él a Hawaii a un congreso de la compañía en la que trabaja, al que todos irán en pareja. Lo que Tim no supo en todo ese tiempo es que la Missy a la que mandaba mensajes (y fotos íntimas) no era la que él creía sino… la otra. Es así que cuando «the wrong Missy» se le aparezca en el avión con sus invasivos y delirantes modos, Tim sentirá que el mundo se le acaba.

El resto de la comedia de Spindel transcurrirá en el hotel de lujo en cuestión, en el que Tim querrá hacer educados intentos por quedarse con un puesto que pelea con una feroz colega, intentos que se verán, una y otra vez, enredados y puestos patas para arriba por la abrasiva y delirante Missy, que se involucrará en la vida de todos, se emborrachará y hará de las suyas en los momentos menos indicados. Está claro que, en algún punto, esa mecánica comenzará a tener algún punto a favor y los opuestos empezarán a acercarse. No sería una comedia «romántica» de no suceder eso.

De vuelta, no hay mucho para ver en LA OTRA MISSY más que observar a Lapkus en acción, ver la manera en la que maneja con destreza cómica su cuerpo, su gracia verbal y cómo sus ojos salidos de sus órbitas funcionan independientemente del resto de su cara. Un poco Jerry Lewis, un poco Ilana Glazer (la de BROAD CITY), otro tanto Carrey o muchos de esos comediantes que pueden congeniar sin fisuras humor verbal y físico a la vez, la chica cuya cara seguramente recuerdan pero no saben bien de dónde (tuvo un breve paso por THE BIG BANG THEORY y es muy graciosa en la película BETWEEN TWO FERNS) es, en este caso, el único y real motivo por el que ver esta mediocre película que solo ella hace tolerable con su presencia y su enloquecedora magia.