Estrenos online: crítica de «Miragem», de Eryk Rocha (Cine.ar)

Seguramente alguno podría describir a la nueva película de Eryk Rocha como una suerte de TAXI DRIVER en Río de Janeiro. Y si bien las películas son muy distintas en muchos aspectos específicos –más que nada, en la personalidad de sus respectivos protagonistas–, la comparación no está tan fuera de lugar. El film del realizador brasileño del documental CINEMA NOVO retrata, más que nada, la experiencia de recorrer las calles de esa ciudad de noche, llevando y trayendo distintos personajes –de diferentes clases sociales, razas y edades– a través de los diversos barrios y zonas de esa bella y siempre un tanto caótica ciudad.

Paulo (Fabricio Boliveira) es un taxista que maneja por esas calles plagadas de tráfico, pero a la vez es un hombre preocupado por su complicada vida personal. Es que está separado de Livia y no le alcanza el dinero para pagarle a ella la manutención de su hijo de diez años, Mateus, al que no puede ver y extraña. Entre los variopintos personajes con los que se topa en sus recorridos nocturnos, algunos particularmente molestos o incómodos, y las zonas por las que pasa su taxi –hay una salida de un partido del Flamengo que es especialmente violenta– aparece Karina, una enfermera que atraviesa una situación con algunos puntos de contacto con la suya, y con la que empieza a verse cada vez más seguido cuando ella directamente lo llame para que la vaya a buscar con su taxi.

Rocha utiliza ese eje dramático como sostén narrativo de la historia, pero lo que mejor retrata, a mi entender, es el universo que rodea al protagonista. En el movimiento de la cámara (que en algún momento gira hasta poner la ciudad de cabeza), en la manera en la que las luces encandilan y marean jugando con los enfoques, en la cercanía con el rostro de su protagonista, en la intensidad de las bocinas y los ruidos de la calle, en los escenarios conocidos pero vistos sin ninguna intención turística, Rocha hace una pintura de una ciudad volátil y mucho menos relajada de lo que puede parecerle a un ocasional turista que no se mueve de la playa. De hecho, cuando se sube al coche una pareja de argentinos (Inés Estévez y Luis Ziembrowski) en plan «che, sacanos una foto… pero que se vea el Pan de Azúcar, eh?«, uno puede darse cuenta lo fuera de lugar que parecen dentro de la perspectiva de Paulo.

Si bien la película, una coproducción entre Brasil y Argentina, fue filmada antes del ascenso de Jair Bolsonaro a la presidencia y, obviamente, sin imaginar que una pandemia viral iba a hacer desastres precisamente en esa misma ciudad (y en las vidas de enfermeros como Karina), no se puede evitar verla desde esa perspectiva, lo cual le agrega un grado de dramatismo aún mayor. Si así estaba la ciudad entonces, ¿cómo estará ahora? Lo que queda claro en MIRAGEM es que esas tensiones sociales, raciales y económicas, esa violencia e intensidad urbanas, no son nuevas sino que siempre han formado parte de las redes de relaciones urbanas de Brasil y de toda América Latina.

Quizás el corazón narrativo de la película (el hijo, la ex, la nueva pareja) no esté del todo a la altura del universo que Rocha creó a su alrededor. La historia es, sí, conmovedora, emotiva y acaso dolorosa, pero apela un poco más a un humanismo clásico, sin demasiados dobleces. Es ahí que la película del hijo de Glauber Rocha toma evidente distancia con la de Martin Scorsese, cuyo protagonista era mucho más enfermo y al que «la podredumbre urbana» afectaba de maneras mucho más elocuentes. MIRAGEM no aspira a esa ambigüedad psicológica sino a algo casi opuesto. A transmitir que, más allá de la oscuridad del presente, en alguno de esos largos túneles que unen los distintos barrios de Río se puede soñar con ver algo de luz brillando del otro lado.

MIRAGEM está disponible a partir del jueves 21 de mayo en cine.ar, entrando por aquí.