Estrenos online: crítica de «Raúl (la democracia desde adentro)», de Juan Baldana y Christian Rémoli (Puentes de Cine)

Estrenos online: crítica de «Raúl (la democracia desde adentro)», de Juan Baldana y Christian Rémoli (Puentes de Cine)

Este documental centrado en la vida, la militancia y, fundamentalmente, la presidencia de Raúl Alfonsín intenta recuperar su figura, en toda su complejidad, para las nuevas generaciones. Se puede alquilar online.

Muchas veces me pregunto el motivo de la «recuperación» oficial de la figura de Raúl Alfonsín en la historia política argentina. Tras décadas de estar condenado a una suerte de ostracismo o ninguneo generalizado, la figura de quien fue presidente argentino entre 1983 y 1989 ha comenzado a ser recuperada, cultural y artísticamente, desde perspectivas muy distintas. Este documental, RAUL (LA DEMOCRACIA DESDE ADENTRO), es uno de estos ejemplos. Y la propia película se plantea qué hay por detrás de esa recuperación. Algunos dicen que, desde los sectores más liberales, se reivindica su republicanismo y su honestidad. Y se puede pensar que desde otros sectores políticos –Alberto Fernández lo menciona más a menudo que a referentes históricos del peronismo– se le adjudica no solo un compromiso con la democracia sino con la justicia social y la defensa del bien común. Convertido en prócer, en estampilla, Alfonsín puede ser usado como uno prefiera.

Este documental se suma al de Sergio Wolf sobre el levantamiento carapintada de Semana Santa (ESTO NO ES UN GOLPE) que también revalorizaba el entonces muy criticado desempeño del presidente allí, tema al que esta película le dedica un largo rato, casi al punto de pisarse con aquella. Y al film sobre el Juicio a las Juntas que han escrito Santiago Mitre y Mariano Llinás que quizás veamos dentro de varios años. Codirigido por Baldana y Rémoli, la película intenta, a lo largo de dos horas y media, trazar una biografía pública y política del ex presidente, sin detenerse demasiado en su vida personal (a la que él, aparentemente, tampoco le dedicaba demasiado tiempo) y poniendo el acento en los hechos clave de su presidencia, con algunos flashbacks a su carrera política previa.

Más allá de algunas decisiones estéticas un tanto curiosas (la idea de pintar las paredes, una y otra vez, con slogans o declaraciones suyas de la época tiene su gracia un rato pero luego se agota), el documental opera de manera bastante persuasiva para redondear la imagen de un estadista que intentó torcer el rumbo de un país que venía muy golpeado luego de la dictadura más cruenta de su historia, algo que parecía ir logrando hasta que una serie de circunstancias políticas y económicas –y de discutibles decisiones propias en ambos temas– lo fueron haciendo, de a poco, desbarrancar.

Tampoco es una hagiografía de su figura. En más de un momento varios de los que lo acompañaron en el gobierno, periodistas, analistas políticos y otros que lo conocieron bien dan a entender que se cometieron errores que podrían haberse evitado. Pero por lo general el trato es respetuoso y por momentos celebratorio. La película se detiene en sus principales logros, en sus contundentes discursos y en las nobles intenciones con las que condujo el país durante seis años, hasta tener que dejar el poder anticipadamente por culpa de la hiperinflación. Algunos materiales de archivo que se exhiben son poco vistos o completamente inéditos.

Los principales hechos los conocemos todos los que tenemos cierta edad (el gobierno de Alfonsín atravesó mi escuela secundaria y un poco más), aunque algunos detalles seguramente los recordamos menos. Está, claro, el Juicio a las Juntas –al que quizás no se le dedica el tiempo suficiente– y el citado momento Semana Santa, que tiene más tiempo en pantalla que el mucho más trascendente, históricamente hablando, juicio. Pero también sus combativos discursos enfrentándose con sectores de la Iglesia y de la Sociedad Rural, sus inusualmente confrontativas e improvisadas palabras frente a Ronald Reagan en la Casa Blanca, su relación con el bizarro copamiento del cuartel de La Tablada, sus choques con la dirigencia sindical entonces representada por Saúl Ubaldini y, también, los vaivenes económicos de su gestión, que terminaron como terminaron. Muy mal.

RAUL (el subtítulo me parece feísimo, la película podía haberse llamado solo así, o «Raúl Alfonsín», o «Alfonsín») logra ofrecer una mirada respetuosa y, si se quiere, hasta cariñosa con el ex presidente, pero a la vez también crítica en muchos aspectos, algo que no es demasiado usual en estos tiempos de grieta política. Es que, como esa zona gris que abre la película a la hora de tratarlo, Alfonsín era un presidente que se definía por sus convicciones, sí, pero que también entendía la crítica (y aún la autocrítica) y podía arrepentirse de algunas decisiones, o explicarlas en función del contexto en el que muchas de ellas fueron tomadas. Hoy da la impresión que eso es imposible.

Esa idea me permite volver al principio, a tratar de entender qué es lo que ha generado esa fascinación revisionista por la figura de Alfonsín, esa manera en la que culturalmente hemos reivindicado su figura hasta convertirla en una especie de mito, de héroe fundacional de la democracia argentina de 1983 en adelante. Creo que parte de ahí, de extrañar un político que hoy quizás sería mucho menos «divisivo» que la mayoría de sus colegas esta época de grieta y, a la vez, de revalorizar lo que entonces muchos no supieron ver. Además, para las generaciones que no lo conocieron «en vida», la película permite entender que en un momento de nuestra historia un presidente llevó a juicio a una junta militar –entonces una institución poderosa y que logró luego poner límites–, algo que ningún otro país del mundo supo ni pudo (o quiso) hacer.

Lo mejor de esta exhaustivo e inteligente documental es dar cuenta no solo de los detalles de su presidencia sino de su militancia y de su compromiso para que su reivindicación no sea solo una estampita edulcorada sino que esté sostenida por un entendimiento de sus grandes valores, y también de sus defectos, como político y como presidente de la Argentina.


NOTA: la película se estrenó en cines por un día, el 9 de diciembre de 2019, y ahora se puede ver online, con un «alquiler» por 24 horas de 160 pesos, entrando a puentesdecine.com, la sala de cine virtual de la asociación de directorxs de cine PCI.