Estrenos online: crítica de «Buscando a Panzeri», de Sebastián Kohan Esquenazi (Puentes de Cine)
Este documental se centra en la figura del mítico y admirado periodista deportivo cuyas convicciones lo llevaron, a lo largo de su carrera, a enfrentarse con dirigentes, técnicos y hasta colegas.
La figura de Dante Panzeri es mítica en el periodismo deportivo argentino, de esas figuras cuyas ideas, prosa y, sobre todo, autoridad moral, parecen sostenerse por encima del resto de sus colegas, especialmente en estos últimos tiempos en los que todas sus pesadillas se han convertido en realidad. A lo largo de su carrera, Panzeri tuvo un especial encono con todos los «burócratas» del deporte –especialmente del fútbol–, tanto presidentes de clubes como funcionarios y, en especial, los técnicos que se esforzaban en transformar al deporte en una especie de ciencia a través de las tácticas y estrategias que parecían existir solo para quitarle al fútbol su naturaleza de «juego». A tal punto llegaba su encono con «los de afuera» que en su etapa como editor de El Gráfico se negaba a poner fotos de los equipos en la cancha cuando posaban con sus técnicos, preparadores físicos o masajistas.
Quizás en eso sí triunfó Panzeri. Las clásicas fotos del «once» titular ya no incluyen a los colaboradores, pero en todo lo demás el negocio se lo llevó puesto. Los técnicos ahora son directamente científicos que planifican cada partido hasta la última posibilidad y los dirigentes son los reyes de un negocio mundial multimillonario. Aquello de la «dinámica de lo impensado» –tal es el título de su libro y, si se quiere, de su filosofía del fútbol– ha quedado como una bonita frase que todos citan pero a la vez ignoran.
Este espíritu crítico, enojoso, obsesivo y, hasta cierto punto, solitario, lo ha convertido en un mito, pero en su momento fue un hombre con muchos enemigos, por lo cual no muchos futbolistas contemporáneos suyos hablan de él, a excepción de Roberto Perfumo. Si a eso se le suma la mala o nula conservación de archivos audiovisuales que hay en la Argentina, es claro que la tarea del documentalista se complica y mucho. Al director, Sebastián Kohan Esquenazi, no le quedan, en principio, muchas más opciones que filmar decenas de entrevistas a quienes lo admiran a la hora de contar su vida. Y reordenar eso como una suerte de forzada trama detectivesca, en la cual se lo ve tratando de encontrar datos, materiales y, especialmente, a familiares suyos.
La mecánica narrativa puede ser un poco engañosa pero los resultados son igualmente interesantes. Kohan va yendo de a poco, empezando por los testimonios que hablan de los costados más conocidos de la carrera profesional de Panzeri –sus ideas sobre el fútbol, su paso por distintos medios, algunas anécdotas, su proverbial seriedad y hasta posible malhumor– para luego ir acercándose de a poco a una zona más íntima y familiar que, de todos modos, permanece siempre un poco en segundo plano.
Este rompecabezas acerca de la figura de Panzeri se arma de testimonios de admiradores de su obra y su pensamiento. Y allí están periodistas y analistas que, por lo general, han producido material igualmente crítico del negocio del fútbol, como Ezequiel Fernández Moores, Diego Bonadeo, Ariel Scher y Alejandro Caravario junto a personajes cercanos a su mundo –desde el periodismo, la literatura o hasta la filosofía– como Carlos Ulanosky, Tomás Sanz, Matías Bauso, el «Ruso» Verea o Tomás Abraham hasta llegar a las personas que lo conocieron más íntimamente en el ámbito personal y familiar.
De las historias contadas, algunas dejan muy en claro la filosofía de vida de Panzeri: su negativa a dar espacio a políticos en El Gráfico, su disputa con José María Muñoz, sus problemas con los militares a partir de sus críticas a la organización del Mundial ’78 y su particular manera de analizar ciertos hechos deportivos como los Juegos Panamericanos de 1951, entre otras anécdotas. En todas ellas queda en evidencia una intransigencia a prueba de todo, especialmente en lo que estaba ligado al fútbol como negocio o a la idea de que todo vale con tal de ganar, algo que queda claro por su eterno desdén de los técnicos de la década del ’60 (como Osvaldo Zubeldía, declarado enemigo) que hacían un culto de conceptos entonces incomprensibles como «jugar al contraataque» o pensar en el resultado antes que en el espectáculo.
BUSCANDO A PANZERI puede ser un documental un tanto desmañado, pero cumple su objetivo que es recuperar la figura de un hombre que ponía primero sus principios y sus ideas antes que cualquier otra cosa, aún a costa de perder trabajos, amigos y generarse constantes problemas, aún con sus colegas, ya que criticaba públicamente a muchos de ellos. Irse a dormir con la conciencia tranquila, decía, era lo que más le importaba respecto a su trabajo. Y solo hay que mirar un poco el periodismo actual –y no solo el deportivo– para darse cuenta que no debe haber muchos que puedan cumplir con ese aparentemente simple pero en el fondo muy complicado objetivo que él se planteaba.
A partir del jueves 30, por aquí.