Series: crítica de «Insecure – Temporada 4», de Issa Rae (HBO)

Series: crítica de «Insecure – Temporada 4», de Issa Rae (HBO)

La cuarta temporada de la serie creada y protagonizada por Issa Rae empieza a reiterarse en su descripción de las vidas de un grupo de amigas afroamericanas de Los Angeles.

La serie creada, coescrita y protagonizada por Issa Rae llega a su cuarta temporada no digamos desgastada pero ya muy cómodamente instalada en el nicho que logró ocupar. Esto, que no está mal para una serie que parecía tomar varios riesgos al comenzar años atrás, tiene como punto en contra un cierto aburguesamiento de sus personajes y conflictos. No es una mala temporada ni mucho menos –algunos ejes desarrollados aquí son muy interesantes, en especial el que responde a la idea de pensar una amistad con los mismos vaivenes y potencial final que el que tiene una historia romántica–, pero a la vez también se la siente demasiado pendiente de la imagen, de la música y del ambiente por el que circulan los personajes.

El principal eje de la temporada es la difícil relación que tendrán aquí Issa (Issa Rae) y Molly (Yvonne Orji), su mejor amiga, con la que empiezan a tener pequeñas diferencias y distanciamientos, acusaciones cruzadas para terminar, promediando la temporada, en una brutal pelea pública. De ahí en adelante tendrán que pisar sobre clavos si quieren recomponer la aparentemente desgastada relación.

Las idas y vueltas románticas de los personajes son, como siempre, el otro eje fuerte de la serie y aquí quizás es donde INSECURE empieza a repetirse. Issa retoma el contacto con dos ex parejas con las que se había distanciado por distintos motivos (Lawrence y Nathan), con el problema extra que los dos vuelven a estar disponibles al mismo tiempo. Más interesante es cómo Molly lidia con la primera pareja estable que se le conoce, Andrew (Alexander Hodge), un ejecutivo musical de origen asiático. No solo es interesante ver cómo la muy intensa Molly se maneja con la dificultad de tener una relación de ese tipo sino que aparecen ciertos ejes raciales (entre negros y asiáticos) que son interesantes de analizar allí.

En los últimos episodios aparece un tema nuevo que, claramente, servirá como transición para algo que seguramente se desarrollará en la quinta temporada. Me refiero al tema de los hijos. No diré qué ni quién, pero en los últimos episodios se vuelve un tema fuerte y complicado de resolver. A partir de la intensa experiencia de Tiffany (Amanda Seales), reciente madre a la que le está costando adaptarse a las demandas y exigencias de la tarea, da la impresión de que estaremos ante una temporada en la que las amigas deberán lidiar, además de sus problemas románticos, con cuestiones ligadas a la maternidad, en diferentes formas.

INSECURE tiene una relación muy cercana a la música. Por momentos se vuelve casi molesto, ya que por más que las canciones estén bien (dependerá, claro, de cómo cada espectador se lleve con el soul y el R&B reciente) la serie hace abuso de la música al punto de por momentos parecer un programa radial con imágenes o un largo clip promocional de algún sello musical. Funciona mejor, sin embargo, en relación al «Block Party» que hace Issa, la fiesta musical/cultural con la que quiere darle identidad al barrio con gran presencia de afrodescendientes en el que vive.

A la serie parece faltarle cada vez más un toque de realismo, como si se hubiera ido alejando de a poco desde la primera temporada. Si bien sabemos que estamos ante un show «sofisticado» centrado en un grupo de mujeres negras de clase media y profesionales que no tiene porqué, sí o sí, tocar temas «fuertes» (si bien los toca aquí y allá, en algún cruce casualmente racista), por momentos INSECURE tiene algo de SEX AND THE CITY en versión californiana y étnicamente actualizada. Entre tanto restaurante de moda, bar cool, galería de arte y canción elegante, entre tantas idas y vueltas con las mismas complicadas parejas, la serie corre a veces el riesgo de volverse un tanto intrascendente y repetitiva.