Estrenos online: crítica de «Los trabajos y los días», de Juan Villegas (Puentes de Cine)

Estrenos online: crítica de «Los trabajos y los días», de Juan Villegas (Puentes de Cine)

Este documental registra el trabajo de preparación, montaje y puesta en escena de un concierto de cámara en el Centro de Experimentación del Teatro Colón, creado por Gerardo Gandini.

El funcionamiento interno de instituciones es una marca registrada del cine de Frederick Wiseman. El realizador estadounidense de documentales clave como NATIONAL GALLERY, EX LIBRIS o CRAZY HORSE siempre se dedicó a retratar ese tipo de lugares en un estilo que se suele denominar «mosca en la pared«. Esto es: poniendo especial énfasis en la mecánica interna, casi burocrática, de esas instituciones, con una cámara invisibilizada, que logra transmitirnos la sensación de que no está «influyendo» ni modificando con su presencia lo que sucede allí. Solo está registrando el día a día de esos lugares y nadie parece darse cuenta que está siendo filmado.

En LOS TRABAJOS Y LOS DIAS, Villegas intenta un acercamiento similar al CETC, el Centro de Experimentación del Teatro Colón, el ámbito literalmente subterráneo de ese espacio y el que se dedica a promover y mostrar las obras musicales de vanguardia y experimentales que habitualmente no tienen lugar en los grandes salones «de arriba», dedicados a figuras y obras más grandes y reconocidas. Creado por Gerardo Gandini –que falleció en 2013– hace ya treinta años, el CETC se caracteriza no solo por programar otro tipo de obras sino por un estilo mucho más descontracturado que el que funciona en el resto del teatro.

Este documental de apenas una hora comienza y termina con imágenes de Gandini en el CETC –tomadas de la película ESAS CUATRO NOTAS, de Rafael Filipelli– pero el centro está en el trabajo cotidiano de esa institución, en la preparación, armado, puesta en escena y el vivo de un evento musical, en este caso el concierto de cámara «In nomine lucis», del italiano Luigi de Angelis. Y ese trabajo, además, puede dividirse en dos: la parte más «Wiseman» del asunto (la preparación) y la que registra el concierto en vivo.

Colocar las luces, alquilar un instrumento, negociar precios y seguros, manejar los espacios, discutir con artistas y técnicos, hacer llamados telefónicos, mover objetos, LOS TRABAJOS Y LOS DIAS consigue un excelente registro del backstage de este tipo de eventos, con la cámara (y los micrófonos) de Villegas siempre en el lugar justo para encontrar detalles específicos de cada situación, algunas ligadas a tiras y aflojes entre distintos sectores, pero siempre en función de ofrecer el mejor espectáculo posible a los espectadores del CETC.

El documental se escapa de los parámetros del cine de Wiseman en un solo aspecto, quizás dos. El más evidente es el de las voces en off que se escuchan, de vez en cuando, contextualizando lo que es el CETC, algunos detalles de su historia, del público que lo visita y del tipo de obras que allí se presentan en relación a las «de arriba». Si bien no están nombradas en el film, se escuchan las reconocibles voces de Federico Monjeau y Beatriz Sarlo, entre otros, pocos más. Por suerte la película no abusa de este recurso ni los transforma en «cabezas parlantes». Lo utiliza lo justo y necesario para entender un poco más el lugar en el que estamos.

La otra diferencia entre LOS TRABAJOS Y LOS DIAS y el cine de Wiseman está en la extensión. Las películas del norteamericano suelen extenderse mucho, tres o más horas. Si sacamos las escenas de la película de Filipelli y el concierto en sí, ese detrás de escena del CETC queda apenas reducido a un poco más de media hora. Y, sinceramente, uno tiene la impresión de que daba para más, que en la duración también hay una compenetración con la experiencia, con el trabajo puesto en función de los días, del tiempo, de los problemas que se presentan y las creativas soluciones que se les encuentran.

En estos tiempos en el que muchos parecen apostar a la brevedad, da la sensación que Villegas necesitaba más tiempo para llegar a transmitir, con más profundidad, la relación entre el arte y el trabajo que lo constituye y que muchas personas desestiman a la hora de observar los procesos artísticos. Así sea en el CETC como en cualquier otro concierto o, especialmente, en una filmación, «poner algo en escena» es mucho más que distribuir elementos en un cuadro, un plano o un escenario. Es montar, armar, producir un hecho artístico. Eso es algo que no se recuerda ni se piensa mucho –desde la política o en los comentarios irónicos de las redes sociales cuando se menciona los momentos complicados que atraviesa el sector–, pero las «industrias culturales» no existirían de no ser por el esfuerzo de muchísimas personas que no aparecen bajo los reflectores ni adelante de las cámaras. Son los que ponen los trabajos y los días.


LOS TRABAJOS Y LOS DIAS puede verse online cliqueando aquí.