Series: crítica de «A Confession», de Jeff Pope (OnDIRECTV)
Esta miniserie británica de seis episodios, protagonizada por Martin Freeman e Imelda Staunton, se centra en un caso real que tuvo lugar en 2011, vinculado a la investigación de la desaparición de una joven y sus inesperadas consecuencias. En OnDIRECTV desde el 31 de agosto a las 21 y también en DIRECTV GO.
De entrada, A CONFESSION no aparenta ser otra cosa que el ya habitual policial sobre mujeres desaparecidas, probablemente violadas y asesinadas, con la policía detrás de un caso que se presenta complicado y sin reales posibilidades de resolución, en especial en lo que concierne a recuperar a la víctima viva. Pero pronto (entre el segundo y el tercer episodio de los seis que la integran) tomará otro rumbo, más complicado e interesante, que la hará destacar dentro de esa media. No se trata de una miniserie morbosa sobre un violador criminal ni sobre la tarea de un grupo de detectives policiales sino una sobre los complicados procesos de la justicia y sus consecuencias.
Estamos ante una serie británica, de ITV, que se estrenó en Gran Bretaña hace casi un año y que se basa en un caso real. Y es inglesa hasta la médula. Protagonizada por Martin Freeman (el de EL HOBBIT, PANTERA NEGRA, SHERLOCK y FARGO), la serie que transcurre fundamentalmente en 2011 comienza, sí, con la desaparición inesperada de Sian O’Callaghan, una chica de 22 años de Swindon, una ciudad a unos 120 kilómetros al oeste de Londres. La chica no regresó esa noche a su casa ni a la de su novio y, como no era un tipo de comportamiento esperable o habitual en ella, rápidamente empezaron a sospechar que algo había sucedido.
Simon Fulcher (Freeman) es el detective de la policía local encargado de la investigación y el que empieza a atar cabos tratando de encontrarla viva ante ciertas sospechas de que puede haber sido asesinada. Y su pesquisa parece avanzar bastante rápido hasta llegar a tener un aparentemente claro sospechoso. En paralelo, A CONFESSION nos muestra a otra familia, cuyos padres ya hace mucho tiempo que no ven a su hija, Becky. La madre, Karen (Imelda Staunton, de VERA DRAKE) sigue obsesionada por encontrarla pero la chica no aparece. Al principio resulta un tanto confuso el manejo de los tiempos del relato –la desaparición de Becky sucedió mucho antes o eso parece–, pero pronto entenderemos la conexión.
A partir de la detención de un sospechoso el relato cambia de eje y, verdaderamente, desde ahí comienza otra serie. Es muy complicado explicar qué es lo que pasa de allí en adelante sin spoilear, pero trataré de evitarlo. Los que prefieran no enterarse de nada –ni siquiera indirectamente–, pasen estos dos párrafos de largo. Desde ese punto A CONFESSION deja de ser una serie sobre la investigación de un crimen y pasa a ser una que trabaja, en paralelo, sobre los procedimientos policiales en torno a la detención de personas y sobre el dolor y el duelo familiar.
Es decir: los que al terminar el segundo episodio piensen que irán a ver otra serie plagada de detalles truculentos y morbosos centrado en actos de violencia contra mujeres se decepcionarán, por suerte. Pope (guionista de FILOMENA y STAN & OLLIE) tiene otra cosa en mente. De algún modo la serie trata un tema caro a la obra de Clint Eastwood, que ya ha lidiado con este tipo de asuntos desde un similar punto de vista. Esto es: los problemas de la burocracia institucional (en este caso, policial) que complica y hasta puede arruinar la vida de quienes tienen actos heroicos o nobles aun cuando no hayan seguido las reglas de la manera más estricta posible. Films como SULLY o RICHARD JEWELL trabajan sobre ejes parecidos. Y es por ahí donde disparará la narración, centrada en las consecuencias que tiene para Fulcher –y para las varias familias afectadas por los hechos– algunas necesarias pero controvertidas decisiones tomadas durante su intento por solucionar el caso.
En ese sentido, se trata más de un drama relacionado con la ética profesional que un policial estricto. Seguramente se pueden discutir, ideológicamente, algunas de las ideas y conclusiones a las que llega A CONFESSION (ligadas a la obligación que los policías tienen de seguir a rajatabla determinados procedimientos a la hora de detener y cuestionar a sospechosos) ya que no todos los casos son tan evidentes como parece ser éste. Pero más allá de eso –que será un tema personal de cada espectador–, la serie presenta su punto de manera convincente y clara.
Pero en el fondo lo que le da a A CONFESSION su fuerza y su potencia emocional está relacionado con la humanización de sus personajes y la complejidad que cada uno de ellos tiene. Tanto Faucher como las conflictuadas madres, además de esposos, ex esposos, hijos, hermanos, familiares, otros policías y sus respectivas familias, atraviesan una larga serie de procesos que los agota emocionalmente, un desgarro que va mucho más allá de haber encontrado (o no) al criminal en cuestión. Y para lograr eso aporta mucho el elenco (la seca sobriedad de Freeman, la desesperación de Staunton, los conflictos de la familia de Sian) y el tono pudoroso que aportan los realizadores. Las escenas más dramáticas son muchas veces contadas desde el silencio o a la distancia. Y el evitar el golpe bajo sirve mucho para que la serie llegue hasta el final dejándole al espectador un nudo en el estómago que cuesta sacárselo por un tiempo.
A CONFESSION se puede ver, a partir del 31 de agosto, todos los lunes a las 21 en el canal OnDIRECTV, con varias repeticiones en la semana. Además, estará disponible online en DIRECTV GO