Festivales: crítica de «City Hall», de Frederick Wiseman (Toronto/Venecia/FIDBA)

Festivales: crítica de «City Hall», de Frederick Wiseman (Toronto/Venecia/FIDBA)

por - cine, Críticas, Festivales
14 Sep, 2020 11:39 | Sin comentarios

El nuevo documental del célebre cineasta norteamericano se centra en la operatoria, día a día, del Ayuntamiento de la ciudad de Boston y su relación con la ciudadanía en los distintos trabajos y desafíos a los que se enfrentan.

A esta altura decir que una película es «necesaria» o «importante para este momento» podría ser el colmo del lugar común. Y lo es, lo sé. Pero sigue siendo la manera más clara y directa de referirse a CITY HALL, la nueva película del mítico documentalista de 90 años. ¿Habla la película de algún tema social o político «candente» del momento? No. Bueno, no realmente. Lo que hace, si se quiere, es aún más importante. Muestra una democracia en funcionamiento, desde las labores más cotidianas y específicas del gobierno hasta las que son un poco más relevantes, pero siempre dentro de un panorama estrictamente local como es el del Ayuntamiento de Boston, en especial deteniéndose en la participación de la racialmente diversa comunidad en la tarea. Y así se convierte en una evidencia clara de un sistema de gobierno profesional y organizado que, en estos momentos, parece tambalear en los Estados Unidos.

El 99 por ciento de las personas que aparecen y hablan en el documental parecen más capacitados para gobernar que el propio presidente Donald Trump. Y en sus reuniones, debates, asambleas y discusiones se ponen en funcionamiento todos los procedimientos que han hecho de la democracia la forma de gobierno más efectiva que se conoce. Gobernada por un alcalde demócrata con un complicado pasado que, al menos a juzgar por lo que se ve aquí, parece muy efectivo, humano y solidario, lo que vemos es el Ayuntamiento de la capital de Massachusetts en pleno funcionamiento cotidiano, asuntos que Wiseman captura, como acostumbra, de una manera totalmente discreta, sin que la cámara jamás llame la atención por su presencia, pero poniendo el ojo y la atención en los asuntos con mayor relevancia social y en las comunidades con menos recursos.

Es así que, a lo largo de sus más de cuatro horas y media de duración, CITY HALL pasa de una reunión informativa de la policía a otra discusión sobre ayuda alimentaria a homeless, otra sobre trabajo para minorías, un encuentro para lidiar con la organización del festejo de un título de los Boston Red Sox (el equipo de béisbol de la ciudad), otra reunión sobre construcciones en la ciudad, una boda entre dos mujeres, otro encuentro sobre ofertas laborales en un barrio de bajos recursos, una sobre escuelas y muchos otros debates, presentaciones, reuniones, asambleas barriales (los llamados «town halls«) y demás trabajos que se hacen en una ciudad en funcionamiento.

Y si bien el director de EX LIBRIS, IN JACKSON HEIGHTS, TITICUT FOLLIES, NATIONAL GALLERY y LA DANSE, entre muchas otras exploraciones de instituciones de todo tipo, trabaja con el estilo que muchos llaman «mosca en la pared», es claro que Wiseman busca temas y encuentra ejemplos desde un lugar que podríamos denominar como socialmente responsable, tratando siempre de encontrar en esos espacios, debates y discusiones específicas una razón para creer que el sistema puede servir para ayudar a la gente que más lo necesita o la menos atendida. Es una postura relevante en un país como Estados Unidos en el que hay una enorme desconfianza en cierto sector de la población respecto a este tipo de instituciones gubernamentales y lo que pueden hacer por «la gente de a pie».

Y si bien Wiseman no se caracteriza por hacer un cine de personajes, es claro que en CITY HALL, al menos durante su primera mitad y en el cierre, la figura del alcalde Marty Walsh, es fundamental, ya que de algún modo el hombre parece representar en su persona esas mismas búsquedas si se quiere éticas que le interesan al director. Un hijo de irlandeses inmigrantes, que nació en Dorchester –un barrio de clase obrera de Boston– y que se considera un alcohólico en recuperación, aún estando sobrio desde hace más de 20 años, Walsh se apropia con su especial carisma (seco, directo, sin vueltas, para nada sentimental) de la película.

De hecho, el personaje y su trabajo –y la mirada del director sobre él– me recuerdan un poco la lógica y la postura de David Simon, el creador de THE WIRE, TREME y otras series como SHOW ME A HERO, quien analiza también en detalle el funcionamiento de las estructuras gubernamentales locales, series con las que este film se puede, en algunos aspectos, equiparar. Quizás Wiseman sea un poco más optimista que Simon –aquí el sistema es burocrático sin dejar de ser efectivo–, pero ambos ponen la mirada en los mismos procesos.

Y las cuatro horas y medias del film, que pueden parecer excesivas, son lo que exactamente necesita este tipo de propuesta. Hacer clips resumidos en unos minutos de cada una de las reuniones y asambleas solo servirían para algún tipo de promoción del gobierno local y no tendrían la ambición y dimensión que tienen así, con una extensión igualmente controlada pero mucho más generosa. Y si bien se puede decir que, a fin de cuentas, el documental acaso funcione como demostración de una aparentemente efectiva –o al menos responsable– gestión de parte del gobierno local de Boston, Wiseman llega mucho más lejos. Va directamente a hablar de la construcción social del sistema democrático, del trabajo que quizás pueda iniciar un gobernante o un partido de turno, pero que depende fundamentalmente de la participación de cada uno de los ciudadanos.


CITY HALL tendrá su estreno exclusivo para Sudamérica el 20 de septiembre en el FIDBA 2020 – Edición Digital. Los tickets son limitados y todo lo recaudado con las funciones será destinado al Hogar de Nin@s Fundación Juanito. Se repite el 27 y el 30 de septiembre.