Festivales: crítica de «La metamorfosis de los pájaros», de Catarina Vasconcelos (Berlinale/San Sebastián)

Festivales: crítica de «La metamorfosis de los pájaros», de Catarina Vasconcelos (Berlinale/San Sebastián)

por - cine, Críticas, Festivales
22 Sep, 2020 11:48 | 1 comentario

Una poética autobiografía familiar que recupera las historias de los abuelos y los padres de realizadora en un formato que tiene elementos de cine experimental y de diario personal. En la sección Zabaltegi-Tabakalera.

Película diario, film familiar experimental, apocado melodrama en tono portugués, LA METAMORFOSIS DE LOS PAJAROS opera desde los laterales, aplicando la fuerza dramática de sus contenidos narrativos por donde uno menos lo espera. La trama podría dar a entender que estamos ante un melodrama familiar clásico, pero la manera en la que la realizadora se acerca al material se aleja (y no) del formato para hacer una especie de comentario sobre el melodrama, de abstracción del género.

La historia es más o menos la siguiente y quizás conviene leerla para no pasarse buena parte del film tratando de unir cabos, algo que finalmente es bastante innecesario si uno absorbe la película por lo que ofrece poéticamente. De todos modos, veamos. Beatriz (conocida como Triz, la abuela de la directora) se enamora y se casa a los 21 años con Henrique, un oficial naval que se pasa buena parte de su tiempo en alta mar. Ella, una apasionada de las plantas y los pájaros, se queda en su casa cuidando a sus seis hijos. Uno de ellos, Jacinto, el padre de Catarina, sueña con ser un pájaro y recorrer el mundo volando por el cielo. Pero su cálido y organizado universo interior se desmorona cuando Beatriz muere de repente.

La saga familiar continúa ya que Jacinto se casa con la que será la madre de la directora, pero la mujer muere también y muy joven, cuando Catarina tenía solo 17 años. Esa ausencia de madres que padre e hija tienen en común, de algún modo, se convertirá en un dolor que los acercará. Y es a través de sus historias, de las cartas que Beatriz y Henrique se enviaban cuando él estaba lejos –que Jacinto quería quemar pero Catarina intentó conservar–, que ambos se irán acercando a los secretos de la historia familiar. No siempre, por lo que entiendo, lo que escuchamos surge directamente de esas cartas, pero lo que sí captura es la forma de comunicación que existía entre ellos y la que existe entre padre e hija ahora.

La película está estructurada como una combinación de imágenes y voz en off. Pero las imágenes no son de archivo sino que fueron filmadas por Vasconcelos sin intención de «ilustrar» literalmente los textos leídos (que no son siempre esas cartas o por lo menos eso parece) sino como una suerte de complemento poético a esas historias y comentarios. Filmado en formato 4:3, casi cuadrado y clásico, la película adquiere así también las características de un relato de época enrarecido, un espacio familiar que se define más por las ausencias que por las presencias, por los detalles que por los grandes eventos.

Uno de esos «detalles» que ocupan el primer plano está relacionado con planos, escenas y textos ligados a plantas y animales –pájaros, especialmente– que forman parte de los escritos y la experiencia de Triz, una amante de la flora y la fauna. Algunos trucos visuales –como el uso de espejos o vidrios en escenas de exteriores generando curiosos patrones visuales– y composiciones formalmente arriesgadas completan las imágenes que acompañan esos textos leídos, que no solo cuentan la historia sino que se detienen también en los sentimientos de los involucrados. Por momentos el film puede volverse un tanto críptico –la sobreabundancia de subtítulos complica un poco poder apreciar la película visualmente y a la vez no perder detalles de la historia–, pero una vez que el espectador se adapta al sistema, éste comienza a fluir más naturalmente.

Y es así que LA METAMORFOSIS DE LOS PAJAROS unifica las historias de los abuelos para recaer en la del padre y la hija, quienes conectan a partir de las historias de las mujeres que perdieron en su vida: abuela, madres, esposa. Al acceder a esas cartas, dice la directora, su abuela Beatriz dejó de ser una fotografía colgada y pasó a ser un ser humano que existió y fue parte de la trama histórico-cultural portuguesa, con sus anécdotas y opiniones. Y así también la película pasó a ser un homenaje a esas mujeres, madres, que han sido grandes protagonistas injustamente olvidadas de la historia.

No se trata de un documental ni tampoco de un film de ficción en un sentido estricto. Uno podría catalogar la película como una poética autobiografía familiar a modo de memoir personal. Pero en todo caso lo que nunca se pierde aquí es la idea de que estamos ante una cineasta que ha buscado y encontrado formulaciones cinematográficas para resolver problemas narrativos. Y que intentó capturar en imágenes no tanto los hechos y las historias de los textos sino su forma, su elegancia, su poesía. Los árboles, los pájaros, el agua, la casa, los objetos y hasta el mobiliario parecen cobrar vida a lo largo de la película haciendo que esas madres cobren también vida a través de los elementos que las acompañaron a lo largo de su paso por el mundo.