Series: reseña de «The Vow:  Episodios 1-2», de Jehane Noujaim y Karim Amer (HBO)

Series: reseña de «The Vow: Episodios 1-2», de Jehane Noujaim y Karim Amer (HBO)

Esta miniserie documental de nueve episodios se centra en una secta con prácticas delictivas que funcionaba por detrás de una organización que ofrecía seminarios de desarrollo personal y profesional en varios países del mundo.

Para hablar de THE VOW me voy a ir un poco del tema específico que trata esta miniserie documental. No teman, ya volveré a ella. Pero es el tipo de serie que te lleva a pensar en otras cosas que no están estrictamente ligadas a ella. La comparación más usual o clásica sería relacionar el universo que describe la serie con el de los Telares de la Abundancia o algún otro tipo de esquema piramidal disfrazado dentro de una especie de programa de autoayuda o de superación personal. Algo de eso sucede aquí: el sistema que se describe, si bien todavía no se mostró del todo en la serie, es un clásico Esquema Ponzi. Esto es: ingresar a una estructura piramidal poniendo dinero y hacer ingresar a otros del mismo modo mientras eso sea posible. Pero los manejos de NXIVM van mucho más allá de eso. Y por eso me parece más importante hablar directamente de sectas.

Paro acá. No me voy a referir aquí a las clásicas sectas que todos conocemos, la infinita cantidad de estructuras místicas o pseudo-religiosas que transforman a sus clientes en súbditos (o viceversa) porque, al fin y al cabo, no creo que sean muy distintas a otras formas de la religión organizada, empezando por aquellas que les hacen poner a sus súbditos una parte de sus salarios para sostener su subsistencia económica. No. Viendo THE VOW no pude evitar pensar en los sistemas cerrados de «creencias» que han aparecido (digamos, más bien, que se han expandido y salido a la superficie) a partir del uso y la popularidad de las redes sociales. Tanto los organizadores de NXIVM como los miles de personas que participaron de sus programas pseudocientíficos de autoayuda se parecen mucho a aquellos que en redes hacen circular absurdas teorías acerca de casi todo y, especialmente en esta época, acerca de la pandemia.

Me refiero especialmente a esa lenta pero constante pérdida de noción de la realidad que tienen los miembros de ésta y otras sectas. Esa separación de a pasos pero persistente de los súbditos respecto a cualquier eje racional ligado, por decirlo de algún modo, al funcionamiento del mundo y de la gente que vive en él. No me refiero estrictamente a diferencias ideológicas concretas sino a la regurgitación de ideas entre grupos que podrían considerarse «extremos» que parecen haber perdido las nociones lógicas y sensatas de humanidad y que son capaces de justificar lo injustificable. En el caso de la pandemia, digamos, la idea de que es aceptable la muerte de millones de personas y que no tiene sentido hacer nada para evitarlo. En el caso de THE VOW, la idea que es aceptable participar y pertenecer a un grupo en el que se esclaviza y viola a mujeres como práctica habitual.

Cuando uno se entera de la historia por detrás de lo que cuenta la miniserie documental lo primero que se pregunta es: ¿cómo es posible que tanta gente en apariencia común y corriente haya participado de una locura como ésta? ¿Cómo es que no hubo más gente que saliera corriendo a denunciar lo que estaba sucediendo ahí? Eso es lo más interesante de descubrir al ver THE VOW: entender cómo funcionan determinados sistemas de control del pensamiento que van escapándose del sentido común y de la lógica humana de una manera en la que se hace imposible, para los que participan de ese circuito, darse cuenta lo lejos que se han ido. Y como pueden afectar a cualquiera, que nadie está exento. En algún punto, los miembros de esta secta entendieron que lo que se hacía ahí podía tener sentido y que les traía algunos beneficios personales. Y si a eso se le suma un enemigo externo –la idea de que «nuestra creencia» se opone a la de alguien que nos quiere destruir– no es imposible entender también la lógica de los negacionistas más extremos de la pandemia, entre otros ejemplos de delirios recientes.

THE VOW se centra en el funcionamiento de una suerte de empresa de esas que te prometen convertirte en una persona más feliz y exitosa entrando en sus programas de mejoramiento y siguiendo determinados pasos. Su nombre (o uno de sus nombres) es NXIVM. A lo largo de varias décadas –hasta que varias personas finalmente sacaron sus prácticas más horrendas a la luz– funcionó como una especie de sistema casi de charlas TED, inspiracionales, en las que un sagaz e inteligente ideólogo llamado Keith Raniere presentaba, muchas veces a través de su equipo de «profesores», un sistema pseudo-científico llamado ESP (Executive Success Programs) para mejorar la vida de los que pagaban por el curso en cuestión. Raniere niega cualquier conexión con sistemas religiosos como la Cientología o los gurúes de la India tipo Osho (todo aquello que se vio en la excepcional WILD WILD COUNTRY) ya que, asegura él y también sus repetidores, el suyo es un sistema inteligente, lógico y sensato que permite a las personas sentirse mejor y ser más efectivos en sus vidas a través de una serie de prácticas y procedimientos, digamos, terapéuticos.

Están los que participan de esas charlas y luego siguen sus vidas, pero la serie se centra en las personas que empiezan a involucrarse más y más en el sistema interno de castas que tiene «la empresa», con todos los bemoles tradicionales de estas estructuras piramidales llenas de floridos cargos e inspiracionales promesas. Lo central aquí es que la serie se arma en base al material aportado por varias personas –uno de ellos cineasta, como el documentalista Mark Vicente– que lograron «escapar» de la secta y que tienen muchísimo material de video y de audio registrando lo que sucedía allí. Y lo que de a poco THE VOW irá dando a entender es que el sistema en cuestión excedía lo meramente terapéutico o de autoayuda para convertirse en un extraño sistema de tortura físico-emocional y de esclavitud sexual.

No contaré más porque recién se emitieron dos episodios de la serie y muchos de sus secretos todavía no han sido del todo revelados. Pero el tema se hizo conocido hace dos o tres años, cuando salieron a la luz las prácticas más oscuras de Raniere y compañía, y solo basta googlear para enterarse más en detalle las cosas que sucedían ahí y que la serie va liberando en cuentagotas, seguramente para justificar sus nueve episodios (claramente podrían ser menos). Pero más allá de lo formal del documental o de lo específico de las prácticas de la gente de NXIVM, lo que THE VOW abre al espectador es la posibilidad de mirarse a sí mismo y tratar de pensar sus propias prácticas y las de quienes lo rodean.

Es que los «clientes» de los ESP no son freaks: podrían ser cualquiera de nosotros con dinero y disposición para pagar algún seminario de superación personal de este tipo. Seguramente muchos de los que participan en esquemas piramidales o reproducen creencias altamente inusuales o extremas no tienen la sensación de pertenecer a algo parecido a una secta, ni sentir que sus sistemas de pensamiento son dictados por otros, que pueden ser delictivos o hasta constituirse en un problema para la sociedad. Pero es mucho más común de lo que suponemos. Especialmente en estos tiempos en el que el sentido común no genera muchos likes ni en Twitter ni en Facebook ni en Instagram. Y que eso parece ser lo que regula el bienestar de muchos.



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