Clásicos online: crítica de «La buena boda (Comedias y proverbios 2)», de Eric Rohmer (MUBI)

Clásicos online: crítica de «La buena boda (Comedias y proverbios 2)», de Eric Rohmer (MUBI)

por - Críticas
19 Oct, 2020 11:09 | comentarios

La plataforma de streaming exhibe el ciclo casi completo de las «Comedias y proverbios» que el gran realizador francés filmó en los años ’80, empezando por esta comedia dramática acerca de una mujer que quiere casarse, sea como sea.

Para la llegada del verano en estas partes del mundo nada mejor que internarse en un ciclo de cine del francés Eric Rohmer. Mubi estrenará entre octubre y diciembre al menos cinco de las seis películas de la serie «Comedias y proverbios» que el realizador francés dirigió entre 1981 y 1987. A falta de LA MUJER DEL AVIADOR –la única ausente del programa–, la que abre el ciclo es LA BUENA BODA (o LE BEAU MARIAGE para los que prefieren no perderse en las distintas traducciones del original francés), de 1982. Como todos los otros films, parten de un reconocido proverbio francés para desarrollar a partir de ese concepto una historia romántica.

En este caso, el proverbio es una cita de Jean de La Fontaine: «Quel esprit ne bat la campagne?/Qui ne fait châteaux en Espagne?” (traducida como “Qué alma no recorre los campos?/Quién no hace castillos en el aire?) y sigue las peripecias de Sabine (Béatrice Romand), una chica que tiene un amante casado con dos hijos (Féodor Atkine) que le promete divorciarse pero nunca lo hace. Una noche se harta de sus idas y vueltas y no solo decide dejarlo sino que le anuncia que se casará con otro. El hombre parece sorprendido y Sabine se marcha furtivamente. Hay un problema: la chica quiere casarse, sí, pero no tiene ningún candidato a la vista.

LA BUENA BODA (de 1982) se centrará en la obsesión de Sabine para encontrar un marido y convertirse en una convencional esposa. Su amiga y confidente Clarisse (Arielle Dombasle), con la que se cruza en las bellas callejuelas y casas de Le Mans, a unas horas de París –donde ambas viven y trabajan– le dice que tiene al candidato perfecto: un primo suyo, Edmond (un muy joven André Dussollier), que es un poco más grande que ella pero a la vez un abogado establecido a quien le gustan las morenas pequeñitas como Sabine.

En una boda se lo presenta y de allí en adelante Rohmer ocupará gran parte del metraje del film no tanto en la «historia de amor» en sí sino en la decisión de Sabine –casi la obsesión– de que exista esa historia de amor. No está muy claro si a Edmond le interesa profundizar el asunto, pero Sabine es terca, decidida y hará todo lo posible por conquistarlo. Edmond, entre falso y timorato, le sigue el juego a medias, sin atreverse a decirle que no está interesado. O quizás no lo sabe bien.

LA BUENA BODA se estructura, como la mayoría de los films de Rohmer, en función de una larga serie de conversaciones, la mayoría de las cuales son entre Sabine y Clarisse, o Sabine y su madre (Thamila Mezbah). En ellas, los juegos románticos, las presiones sociales, los deseos cruzados de cada personaje, la curiosa visión de la independencia que tiene Sabine (no quiere trabajar para jefes pero adora la idea de ser una ama de casa), las tensiones familiares y, especialmente, la forma en la que cada uno de los personajes lidia con las fricciones emocionales de toda relación amorosa serán los temas centrales.

Sabine es una chica bastante caprichosa y por momentos hasta infantil pero podemos entender su frustración y sus miedos, lo mismo que lo que le sucede al un tanto más enigmático Edmond, a su entusiasta íntima amiga, a su confundido amante, a su dudosa madre y hasta a su jefa en el anticuario en el que Sabine trabaja. Rohmer no juzga jamás a los personajes sino que los ofrece con todas sus contradicciones a flor de piel.

Con su luminosa fotografía en 16mm, su puesta en escena siempre sobria y funcional, sus personajes ambiguos y la imposibilidad de la protagonista de salir de la trampa en la que ella misma se ha metido, LA BUENA BODA se convierte en una mirada mucho más actual de lo que parece –por los modos, las costumbres y obviamente los looks: prestar especial atención a la brillante y extendida secuencia de la fiesta de cumpleaños– acerca de los romances que existen en la realidad y los que solo existen en nuestras mentes.

El amor es aquí una construcción bastante epidérmica. Solo aparece cuando Sabine necesita calmar su ansiedad, ser proactiva («empoderarse» se diría ahora, aunque en una versión muy distinta a la actual) y combatir la soledad. Pero el deseo de que en algún momento esa idea del amor se convierta en algo más real es el motor que la lleva (y no solo a ella, sino a todos) a seguir intentándolo, aún con las personas equivocadas.


LA BUENA BODA ya está disponible en Mubi, con subtítulos en castellano. El 25 de octubre la plataforma estrena PAULINA EN LA PLAYA (1983), la tercera película del ciclo «Comedias y proverbios». En los próximos meses se estrenarán LAS NOCHES DE LUNA LLENA (1984), EL RAYO VERDE (1986) y EL AMIGO DE MI AMIGA (1987)