Estrenos online: crítica de «Black Box», de Emmanuel Osei-Kuffour Jr. (Amazon Prime)
Esta película, que forma parte de la serie de ocho films llamada «Welcome to the Blumhouse», se centra en un hombre que pierde la memoria y se somete a un procedimiento experimental para recuperarla.
Películas como BLACK BOX confirman lo que ya muchos saben: para crear muy buen cine de género no hace falta mucho presupuesto sino, fundamentalmente, buenas ideas. Me refiero específicamente a los cines de género porque es en esas áreas donde cuestiones presupuestarias pueden notarse más. Uno de los dos primeros títulos (el otro se llama THE LIE) estrenados dentro del acuerdo de ocho películas entre el estudio Blumhouse y la plataforma Amazon Prime, esta opera prima puede no catalogarse del todo dentro del cine de horror –es, más que nada, un relato de suspenso con elementos de ciencia ficción–, pero funciona de manera muy efectiva gracias a una premisa muy inteligente.
Mamoudou Athie encarna a un tal Nolan (el nombre muy probablemente sea una broma para cinéfilos), un fotógrafo que ha tenido un grave accidente automovilístico en el que murió su esposa y madre de su hija. El sobrevivió pero con una amnesia casi absoluta: no recuerda nada de su pasado. Aún habiendo quedado viudo hace poco igualmente lo echan de su trabajo ya que sus fotografías ya no tienen la calidad de antes. Y los esfuerzos para hacerle recordar cosas –con ayuda de su hija Ava y de su amigo doctor Gaby– no parecen funcionar.
En una arriesgada decisión por hacerle recuperar la memoria, Gary lo lleva a ver a la doctora Brooks (Phylicia Rashad), una neuropsiquiatra que trabaja en un proceso experimental con ese objetivo. Nolan acepta y pronto Brooks lo conecta a una máquina a través de la cual empieza a experimentar cosas de su pasado. Pero el asunto no funciona demasiado bien. Nolan no logra ver las caras de las personas con las que se cruza en ese pasado virtual y algunos de sus recorridos lo llevan por lugares que le son completamente ajenos. Además de eso, un extraño sujeto que camina de una curiosa manera (similar a una araña, como Linda Blair en EL EXORCISTA) y que tampoco tiene rostro visible, se le va encima de modo violento. Es allí que el cerebro de Nolan regresa a la realidad.
En averiguar qué pasó y qué es lo que él está viendo ahí se irá buena parte de la película. Y Osei-Kuffour Jr. logra, ingeniosamente, ir llevando la narración por un terreno inusual e inesperado, agregando datos y elementos de a poco y haciendo torcer nuestra percepción de qué es lo que ha sucedido y está, ¿virtualmente?, sucediendo. Más allá de la intriga específica de qué es lo que Nolan está recordando, BLACK BOX funciona también muy bien como un drama personal acerca de un hombre que no sabe bien quién es y que no se reconoce tampoco en sus recuerdos.
Habrá, claro, un par de vueltas de tuerca importantes que no podré contar, pero que son muy interesantes para definir los temas centrales de la película, tanto en lo que respecta al rol de los recuerdos en la creación de la personalidad como la inquietante realización que, al revisar ese pasado, quizás uno descubra que no es del todo el tipo de persona que suponía ser. Por momentos, BLACK BOX pierde cierta fuerza por intentar adherirse a ciertos procedimientos tradicionales de película de género –alguna pelea o persecución innecesaria– cuando su tema principal existe fuera de él. Pero ese eje central persiste pese a algunos golpes de efecto y se vuelve fundamental cerca del final.
Sin la florida y compleja estructura audiovisual de la reciente POSSESSOR –película que tiene varios puntos en común con ésta–, BLACK BOX se maneja más bien en un territorio menos fantástico de lo que parece al principio. Si bien el truco principal (ese aparato que permite tener acceso a un back up de recuerdos) es pura ciencia ficción de la escuela Philip Dick, el resto de la película funciona como un drama familiar de madres, padres, hijos y las historias secretas que existen entre todos ellos.
Excelente película