Series: reseña de «Fargo: Temporada 4 – Episodio 6», de Noah Hawley (OnDirecTV)
La temporada entra en su segunda mitad cada vez más violenta e intensa, aunque dejando un poco de lado la extrañeza y el humor absurdo que la caracteriza. En Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, Perú y Uruguay se ve los martes a las 21 por OnDIRECTV.
Esta reseña contiene SPOILERS
La guerra ya comenzó y la violencia se desató con todo en Kansas City. El asesinato de Doctor Senator (Glynn Turman) que cerró el episodio pasado no podía quedar sin ser respondido de algún modo y los Cannon lo están empezando a hacer. ¿Su víctima elegida? Gaetano Fadda (Salvatore Esposito). No se la buscaron fácil, claro, porque el hermano italiano de Josto (Jason Schwartzman) es un hueso duro de roer, pero después de todo fue él quien dio la orden de matar y la forma de acercarse a él –utilizando a las mismas chicas que le robaron– es bastante ingeniosa. El hombre, aparentemente, todavía no está muerto. Y tampoco queda demasiado en claro si su hermano tiene interés en recuperarlo.
Los otros ejes de este inusualmente breve episodio pasan por otra revancha de los Cannon, comandados por un cada vez más brutal Loy (Chris Rock). En este caso, el policía Odis (Jack Huston), que trabaja para la famiglia rival. A él –previo zarandeo– le encomendarán una tarea dificilísima: rescatar de los Fadda al pequeño Satchel, que es parte del intercambio familiar que vimos en el primer episodio. Pero esa situación se irá de las manos ya que los italianos saben que cuentan con esa opción y tratarán de utilizarla. Habrá que ver cómo opera ahí Rabbi Milligan (Ben Whishaw), que trabaja con ellos pero se identifica, por su propia historia, con el chico.
La que vuelve en este episodio es Oraetta (Jessie Buckley), ausente por completo en el anterior. La chica se entera que hay una denuncia en su contra en el hospital en el que ahora trabaja, logra convencer al director de que ella es inocente y una «buena cristiana» y, si bien la carta acusadora es anónima, no parece tardar en darse cuenta que la responsable es la pequeña Ethelrida (E’myri Crutchfield). Todavía no ha hecho nada con ella ni con su familia, pero uno ya puede imaginar que eso terminará mal, muy mal, para alguno de los involucrados.
La serie se va promediando (son, entiendo, once episodios esta vez) y, es cierto, si bien continúa siendo efectiva y está elegantemente construida, parece faltarle ese elemento extra que marcaron a las mejores temporadas de FARGO, especialmente la segunda. Es una historia gangsteril interesante y con momentos visuales fuertes, pero la propia lógica de la serie (el concepto, digamos) está siempre relacionada con algún tipo de extrañeza o elemento absurdo que acá no termina por aparecer.
Hubo algún toque sobrenatural a modo de fantasma/zombie que todavía no ha vuelto a decir presente (hay una escena en la que parece estar ahí pero no queda claro) por lo que es Orietta la principal responsable de otorgarle a la temporada ese costado bizarro, ya que Odis y Deafy (Timothy Olyphant, cuya participación sigue siendo muy secundaria) no parecen ir mucho más lejos que los tics y los miedos del primero y los raros hábitos comestibles del segundo.
Si la serie no llevara ese nombre y cargara con una expectativa de extrañeza, uno podría estar más que satisfecho con lo que ofrece esta temporada de FARGO. Pero es inevitable estar esperando algún elemento más, alguna sorpresa, que permita pensarla como parte de una saga de historias que, más allá de sus diferencias específicas, tenían en común un manejo del humor negro y absurdo que esta tiene a cuentagotas.
De todos modos hay un par de escenas en este episodio que generan una enorme tensión, especialmente la del final, ligada al intento de liquidar a Satchel por parte de los Fadda y a los esfuerzos de Rabbi por salvarlo. Y, claro, la ingeniosa manera en la que Hawley y su equipo resuelven con talento para la narración audiovisual el ataque al bunker del maléfico Gaetano. La serie sigue siendo ingeniosa en la construcción de escenas y de personajes. Eso no se discute ni se le reprocha. Le falta ese elemento extra indefinible que debería volverla parte de ese concepto que es FARGO. ¿Aparecerá? Faltan todavía cinco episodios para enterarnos.