Festival de Mar del Plata 2020: crítica de «Las siamesas», de Paula Hernández

Festival de Mar del Plata 2020: crítica de «Las siamesas», de Paula Hernández

La nueva película de la realizadora de «Los sonámbulos» –que representará a la Argentina en el Oscar– cuenta el viaje que emprenden hacia la costa una madre y su hija que tienen una complicada relación. El film, protagonizado por Rita Cortese y Valeria Lois, se puede ver en la edición online del festival.

Por Vera Czemerinski

LAS SIAMESAS –que acaba de estrenarse como parte de la selección oficial no competitiva en el Festival Internacional de Mar del Plata– muestra algunas horas de una relación que lleva más de cuarenta años. Stella y su madre, Clota, deben ir desde Junín hasta un pueblo costero mucho más chico, casi invisible en el mapa, probablemente tan invisible como sus vidas que transcurren aparentemente sin sobresaltos en esa ciudad de la provincia de Buenos Aires.

En el lapso de esas horas, LAS SIAMESAS va deshojando un vínculo marchito, dejando ver a través de la ventana de un micro costero a esas dos mujeres, sus corazones heridos, sus miedos al aire como una fractura que les impidió –y aún impide– avanzar en la vida. Pero no se queda ahí. Además de lo expuesto, en la relación que tejen se puede ver a las claras el pasado compartido, el conocimiento que tienen de la otra, y también el amor, el cansancio y la frustración de ser quienes son. El surco por el cual circula el vínculo es uno bien determinado, y ambas no sólo conocen el camino, sino que no pueden evitarlo. 

Ese camino verá un punto de inflexión ante la novedad de tener que salir del lugar en el que viven. Esto es, un movimiento inesperado. O tal vez muy esperado, anhelado pero no manifiesto hasta que la película pone en marcha el micro. En el transcurso de esa pequeña odisea, el desorden entre ellas irá ganando espacio hasta salirse de su caudal. 

Clota es una madre impulsada por el miedo, que agrede constantemente a su hija y casi no la deja respirar. Stella es una mujer de 40 años que, a contracorriente de su propio dolor, desea ayudar y todavía quiere a su mamá. Valeria Lois actúa al servicio del relato, logrando brillar no por exuberancia sino por contraste, sin estridencias, mérito delicadísimo muy difícil de lograr; su trabajo es tan contundente como sutil, feliz combinación. Y aunque Clota sea una madre terrible y acaparadora –rasgos reconocibles en el registro habitual de la actriz– Cortese tiene aquí ablandada su expresión y la mirada perdida, y la deja ver como a una mujer desubicada, fuera de control; enfundada en su peluca rubia, es la perfecta madre de tal hija.

Ambas construyen un vínculo verosímil y lleno de imperfecciones, al que se le ven las rajaduras y hasta el agua que desborda de ellas. Son actuaciones análogas a dos melodías en contrapunto en un mismo pentagrama, tanto a nivel de la construcción de personajes desde el guión –basado en un cuento de Guillermo Saccomanno– como en código de actuación. LAS SIAMESAS es el retrato preciso de un dolor en sintonía, enmarcado en jeans anacrónicamente nevados y camisas con motivos selváticos y flores tropicales.

Todo lo que se ve y escucha se encuentra cuidadosamente en su lugar. El sonido de violonchelo y del corno francés alejan al film del imaginario corriente y del lenguaje previsible para una película de esas dimensiones, pero lejos de generar disonancia, elevan el piso en el que se sostiene la narración, formando parte ambos, imágenes y música, de un mismo cuerpo. No hay nada al azar en el enorme arco que va desde un plano y contraplano descentrado pero simétricamente siamés –que remite sin dudas al título– hasta el rosa nacarado de un labial puesto entre lágrimas en el baño de una ruta semivacía. 

Así, entre gestos y reproches de madre e hija, y antes de llegar al destino original, otro destino las encontrará, permitiendo que la tragedia cumpla su parte en esta historia y que los personajes puedan, quizás por única vez, modificar el rumbo de sus vidas. Una pequeña fábula de dos personas que se quieren y rechazan, y que late en cualquier vínculo que suceda acá nomás.