Festivales: crítica de «A l’abordage», de Guillaume Brac (Mannheim)
Esta comedia francesa se centra en dos amigos que emprenden un viaje en auto en vacaciones para visitar, por sorpresa, a la chica con la que uno de ellos tuvo un breve romance. Y los resultados, al llegar, no serán los esperados.
Una aventura más emocional que física, un paseo que se transforma en una experiencia clave en las vidas de sus protagonistas, AL ABORDAJE se centra en las actividades de dos amigos que emprenden un viaje con destino incierto. Felix (Eric Nantchouang) le pide a su amigo Chérif (Salif Cissé) que lo acompañe al sur de Francia a visitar, de sorpresa, a una chica a la que conoció en una fiesta y que está pasando sus vacaciones allí. Felix no tiene muy en claro con qué se topará pero es uno de esos optimistas que no parecen dudar antes de pasar a la acción.
La simpática dupla –el film de Brac, no olvidemos, es una comedia, por más melancólica que se vaya volviendo– lleva su material de camping y se suman a un viaje compartido en el auto de un tal Edouard (Edouard Sulpice), un rubiecito tímido que creía que iba a compartir el auto con dos chicas y se topa con estos gigantones de ascendencia africana. Pero lo que parece que será una relación un tanto combustible pronto se acomoda y tras una serie de dificultades el trío terminará en un camping cerca de donde para Alma (Asma Messaoudene).
Pero la sorpresa terminará siendo más incómoda de lo previsto y el reencuentro entre Felix y Alma no funciona como lo esperado. Ese será el primer contratiempo con el que se encuentran pero no el único, ya que Chérif pronto entabla una relación con Helena (Ana Blagojevic), una madre que anda con su simpático bebé, al que el buenazo de Chérif termina cuidando. Lo que no tiene claro el hombre es su Helena está interesada realmente en él o si lo usa solamente como improvisado pero efectivo niñero. Además, el auto en el que viajan se rompe y les avisan que tardarán una semana en repararlo.
A L’ABORDAGE va pasando por las desventuras de los dos protagonistas –y también las del imberbe y confundido Edouard– tratando de manera liviana pero igualmente efectiva algunos temas como cierto sutil racismo que los protagonistas sienten (real o no) al intimar o lidiar con sus potenciales parejas blancas. El más severo Felix, «de pocas pulgas», rápidamente tiene esa sensación, mientras que el más confiado y amable Chérif prefiere mirar las cosas con mayor optimismo. De todos modos, ninguno se echa atrás a la hora de ir «al abordaje».
La de Brac es una comedia veraniega que, bajo su amabilidad y su luminosa gracia, deja entrever conflictos un poco más pesados que no solo tienen que ver con el racismo sino también con las complejas idas y vueltas de la relación entre los hombres y las mujeres, en este caso desde un punto de vista indisimulablemente masculino. Pero no hace de ellos su tema central sino que los incorpora a sus tramas, que van avanzando en paralelo de un modo –a veces demasiado– relajado.
La comparación que se le ha hecho a esta comedia –que debutó mundialmente en la Berlinale 2020– con similares películas veraniegas de Eric Rohmer no es casual. Si bien no tienen esa por momentos paralizante compulsión al auto-análisis de los personajes del clásico realizador francés, es innegable que hay muchos puntos de común entre los personajes de Brac y los del director de CUENTO DE VERANO, con la lógica actualización a la experiencia multicultural que es más representativa de la Francia de hoy.
Al fin y al cabo, más allá de las positivas y negativas experiencias que los tres protagonistas tienen en su improvisado paseo veraniego, AL ABORDAJE termina siendo una celebración del encuentro, de las experiencias vividas aún cuando no todas ellas tengan el final deseado. La búsqueda de la felicidad es una aventura permanente.