Series: crítica de «Patria», de Aitor Gabilondo (HBO)

Series: crítica de «Patria», de Aitor Gabilondo (HBO)

La miniserie española basada en la exitosa novela de Fernando Aramburu sobre los conflictos políticos en el País Vasco tuvo un emotivo pero contenido final, bastante justo con el tono de la propuesta.

Una serie laboriosa, sentida pero excesivamente calculada, que fuerza por momentos la contención emocional y que a veces parece regurgitar las mismas escenas una y otra vez cambiando apenas un detalle o un punto de vista, PATRIA es un producto funcional, medianamente efectivo que raramente sorprende o se aleja de los parámetros más convencionales del género. Miniserie sobre lo público contada desde lo privado, finalmente termina centrando su conflicto en la necesidad imperiosa de una forzada reconciliación que no parece nunca poder darse del todo.

Esta es la historia de dos familias ubicadas en lados distintos del conflicto vasco. Bittori es la viuda de Txato, un empresario al que ETA asesina en los años ’80 por no colaborar económicamente con la causa nacionalista (se cansa de pagar «el impuesto revolucionario»). Corre 2011 y ETA decide abandonar la lucha armada por lo que la mujer, que se ha ido de su pueblo al ponerse todos en contra de ella, decide regresar. Pero es claro que la reconciliación no será fácil. Su vieja amiga Miren no quiere saber nada con ella. Es que su hijo Joxe Mari está en la cárcel condenado por ese y otros crímenes. Pero ninguna de las dos –ni los espectadores– tienen necesariamente en claro si fue o no él quien le disparó a Txato.

Esa excusa narrativa (¿fue o no fue él?) da paso a otra: el deseo, la necesidad de Bittori de que no solo Joxe Mari le explique qué pasó sino que se disculpe con ella. Y que Miren, con su venia, le haga más fácil poder regresar al pueblo. De vuelta, ambos ejes son menos importantes que el marco y el contexto: narrar décadas de desencuentros familiares y de odios no tan soterrados entre víctimas y victimarios de una época difícil. Con una diferencia que tal vez sea llamativa para los que ven PATRIA desde fuera de España o sin estar del todo embebidos en el tema y que tiene que ver con la manera en la que, en el pueblo donde sucedió todo, la gente está más del lado de los victimarios que de las víctimas, por convicción nacionalista o por miedo al qué dirán. De todos modos, se trata de una serie que no da mucho espacio para un análisis político profundo, ya que no tiene demasiados matices en ese sentido. Su interés pasa por otro lado.

A lo largo de sus ocho episodios la serie creada por Aitor Gabilondo irá explorando las vidas de todos los miembros de ambas familias que fueron alteradas por el acontecimiento que acabó con la vida del padre de una de ellas y con el hijo de la otra en la cárcel. Separaciones, viajes, enfermedades y peleas que van dando a entender las distintas formas con las que cada uno lidió con el tema. El choque fundamental es el de Miren, la militante y obstinada madre de Joxe Mari que no acepta reconciliación alguna. Y Bittori que, gravemente enferma, espera por algún tipo de gesto que haga entender que su vieja amiga convertida en enemiga es consciente de su sufrimiento.

La serie tiene un hilo narrativo expansivo, muy propio de una novela como la de Fernando Aramburu en la que se basa, recorriendo las vidas de los distintos personajes afectados por la violencia. Es así que la serie ocupará episodios para contar las vidas de los hijos de Miren y Joxian (fundamentalmente, de la sufrida Arantxa y un tanto menos de Gorka) y las de los de Bittori y el asesinado Txato (Nerena y Xabier), retrocediendo en el tiempo, volviendo a atravesar eventos y circunstancias y luego regresando al presente. Y si bien estas subtramas completan el panorama, en la serie al menos la mayoría de ellas (salvo la de Arantxa) se sienten un tanto innecesarias, casi distracciones.

Tengo la impresión que a la hora de cerrar esa estirada tensión (Bittori va recomponiendo relaciones con algunos miembros de la familia de Miren pero nunca con ella, que no le habla, ni con Joxe Mari, que no le contesta las cartas), PATRIA resuelve una cosa bastante bien y otra no tanto. La última, ligada a la intriga respecto a los hechos concretos del asesinato, termina siendo poco convincente, ya que finalmente importa poco saber si el chico apretó o no el gatillo que mató a Txato. Y la serie pierde demasiado tiempo en un eje que finalmente admite que no es realmente trascendente.

En lo que respecta a la posibilidad de un reencuentro entre las viejas amigas, en cambio, creo que Gabilondo (respetando el final de la novela) resuelve muy inteligentemente la complicada situación, sin pasarse hacia el sentimentalismo pero tampoco apostando por dejar del todo el final abierto. Es ahí, en esos últimos minutos, en los que Bittori, Miren (pintada por la serie, hasta ese momento, casi en plan villana), Arantxa y Nerena dejan en claro que, más que ninguna otra cosa, esta es una historia de mujeres fuertes, duras y comprometidas que también son capaces, a su manera, de encontrar un espacio para empezar a cerrar las heridas que todavía siguen abiertas.



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