Estrenos online: crítica de «Collective», de Alexander Nanau

Estrenos online: crítica de «Collective», de Alexander Nanau

Este documental rumano que representará a ese país en los Oscars y que fue elegido por varias asociaciones de críticos como uno de los mejores del año se centra en un caso similar al de Cromagnon en Argentina y en la investigación posterior que desnudó la fuerte corrupción política y del sistema de salud.

El caso que narra COLLECTIVE se parece mucho, de entrada, al de Cromagnon: recital en 2015 de una banda de hard rock en un lugar cerrado con pocas salidas de emergencia, comienzo de fuego en un poliuretano inflamable en la zona del techo –en este caso causado por la pirotecnia de la banda– y la muerte de 26 personas, muchos menos que en el caso argentino (era un lugar mucho más pequeño también). Hay, sí, una gran diferencia y es la que da pie a este potente relato. En las semanas posteriores a la tragedia, 36 de los 146 heridos morirían en los hospitales de la ciudad. Muchos a consecuencia de las quemaduras y otros como resultado de infecciones contraídas en sus lugares de internación.

El escándalo político que se disparó tras el caso «Colectiv» (tal era el nombre del lugar) se llevó puesto al primer ministro rumano en muy poco tiempo, dando paso a lo que Nanau denomina «un gobierno de tecnócratas de transición». En paralelo a eso, a partir de las reuniones y denuncias de padres sorprendidos por las muertes en hospitales de varios casos que no necesariamente revestían demasiada gravedad, un diario de Bucarest (especializado en deportes, llamativamente) empezó a investigar qué pudo haber sucedido en esos establecimientos. Y Nanau estuvo ahí, con su cámara, siguiendo la investigación en tiempo real.

La película se irá de a poco alejando del caso Colectiv –más allá de la presencia constante de la artista Tedy Ursuleanu, que empezó a fotografiar su cuerpo quemado para instalaciones y muestras como recordatorio brutal de lo sucedido– para ir tirando del hilo y denunciar el sistema de salud completamente corrupto en Rumania. La puntada inicial la da el descubrimiento de que el desinfectante que se usaba en los hospitales del país y que producía la compañía Hexi Pharma se diluía diez veces más que lo necesario (tenía un 1,2% de proporción en lugar de un 12%) y perdía toda efectividad para combatir las infecciones que podían generar las quemaduras u otras bacterias hospitalarias. Ese dato lleva a una saga de crímenes (o suicidios), cuentas offshore, denunciantes (anónimos y no tanto) y la sensación de que hay una larga lista de oscuros procedimientos en esos hospitales ligados al sistema político y al empresarial.

COLLECTIVE se divide en dos partes. La primera sigue al periodista Catalin Tolontan, de la “Gazeta Sporturilor”, encargado de llevar adelante –junto a un equipo de colegas– la investigación del caso y seguirlo hasta sus últimas consecuencias, lo cual lo lleva a enfrentarse con ministros de salud y otros jefes de gobierno y encargados de hospitales. Tras los rápidos cambios políticos que se suceden en el país, Nanau gira de protagonista y la segunda parte del film se centra en el muy joven Ministro de Salud del nuevo gobierno, Vlad Voiculescu, un defensor de derechos de los pacientes que toma las riendas del área con la intención de ayudar a los familiares de las víctimas y cambiar de cuajo un corrupto sistema. Algo que, claramente, será mucho más difícil de lo que supone en una película que no entrega respuestas fáciles ni tiene el tono optimista al que aspira cuando las cosas parecen empezar a cambiar.

Sin entrar en los debates políticos específicos de la situación en Rumania –no tengo la información suficiente para dilucidar responsabilidades partidarias más allá de la clara y en apariencia muy creíble postura que toma la película–, COLLECTIVE es un documental poderoso que exhibe la fragilidad y miserias de un sistema de salud público en el que lo que prima es el dinero y el beneficio personal (de políticos, directores de hospitales, laboratorios y médicos) y en el que la suerte de los pacientes es lo que menos importa. Y si uno sale un poco de la situación específica de Rumania y piensa en los posibles paralelos que esto puede tener en muchos países durante esta crisis sanitaria el documental termina convirtiéndose en una angustiante película de terror. Es difícil que uno no termine lleno de dudas y miedos tras ver la película e imaginar posibles situaciones similares ahora.

Más allá de eso, COLLECTIVE es efectiva porque, al poner las cámaras en el momento y en el lugar correctos –y al no usar entrevistas ni narración–, logra tener el tono de una película de ficción del tipo de las de investigación periodística hollywoodense, como SPOTLIGHT o TODOS LOS HOMBRES DEL PRESIDENTE, centradas en la tarea arriesgada del periodismo independiente (ya verán que no es casual que haya sido un diario deportivo el denunciante) para sacar afuera la corrupción reinante. Cuando Nanau cambia el eje para transformar a Voiculescu en otra especie de cruzado contra la corrupción, la película entra ahí en un terreno un tanto más gris en el que es un poco más difícil separar al film en sí de una filiación si se quiere política específica. Si bien se muestra varias veces al ministro reunido con sus colaboradores en una lucha al parecer incansable pero complicada por desarmar ese sistema corrupto, también es claro que el propio equipo siempre es consciente de tener una cámara encima.

De todos modos, más allá de los heroísmos específicos de los protagonistas (y la falta de una contraparte), lo que es innegable es que la película ofrece una mirada impiadosa y cruda respecto del funcionamiento corrupto de los sistemas de salud que funcionan «atados» a los poderes políticos de turno y a una serie de infames conexiones con laboratorios y otros «jugadores del negocio». Y, justo en un momento en que uno necesita tener un mínimo de confianza en el sistema, hace temer por los manejos de la salud en buena parte del mundo.


TOTO AND HIS SISTERS, la anterior película documental de Alexander Nanau, está disponible en MUBI. Por aquí.