Estrenos online: crítica de «I’m Your Woman», de Julia Hart (Amazon Prime)
Esta mezcla de drama y thriller que transcurre en los años ’70 se centra en una mujer (Rachel Brosnahan) casada con un mafioso que debe fugarse con su pequeño bebé cuando su marido desaparece misteriosamente.
Para los que solo conocíamos a Rachel Brosnahan a partir de su rol como la protagonista de la serie LA MARAVILLOSA SRA. MAISEL, la cuarta película de la realizadora de FAST COLOR es toda una experiencia y una sorpresa. Allá donde Rachel era todo efervescencia, ritmo y vivacidad aquí es miedo, silencio y nerviosismo. La época no ha cambiado tanto (MAISEL transcurre entre los ’50 y los ’60, esta película en los ’70), pero estamos hablando de un personaje casi opuesto: opaco, tímido y que se deja dominar por completo por su pareja. I’M YOUR WOMAN es un drama que, disfrazado de film noir, se centra en la paulatina «liberación» de una mujer que ha vivido toda su vida a la sombra de su marido (y del mundo) a la que las circunstancias la llevan a hacerse cargo de su propia vida y a darse cuenta de que es capaz de hacer cosas que no imaginaba posibles.
Lo curioso de este film es que tiene todos los elementos para ser una gran película pero falla en uno clave. Mi sensación es que es un relato al que le falta «cocción», que necesita más versiones en las que muchas de las ideas y situaciones planteadas cobren vida, ritmo, ganen en profundidad y en emoción. Sería fácil decir que, de sacarle 15 o 20 minutos, podría ser una gran película, pero no sé si sería suficiente. Parece ser un poco más complicado que eso. Al verla uno siente que es una oportunidad un tanto desaprovechada, como cuando uno prepara un promisorio plato de comida con todos los ingredientes adecuados pero finalmente no tiene demasiado sabor. Hay algo que no salió como se esperaba y uno no sabe bien qué es lo que falló.
I’M YOUR WOMAN empieza con una serie de incidentes propios de un thriller. Jean (Brosnahan) es una coqueta ama de casa, siempre bien vestida y un tanto vanidosa, que representa el modelo más joven de lo que finalmente será una esposa a la antigua. Su marido, Eddie, es un tipo que trabaja, claramente, en algo no del todo limpio y se encierra con gente en la casa. Para él Jean es una suerte de «esposa trofeo» para mostrar en público. Pero rápidamente suceden dos cosas. Un día, Eddie se aparece con un pequeño bebé y sin muchas explicaciones le dice algo así como «este es nuestro hijo, agarralo». Ella no dice nada y lo recoge. Y poco después, Eddie desaparece del mapa.
Jean, que es bastante inoperante en lo cotidiano (no sabe cocinar un huevo frito) y que nunca ha vivido sola, se topa con la «carga» de cuidar a ese niño que no es particularmente tranquilo: llora todo el tiempo, no la deja dormir, le impide seguir haciendo esa especie de imitación de Betty Draper que es su vida. Todo se complica aún más cuando viene un tal Cal (Arinzé Kene), un recio hombre afroamericano, y se la lleva del lugar diciéndole que la están buscando para matarla y que Eddie le pidió que los protegiera de suceder algo así. Jean, que no parece saber muy bien siquiera a qué se dedica su marido o si confiar en este tipo, empieza un recorrido allí de fugas, escondites y escapes con bebé a cuestas que no le será nada sencillo de atravesar.
La película pegará varios giros narrativos. Pronto Jean terminará uniéndose a la familia de Cal, con la que tiene contactos impensados, y en más de una ocasión tendrá que escapar de situaciones de violencia inusitadas. Tampoco puede tener mucha calma ya que su poco entendimiento de qué hacer con el bebé la lleva a pasar días casi sin dormir… y al espectador a escuchar interminables llantos que ocupan casi una hora de película. De a poco las circunstancias la irán llevando a encontrar esa fuerza interior, esa «agencia» que le permita hacerse cargo de la situación y dejar de ser un paquete bastante inoperante que es movido de acá para allá.
Con dos horas de duración, el problema del film es uno de tempo, de ritmo, de respiración cinematográfica. Hay largos trechos en los que la película desciende a una repetitiva serie de acciones –con el llanto agregado– que ni siquiera la sensación de potencial peligro inminente logra sacar de cierto tedio. Se podría decir que el segundo acto de I’M YOUR WOMAN debería ser reducido o repensado en función de tener una idea más clara de qué tipo de película estamos viendo. Si esperan un thriller que mantenga el ritmo del inicio, el film parece entrar en una laguna de la que solo saldrá en su media hora final. Y si están más interesados en el drama personal, los «golpes de efecto» que propone Hart se sienten bastante descolgados.
Y es una lástima que eso suceda porque el elenco está muy bien (Brosnahan, Kene y también Marsha Stephanie Blake como Teri, la esposa de Cal), el vestuario, el arte y las locaciones son muy específicos y le dan realismo a la acción, la selección musical (Aretha Franklin, Bobbie Gentry, Richie Havens, The Faces, The Procedures y más) es original y lograda y ni hablar de la fotografía, que le da a la película un clima ominoso, de peligro inminente. Pero acaso por la confusa información que llega respecto a quién es quién en esta historia (algo que empieza un poco a aclararse sobre el final), es difícil que la película tenga un impacto que no sea cerebral. Esto es: uno aprecia las ideas y los temas que Hart propone (en términos feministas, en lo que respecta a la maternidad, al rol de los hombres y, si se quiere, en lo ligado a cuestiones raciales) pero no logra sentirla, vivirla con la tensión que la película necesita para funcionar. Y así queda como una buena e inteligente idea a la que le faltó un poco de cocción.
Pasada la hora, la abandoné por el tedio soporífero que me causaba. Tal vez la retome mañana.