Estrenos online: crítica de «Sound of Metal», de Darius Marder (Amazon Prime)
Protagonizado por Riz Ahmed y Olivia Cooke, este notable drama psicológico relata la historia de un baterista de rock que pierde la audición y debe lidiar con un futuro que se le presenta complicado.
Es bastante más común que lo que se cree (o se sabe) el hecho de que muchos músicos de rock van perdiendo la audición con el paso del tiempo y la exposición permanente a altos decibeles de sonido. Es eso lo que le sucede a Ruben en SOUND OF METAL. Es baterista de una banda (que, por lo que se llega a escuchar, suena más cercana al punk rock o algo experimental que algo estrictamente «metalero») compuesta solo por él y por su novia Louise, que canta y toca la guitarra. Un día y de manera brusca, Ruben siente que pierde gran parte de su capacidad auditiva. Sale desesperadamente a buscar alguna ayuda y termina siendo atendido por un médico que le confirma lo que más teme: no podrá recuperar la audición que tenía y si sigue tocando solo logrará empeorarla.
Para Ruben es como si el mundo de acabara de golpe: nada tiene más sentido. Un adicto a las drogas que lleva varios limpio, Ruben empieza a desesperarse de una manera tal que todo parece indicar que puede volver a caer en el consumo. Tiene tres caminos posibles para tomar. Uno, seguir tocando así como está, algo que prueba hacer y solo consigue empeorar su situación. El segundo, hacerse un implante coclear, una operación que le permitiría recuperar buena parte de la audición pero que es carísima, impagable para esta pareja que vive en un RV (casa rodante) y no tiene más dinero que su móvil y sus instrumentos. Y el tercero es internarse en una comunidad para adictos hipoacúsicos, algo que le permitiría salir del permanente ruido (algo que le recomiendan los médicos) y a la vez evitar la tentación de volver a consumir. A regañadientes, Ruben termina aceptando pasar un tiempo ahí.
SOUND OF METAL se centrará en sus vivencias con la pérdida de audición pero, fundamentalmente, con la sensación de que tiene que empezar una nueva vida, algo que aborrece. Extraña su vida previa, más allá de las complicaciones que tenía. Y desde que está internado, más que a la música, lo que añora es poder estar con Louise, por más complicada que fuera la tensa supervivencia (ella también tiene sus asuntillos por resolver). A lo largo de su estadía, como todo adicto, deberá lidiar con el rechazo a salir de ese ciclo y de sus rutinas previas, y a la vez tratar de aceptar la ayuda que le dan en este lugar, cuyo líder es un veterano de guerra, también músico, que intenta llevarlo a adoptar las normas: hablar con lenguaje de señas, escribir sus sensaciones y vivir en un estado que sea lo más «pacífico» posible, algo que parece ideal pero que a él a veces lo exaspera.
La película tiene dos grandes puntos que la vuelven inusual dentro de este tipo de dramas. El más importante es su trabajo con el sonido. Durante buena parte de SOUND OF METAL, Marder trata de que experimentemos el mundo sonoro tal como lo vive Ruben. Y es así que la película va haciendo sentir al espectador su pérdida de la audición «desde adentro» (sonidos se alejan, se vuelven metálicos, se escuchan como de abajo del agua o detrás de una pared), además de presentar de esa misma manera los estudios que le hacen o la manera en la que escucha dependiendo de las circunstancias sonoras a su alrededor. Y el efecto es potentísimo para entender lo que pasa por su cabeza en cada momento.
El otro es el trabajo de Riz Ahmed (THE NIGHT OF, STAR WARS: SOLO, VENOM) como Ruben, merecedor sin duda de alguna nominación al Oscar. La mezcla de angustia, nervios, ansiedad, miedo, desesperación, ternura y furia que atraviesa su rostro (sus ojos son de una expresividad fulminante) hace que la película transmita muy bien la tensión y el dolor que el hombre vive. Olivia Cooke (READY PLAYER ONE), en el rol de Louise, ofrece también un notable trabajo lidiando con las emociones de Ruben y también con las propias. Y Paul Raci, como el organizador de esta comunidad, es toda una revelación: es un actor no profesional e hipoacúsico que logra transformarse en un personaje clave en la historia.
SOUND OF METAL (el título tendrá otra relevancia luego) es un drama penetrante y emocionalmente poderoso. Si bien es casi un unipersonal de Ahmed –al que la cámara siempre sigue de cerca en su apresurado y nervioso andar–, el trabajo audiovisual transforma a Marder en un director a tener en cuenta, especialmente por lograr evitar la mayoría de los clichés de los dramas de adicciones o de enfermedades para conseguir un relato creíble, realista y sincero acerca de la complicada situación que vive Ruben. Por momentos algunas decisiones dramáticas suenan un tanto bruscas (ya verán cuáles), pero es cierto también que el protagonista es un hombre de decisiones intempestivas y eso justifica buena parte de su errático accionar.
ZONA DE SPOILERS
No suelo «spoilear» este tipo de películas, pero creo que para entender mejor algunos puntos narrativos de SOUND OF METAL es bueno tener en cuenta algunas características de la comunidad hipoacúsica que explican algunas decisiones narrativas que pueden sonar extrañas. Pese a haberse adaptado bastante bien, no sin esfuerzo, a la comunidad, Ruben nunca deja de pensar en el implante. Y finalmente se lo hace, sin avisarle a nadie allí. Joe lo toma muy mal y lo echa. La decisión puede sonar brusca, pero como bien lo explica el hombre, existe una idea en este tipo de grupos para quienes la hipoacusia no es una incapacidad a ser «corregida» con implantes, sino una capacidad diferente y que lo ideal es aprender a vivir con ella y funcionar así, acompañado por otros en similar situación. Pero Ruben no puede con su deseo de regresar a su vida previa y se opera igualmente, con resultados que no son del todo los deseados.
Esta decisión está vista por el film como una suerte de reacción ligada al carácter adictivo de Ruben y se muestra su vida con el implante como una experiencia casi pesadillesca que le hace termina haciendo extrañar el silencio absoluto. Si bien Marder tiene otras ideas en la cabeza (en algún punto la hipoacusia no es más que una metáfora para hablar de otras cosas), la mirada crítica del film a todo intento de rehabilitación –o recuperación de parte de la audición mediante intervenciones o aparatos– puede ser también discutible. Dicho de otro modo: no esperen que los que hacen implantes cocleares estén muy contentos con lo que se muestra aquí.
FIN DE ZONA DE SPOILERS
Más allá de esas discusiones específicas que seguramente serán tema de debate entre los especialistas, SOUND OF METAL es un extraordinario drama psicológico que se mete literalmente en la cabeza de su protagonista para trazar los complicados viajes emocionales que atraviesa a lo largo de este proceso. Así como lo que le pasa a Ruben emocionalmente, en su ritmo y en su tono la película también pasa por todas las fases y etapas del personal duelo que él atraviesa, partiendo desde el duelo y la furia para llegar, quizás, a una suerte de aceptación respecto a su futuro. Es un viaje que Marder, Ahmed y Ruben hacen juntos.
Me gustó la película, pero después de esta reseña me gustó aún más.