Series: crítica de «I Hate Suzie – Temporada 1», de Lucy Prebble y Billie Piper (HBO Max)

Series: crítica de «I Hate Suzie – Temporada 1», de Lucy Prebble y Billie Piper (HBO Max)

Esta serie inglesa se centra en una actriz que triunfó siendo chica y que, al llegar a los 40, se topa con un escándalo ligado a fotos íntimas filtradas online que le alteran radicalmente la vida.

Al comenzar, I HATE SUZIE no parece diferenciarse mucho de algunas otras series británicas que parten de similares planteos a partir de personajes femeninos. La tal Suzie (Billie Piper) es una mujer que ronda los 40, un tanto frustrada, malhablada, caprichosa y mirada por casi todos como un «bicho raro». Es alguien que está atravesando un momento curioso en su vida y que trata de recuperar la mejor versión de sí misma. Pero es claro que el mundo no parece tener las mismas intenciones. Y que también ella no hace otra cosa que boicotear su posibilidad de, digamos, encontrarse a sí misma.

A lo largo de ocho episodios titulados como si fueran las etapas de un duelo –o de recuperación de un evento traumático–, I HATE SUZIE empezará a alejarse de la línea más absurda que los primeros episodios parecen habilitar para abrirse a asuntos más fuertes, directos y emocionalmente crudos. A la vez, cada capítulo de la serie tendrá su particularidad en términos formales, incorporando elementos del musical, del videoclip y otros recursos del lenguaje audiovisual que no conviene adelantar.

Piper y Lucy Prebble, quienes ya hicieron juntas SECRET DIARY OF A CALL GIRL –además de trabajos por separado como la película RARE BEAST, que dirigió Piper, y la serie SUCCESSION, de la que Prebble es una de las guionistas–, no niegan que la serie tome algunos elementos autobiográficos de la actriz. Suzie es el clásico personaje que ha tenido su momento de gloria y que hoy vive a la sombra de sus éxitos del pasado. En el año 2000, siendo adolescente, la chica se hizo famosa en Gran Bretaña cantando en un programa tipo «La voz» y ahora la encontramos, acercándose a los 40, con una carrera que no fue la que soñaba. Tuvo un éxito grande, además, actuando en una serie de ciencia ficción –de esas que reúnen a miles de fans acérrimos en las típicas convenciones del género–, pero lo que hizo después no estuvo a la altura y hoy su carrera parece languidecer en otro show similar que no tiene el mismo éxito.

Casi al mismo tiempo Suzie recibe la mejor y la peor noticia posibles. Por un lado, llega el llamado de Disney para actuar en una nueva producción haciendo el rol de villana. Pero, cuando la chica estaba todavía festejando este esperado golpe de suerte en su carrera, empiezan a circular online fotos íntimas suyas que no solo la convierten en la broma de todos los medios y redes sociales sino que pueden hacerle peligrar el trabajo. La cosa se complicará aún más cuando su igualmente intenso marido Cob (Daniel Ings) vea las imágenes en cuestión y se de cuenta que las partes masculinas que se ven no son las suyas. Son de otro hombre que ella no quiere mencionar pero que, lo revelan las fotos, es de raza negra.

Esa suma de conflictos hará que Suzie literalmente explote. Su marido toma la noticia, esperablemente, de la peor manera posible y se convierte en otro enemigo más con el que lidiar, lo cual es un problema grave porque ambos tienen un pequeño niño, hipoacúsico, que se da cuenta que algo raro pasa en casa y empieza a actuar de modos preocupantes. La única posible tabla de salvación para Suzie es su representante y amiga Naomi (Leila Farzad), quien trata de salvar su imagen y manejar su carrera en medio del caos en el que se convierte su vida, pero que también tiene asuntos personales con los que lidiar.

Todo esto –que describe apenas lo que sucede en el primer episodio– irá expandiéndose a lo largo de la temporada con un guión que va aportando matices y situaciones inesperadas al conflicto inicial. Suzie vivirá todas las sensaciones y emociones descriptas en los títulos de los episodios como si fueran etapas de un duelo («Negación», «Miedo», «Vergüenza», «Ira», «Culpa», etc.) intentando entender qué debe hacer para reencauzar su carrera y también su vida. Algo que, claramente, no sabe manejar demasiado bien ya que, a lo largo de la temporada, más que resolver problemas no hace otra cosa que seguir sumando nuevos.

El gran arma de I HATE SUZIE –además, obviamente, de su sólido, áspero y oscurísimo guión y sus ya citados recursos audiovisuales– es la actuación de Piper, que debe recorrer todos los estadíos emocionales posibles en poco tiempo. Una mujer sensible e inteligente que, sin embargo, no puede evitar tomar casi siempre decisiones equivocadas –o, al menos, problemáticas–, Suzie es un personaje que solo podría salir en una serie británica, de esos que no temen mostrar sus actitudes más agresivas y hasta desagradables, algo que raramente se ve en un show estadounidense. FLEABAG o I MAY DESTROY YOU, por citar dos ejemplos conocidos, también se caracterizan por ofrecer personajes queribles pero a la vez frustrantes, con enormes contradicciones y actitudes que desconciertan hasta a ellos mismos.

Pero de a poco la serie abrirá el juego para que veamos la toxicidad que la envuelve en cada una de sus relaciones. Y así tendrán cada vez más protagonismo Naomi, Cob, el amante en cuestión y la propia familia de Suzie, entre otros personajes. Sin nunca perder de vista que se trata de una comedia (negrísima, pero comedia al fin), I HATE SUZIE seguirá proponiendo situaciones muy graciosas por más que la cuota emocional sea cada vez más grande. Ese formato de bruscos giros de la comedia al drama y de vuelta a la comedia que es tan típico de muchas series inglesas (a veces de un modo un tanto exagerado y caprichoso) acá se sostiene bien ya que se apoya en el caos que Suzie produce o encuentra a cada paso. Y si bien esta notable serie tiene un elegante cierre que podría permitirle no continuar con una segunda temporada (algo que la estructura en etapas del duelo refuerza), a juzgar por el éxito del show y a partir de a las muchas posibilidades que se abren teniendo un personaje tan rico, todo hace esperar que haya I HATE SUZIE por un tiempo más.