Series: crítica de «The Mandalorian – Temporada 2», de Jon Favreau (Disney+)

Series: crítica de «The Mandalorian – Temporada 2», de Jon Favreau (Disney+)

La segunda temporada de la entretenida y efectiva serie surgida del universo «Star Wars» terminó con un alto momento emotivo para los fans que conecta este «spin-off» con la historia central de la saga creada por George Lucas.

El otro día, tras el anuncio de los 254.378 spin offs, series y películas de STAR WARS que Disney hará en buena medida a partir del éxito de THE MANDALORIAN, tuve la sensación de que estaban rápidamente matando por agotamiento un fenómeno que recién está empezando a crecer. Sigo pensando lo mismo, pero eso no quita mi apreciación por el éxito de público y crítica que está siendo la serie creada por Jon Favreau con la inestimable colaboración de Dave Filoni. Es de esperar que la desmedida necesidad del estudio de tener nuevas franquicias a partir de conocidos personajes y sagas (el año pasado le cerró la persiana a varios universos de Marvel y Lucasfilm casi al mismo tiempo y atrás de eso vino la pandemia) no los lleve a agobiar por saturación el mundo que ha sido casi resucitado del coma post EPISODIO IX por Mando, Grogu y compañía. Seguramente sucederá –la secuencia después de los créditos del último episodio dejan en claro el inicio del franchising–, así que disfrutemos mientras dure.

Como esta es una crítica de la temporada y no solo del último episodio, diré que claramente se dividió en dos partes. Los primeros cuatro episodios funcionaron como «la aventura de la semana», que se caracterizaba por la dupla de Mando y Grogu (entonces lo llamábamos Baby Yoda y todavía no logro adaptarme a su nombre real) llegando a algún planeta y negociando una suerte de trueque: me das un dato sobre donde llevar al nene y yo te ayudo a resolver un problema en tu «barrio». Un sistema episódico bien de western clásico (en el espacio pero western al fin, lo que siempre fue STAR WARS) que funcionaba bastante bien pero, convengamos, en algún momento empezó a volverse un tanto reiterativo y mecánico.

Si bien cada uno de esos episodios fue entregando pedazos de información y dando entrada a personajes que luego serían importantes en la definición de la temporada, recién en el quinto capítulo (o el 13, en el orden secuencial que tiene la serie) las pequeñas aventuras de Mando (Pedro Pascal) por los distintos planetas empezaron a conducir a un destino más claro y una conexión más fuerte con el universo STAR WARS, más allá de seguir funcionando con el mismo sistema narrativo de intercambio de favores. La aparición de Ahsoka Tano (Rosario Dawson, disparada tras aparecer quince minutos en un episodio hacia su propio spin off), la revelación del nombre del bebé y algunos detalles de su conexión con «la Fuerza» empezaron a conducir la misión de un modo un tanto menos redundante y más clara.

ALERTA DE SPOILERS

Tras una serie de complicaciones que empiezan con la captura de Grogu por parte de Moff Gideon (Giancarlo Esposito), de a poco la temporada se fue acercando a su destino. Mando termina armando una suerte de grupo de choque predominantemente femenino (Bo Katan, Fennec Shand, Cara Dune y Koska Reeves, además de Boba Fett) con el cual va al rescate del niño, no sin antes tener unos episodios plagados de acción que remiten a los escenarios más clásicos de la saga. Por suerte, además de dispararles a los inútiles storm troopers una y otra vez, Mando y sus nuevos colaboradores (en el episodio 7 tiene un rol clave el presidiario Migs Mayfeld, interpretado por el comediante Bill Burr) participan en una serie de escenas de acción propias del cine de aventuras clásico, una de las cuales parece un homenaje directo a la saga INDIANA JONES.

Para el final, claro, y ya en el corazón de la bestia, se produce el encuentro esperado ya que el que viene a buscar a Grogu no es otro que Luke Skywalker. Más allá de los poco logrados efectos visuales para unir la voz de Mark Hamill con la cara del actor en la época de EL REGRESO DEL JEDI (algunos deep fakes caseros de internet se ven bastante mejor), el momento en sí es fuerte y emotivo, uniendo finalmente el recorrido de THE MANDALORIAN con el de la «nave madre» que es STAR WARS. Sí, es eso que llaman «fan service», pero está hecho de una manera tan lógica como efectiva. Y funciona muy muy bien.

Fuera de la trama en sí acaso lo más relevante de la temporada tenga que ver con el creciente lazo emocional que se desarrolla entre Mando (quien finalmente revela su cara) y Grogu, quien deja de ser una misión, un encargo o hasta un problema para volverse casi un hijo para el solitario y desconectado antihéroe. Es gracias al pequeño que Mando parece recuperar una conexión menos utilitaria con quienes lo rodean, por más que no siempre los demás funcionen de la misma manera. En el encuentro final con Luke lo que trasciende es ese lazo que se genera entre los tres (y R2-D2, que tiene su cameo) y quizás eso sea también lo que termina por unir las sagas: el tema de la paternidad, que es central en STAR WARS y que termina por explotar en THE MANDALORIAN acá.

Uno tiene la sensación de que –más allá de algunas puntas abiertas en la trama, en especial ligadas al Imperio, al sable oscuro y a la suerte del planeta Mandalore–, el viaje de THE MANDALORIAN parece concluido. Tendrán que hacer un fuerte pivoteo para poder subsistir sin Grogu, un personaje que pese a no tener un peso demasiado grande en los eventos –era una mezcla de testigo privilegiado y potencial problema para Mando– era el corazón de la serie y hasta su elemento de marketing más importante. Imagino que ya habrán pensado cómo hacer para combinarlos en el futuro, aunque supongo que lo de Luke es algo que no se repetirá. O al menos no habitualmente. Es cierto que hay otros personajes clásicos que pueden aparecer en cualquier momento gracias a la magia (pobretona, pero magia al fin) de los efectos especiales. Y esa pregunta de «¿qué personaje clásico aparecerá ahora?» siempre estará como una suerte de «zanahoria» emocional de la serie.

Si uno se pone más cínico y piensa el cierre de la temporada un modo más «industrial» –especialmente a partir de la coda que funciona como una intro a THE BOOK OF BOBA FETT, serie que empezará a fines de 2021–, uno puede pensar que la unión del spin-off THE MANDALORIAN con el eje central de la saga STAR WARS puede ser también el fin de esta rara independencia que parecen haber tenido Favreau, Filoni y equipo en estas dos temporadas en las que parecieron el sello indie de algún gran conglomerado empresarial. La lógicamente celebrada llegada de Luke es, acaso, también el momento en el que la serie pasa ya definitivamente a ser parte de la nave nodriza plagada de ejecutivos de estudio que hacen cálculos en planillas de Excel y piensan más que nada en cosas como los reportes de ganancias y los valores de las acciones en Bolsa. Y esa nave, créanme, se parece menos al Halcón Milenario que a la Estrella de la Muerte.