Estrenos online: crítica de «El pequeño detective», de Evan Morgan (Netflix)
Esta película que, pese al título, definitivamente no es para niños, se centra en un investigador privado dedicado a resolver asuntos menores al que contratan para resolver un complicado asesinato que ha shockeado al pueblo en el que vive.
El título de la opera prima de Evan Morgan se presta a confusiones. No, THE KID DETECTIVE (EL PEQUEÑO DETECTIVE) no es una película para niños de Disney ni algún producto para toda la familia de Robert Rodriguez. Lejos de eso. Es una mezcla de film noir para adultos con comedia dramática indie y el título refiere, más que nada, a la fama que se ganó su protagonista siendo niño y no tiene mucho que ver con su presente salvo como una referencia acaso burlona. Curiosa, efectiva, interesante como drama personal y también como película de misterio, el film protagonizado por Adam Brody es una de esas pequeñas sorpresas de 2020 que, por los motivos por todos conocidos, seguramente muy poca gente ha visto.
Uno podría encontrar paralelos entre este film y la opera prima de Rian Johnson, BRICK, si bien aquella era más elaborada en su reconstrucción de la estética del cine negro. Quizás también sea una aproximación a aquello de «pueblo chico, infierno grande» de películas como BLUE VELVET, de David Lynch, aunque en una versión mucho menos intensa y freak. Acá, los movimientos, la trama central y los personajes sí pertenecen a la tradición de la película de detectives, pero la estética funciona de un modo menos estilizado. De hecho, se la puede ver como uno de esos dramas independientes que circulan por festivales como Sundance (la película, sin embargo, pasó por el de Toronto, en septiembre 2020) o similares.
Brody encarna a Abe Applebaum, a quien conocemos como un treintañero un tanto deprimido que vive en una casa completamente caótica, se emborracha casi todos los fines de semana y termina siempre peleándose con algún que otro «enemigo» de antaño. ¿A qué se deben esos enemigos? Como dice el título de la película, Abe se hizo famoso en su niñez como una suerte de detective escolar. Su inteligencia y sus poderes de deducción le permitieron descubrir decenas de trampas, secretos y mentiras entre sus compañeros de colegio –además de resolver problemas menores en su pueblo– y lo convirtieron en una celebridad local, algo que la película presenta mediante un largo y gracioso flashback. Pero esa etapa iba a terminar cuando Abe quiera resolver un caso más severo –la desaparición de una chica de su escuela que además trabajaba como su «secretaria»– y se dé cuenta que el asunto le queda demasiado grande.
Muchos años después –y convertido un poco en el hazmerreír del pueblo, además de habitual receptor de antiguas vendettas de ex compañeros de escuela–, Abe sigue haciendo trabajos menores como encontrar gatos perdidos pero cada vez con menor interés y mayor desidia. Los padres están tan preocupados por él que se meten en su vida todo el tiempo, convirtiendo a Abe en un intento de detective privado con una idische mame por detrás. Lo que allí parece manejarse en un tono de comedia dramática empieza a girar hacia el noir cuando aparece en su oficina –decorada de forma retro, como las de los detectives de la novela negra, pero bastante peculiar en su funcionamiento y con una asistente goth— una tal Caroline (Sophie Nélisse), una adolescente con un asunto más serio: su novio ha sido asesinado con 17 puñaladas y necesita encontrar respuestas ya que la policía no parece avanzar demasiado en la resolución del caso.
Abe se involucrará en una investigación en la que, de cierto modo, querrá reparar también el hecho de no haber podido resolver aquel caso que quebró su carrera y hasta su vida. De ahí en adelante –y sin dejar de lado los toques cómicos que aparecen muy bien aplicados en los momentos más inesperados–, THE KID DETECTIVE funcionará de un modo un tanto más parecido a un film de intriga, con Abe y Caroline visitando amigos del novio, compañeros de la escuela, familiares y siguiendo pistas que invitan a pensar en que su aparentemente serio y aplicado novio de origen asiático ocultaba bastantes cosas, entre otros secretos que funcionan por debajo de la fachada prolija pero un tanto apagada del pueblo.
Morgan logra lo que debería ser el objetivo principal de toda película policial: que nos interesen, intriguen y preocupen los personajes. En este caso Abe (y también Caroline) son dos personas que encuentran una suerte de objetivo común a sus vidas y desarrollan una encantadora aunque rara relación entre ambos. La trama policial sigue lineamientos convencionales pero también aporta ingeniosas e inesperadas vueltas de tuerca y una resolución que, si bien es un poco apresurada, resulta bastante más oscura que lo que el tono del film hacía prever. Pero lo principal, hasta el último plano de la película, son los vaivenes emocionales de Abe.
El realizador logra conjugar de manera muy efectiva esos dos tipos de película en apariencia antagónicos, sin hacer que la trama policial sea intrascendente (en muchos de esos dramas «disfrazados» de thrillers la resolución del entuerto suele ser lo de menos) y logrando que las dos terminen conectando entre sí de manera impensada. Se trata de una opera prima promisoria de un cineasta con muchas ideas y recursos al que será interesante seguir en el futuro. Eso sí, sería bueno que de acá en adelante sepa (o pueda) elegir títulos más apropiados para sus siguientes películas. Este KID DETECTIVE –vaya esto como aviso a los espectadores– definitivamente no es una película para ver con niños.