Estrenos online: crítica de «Fake Famous», de Nick Bilton (HBO)
Este documental se centra en el universo de los «influencers» de Instagram a partir de un experimento mediante el cual el director prueba convertir a tres desconocidos en famosos. Por HBO, a partir del 23 de febrero a las 20.
Periodista dedicado a la tecnología y a las redes sociales, Nick Bilton eligió como tema para su debut como realizador cinematográfico uno que lo toca de cerca: los famosos de internet, más específicamente los influencers de Instagram. Celebridades generadas a partir de las redes sociales, este tipo de personajes se caracteriza –en su mayoría– por no tener ningún otro talento que salir bien en fotografías o mostrar un tipo de vida que a otros puede parecer fascinante. De un modo si se quiere lúdico, lo que Bilton intenta aquí es desenmascarar no solo lo «falso» del modo de vida que supuestamente estos influencers llevan sino también la falsedad del sistema que, digamos, los «llevó a la fama».
El plan de Bilton –que él llama «experimento social»– consiste en demostrar que se puede inventar a un famoso de Instagram. Y lo que ha hecho en FAKE FAMOUS es precisamente eso. A partir de un casting en Los Angeles al que fueron más de cuatro mil personas con la convocatoria de «¿Querés ser famoso?», el realizador y su equipo de especialistas y profesionales eligieron a tres personas con el objetivo de transformarlas en influencers. Los caminos de cada uno resultaron ser muy distintos y esas experiencias son el eje narrativo de este documental.
Pero en realidad, las idas y venidas con los likes, followers, trolls, brands y engagements de los tres participantes sirven para entender cómo funciona el universo de los «famosos de Instagram». Si bien cualquiera con mínima experiencia en las redes sociales sabe que hay mucho de falso en eso de mostrar una vida que parece ser mucho más extraordinaria y fabulosa de lo que realmente es, FAKE FAMOUS va mucho más lejos a la hora de mostrar cómo muchas veces se obtiene el rótulo de influencer en estos tiempos.
Bilton entra en un universo de compras de falsos seguidores (los famosos bots) que implica también adquirir likes y engagement y es así como nuestros tres protagonistas pasan de un par de miles de followers a decenas de miles. Eso es un punto de partida que se continúa con producciones fotográficas falsas (alquilar cuartos de lujo, escenografías, usar fondos de ciudades, playas o lugares raros del mundo y así), nuevas compras de bots y de interacciones, más producciones falsas (algunas son realmente insólitas) hasta conseguir lo que todos parecen buscar: llamado de marcas para canjes, regalitos y los cada vez más importantes beneficios que genera una fama que, básicamente, no es tal…. hasta que lo es. «Para ser famoso primero hay que parecer famoso», como dice uno de los tantos especialistas y consultores entrevistados en el film.
Los participantes del juego son tres y cada uno tiene una experiencia muy distinta en este mundo. Dominique, una aspirante a actriz, es la que parece moverse mejor en ese territorio y rápidamente entra en el circuito de la foto falsa y del canje. Chris, que llegó a Los Angeles desde Arizona buscando que el mundo lo conozca, insiste en que quiere crecer en Instagram siendo él mismo (esto es: sin mentir ni usar seguidores falsos) y se le complica un poco más. Y Wylie, un chico gay de Georgia que prefirió la vida más cosmopolita de California, entra en pánico cuando empieza a recibir mensajes de trolls y no está seguro de querer seguir siendo parte del experimento.
FAKE FAMOUS puede ser un poco obvia y banal en su tono –hay una constante sorna para con todos los participantes de este circo– y solo en algunos momentos logra ir más allá de las reflexiones previsibles sobre el deseo de la gente de hacerse famosa por el hecho de serlo. Si bien muchos de estos influencers se prestan fácilmente a la burla, algunos de los consultados intentan ir un poco más profundo respecto del esfuerzo y el trabajo que implica, según ellos, «trabajar de famosos».
El documental se vuelve más interesante cuando mete sus narices en el sistema en sí: en cómo se compran seguidores, en las bot farms que los venden (y que ganan fortunas haciéndolo ya que es un gasto constante y exponencial), en la relación de las marcas con esos influencers, en lo poco que hacen las empresas (Facebook, Twitter, etc.) para «limpiar» sus redes y en cómo la falsa fama se puede ir tornando, de a poco, en algo un poco más más tangible y beneficioso para los que saben utilizar los resquicios que ofrece el sistema.
También –como es el caso de Cris y Wylie–, FAKE FAMOUS abre las puertas a otro eje del fenómeno de las redes sociales que es la búsqueda de la aprobación y la frustración que existe cuando no se logra. Ese tipo de experiencia, que es mucho más usual que la otra, lleva el tema a una zona mucho más oscura, densa y menos inocente de lo que parece si solo se lo piensa irónicamente. Sobre el final, a Bilton y a su experimento lo agarra la pandemia y la conclusión a la que llega –que sería mejor usar las redes para cosas más relevantes que para posar junto a productos o en hoteles de lujo- es una a la que podía haber llegado mucho antes y sin necesidad del drama de la vida real.