Estrenos online: crítica de «The New York Times Presents: Framing Britney Spears», de Samantha Stark (Hulu)
Este documental de investigación cuenta la historia de la diva de la música pop y se centra en su lucha por recuperar el control profesional y económico de su vida, manejado actualmente por su padre.
Hay dos películas en una en este documental acerca de la lucha de Britney Spears por ser dueña de su propio destino tanto en lo personal como en lo profesional. Uno, el más cercano y doloroso, tiene que ver con la manera en la que, a lo largo de su carrera –y en especial durante los años de mayor popularidad–, su vida privada fue objeto de una suerte de absurda y misógina persecución, una suerte de invasión violenta que no merece ningún ser humano en el planeta. Este documental, el sexto de la serie que está produciendo The New York Times para Hulu, logra llevar a los que recordamos esos momentos –y descubrir a los que eran demasiado jóvenes o no habían nacido entonces– a algo parecido a la experiencia de lo que era ser una celebridad en los años ’90 y 2000.
Previo a la llegada de las redes sociales –Facebook y Twitter, sí, pero para este tipo de megacelebridades, más que nada Instagram– era más difícil ejercer una «curaduría» de la vida privada. Eran los medios (los llamados tabloides) los que se ocupaban de conseguirla como fuera. Si bien eso no desapareció del todo –y las agresiones online son constantes–, raramente se ven fenómenos como los que aparecen en este documental, en el que hordas de paparazzi perseguían a las celebridades 24 horas al día para vender una foto o un video. Si a eso se le suma las preguntas totalmente desubicadas (para los estándares de hoy directamente ofensivas) que se le hacían a Britney y a decenas de celebridades de ese tipo, realmente había que tener una claridad mental muy fuerte para sobrevivir a todo eso.
La otra película –la que parece ser más importante pero acaso no lo sea– tiene que ver con el movimiento #FreeBritney y la pelea por liberar a la cantante del control de su padre respecto a sus finanzas y su trabajo. Es cierto que es una situación compleja y delicada, pero cuando en un punto el documental revela que la pelea es por ver quién tiene mayor o menor control sobre 60 millones de dólares realmente es difícil que uno se preocupe demasiado. Y si se toma en cuenta que –por lo dicho por casi todos los entrevistados– no se trata de un sistema carcelario, debo confesar que me tiene sin cuidado el porcentaje del dinero que se quedan unos u otros.
Lo que sí es evidente –y es ahí donde las dos películas se conectan– es cuando se deja entrever que este tipo de estructura de «control a la fuerza» de los ingresos económicos (el padre de Britney funciona como «guardián», como si Spears todavía fuera menor de edad) no sucede jamás en casos de estrellas masculinas. Dicho de otro modo: la propia parafernalia periodística que torturó a Britney y fue de a poco convirtiéndola en un objeto de burla mediática –a partir de un video en el que llevaba a su hijo sentado adelante en el auto u otro en el que decidía raparse, por ejemplo– es la que llevó a que todo terminara como terminó. De algún modo su suerte es una profecía autocumplida.
El documental fundamentalmente periodístico –en el que opinan varios periodistas de The New York Times, algunos allegados de Britney en sus inicios y muchos de los que activamente militan hoy por su «liberación», pero en el que no hablan los principales involucrados– también se divide en dos partes cronológicas. La primera va hasta 2008, que es cuando entra este sistema en efecto, y recorre sus inicios, su llegada a la fama, su explosión y la persecución y caída posteriores. La segunda parte se centra en este arreglo, que parece funcionar bien durante varios años –o al menos eso es lo que se conocía públicamente, quizás internamente no era tan así–, pero que hace poco se quebró, dando pie a un juicio en el que Spears quiere liberarse del control de su padre.
Más allá del control económico y laboral de los destinos de Spears –que será un tema muy importante para ella, su familia y sus fans pero que resulta de limitado interés para el resto de los mortales–, lo central en FRAMING BRITNEY SPEARS está puesto de manera evidente en el título de este documental. Lo central pasa en cómo la presión mediática puede ser tan destructiva al punto de, literalmente, acabar con la carrera y en algunos casos con la vida de algunas personas que no pueden tolerar tamaña invasión. Eso hoy se ha alterado en función del tipo de comunicación más controlada que se ejerce desde las redes sociales (si es que se controlan, claro), pero el mecanismo sigue en pie. Algunos dirán que es el típico «precio de la fama», es cierto, pero al ver el tipo de bestial aniquilación que se produce en casos como el de Britney Spears, es difícil no pensar que hay algo terriblemente enfermizo y brutal en ese monstruo que algunos dan en llamar «la cultura de la celebridad».
tu redacción es un asco