BAFICI 2021: reseñas de la Competencia Americana

BAFICI 2021: reseñas de la Competencia Americana

Este post se centrará en la nueva competencia «americana» del festival, que incluye Canadá y Estados Unidos además del resto del continente. Acá van algunas reseñas e iré subiendo nuevas luego de sus respectivos estrenos en el evento porteño.

CONCIERTO PARA LA BATALLA DEL TALA, de Mariano Llinás. Este peculiar proyecto dirigido por Llinás es, acaso, el más simple y directo de su carrera cinematográfica hasta el momento. En poco más de una hora, lo que aquí se muestra es la grabación del concierto que da título al film, de parte del compositor Gabriel Chwojnik y sus músicos: una banda sonora de una película que en realidad no existe. O, dicho de otro modo: la propia banda sonora es la película. Lo que Llinás le agrega a esa grabación, mediante textos en forma de intertítulos que aparecen constantemente a lo largo del film, es el drama de la mítica batalla de El Tala que tuvo lugar en la actual provincia de Salta en 1826 entre unitarios y federales, narrado tanto a partir del FACUNDO, de Domingo Faustino Sarmiento como de las memorias del General Gregorio Aráoz de Lamadrid, líder unitario que fue derrotado allí por ejército comandado por el caudillo riojano Juan Facundo Quiroga que respondía a los federales.

Tratándose de Llinás, sabrán que esto no se queda del todo ahí. En los textos hay también algunos comentarios sobre la historia política argentina, su relación con la actualidad y la necesidad (o el deseo personal) de volver más vivas y relevantes estas historias del siglo XIX para generaciones que poco y nada conocen del tema. Su interés de dar a conocer vidas e historias de personajes que son mucho más que un nombre de calle o un averiado monumento que nadie visita lo llevará, asegura en el propio film, a lo que luego será toda una serie sobre los llamados «mártires unitarios». Y acá su aporte personal es entrar en un terreno propio del fantástico, ya que la historia de Lamadrid y de cómo sobrevivió a un duro ataque que debió haberlo matado tiene algunos ribetes entre épicos y de película de zombies.

En la última parte del film se sumarán algunos otros elementos lúdicos que son casi un clásico de la productora El Pampero y que están ligados a la aparición y participación del propio equipo de la película dentro de lo que se cuenta (ya verán cómo), entre otras particularidades de la propuesta. Pero lo fundamental sigue siendo cómo la extraordinaria y épica música de Chwojnik se combina con los textos y la historia de Quiroga y, fundamentalmente, Lamadrid, para contar una etapa fascinante de la Argentina del siglo XIX. Llinás busca escaparle a todo lugar común posible respecto a la representación clásica de este tipo de episodios y despegarse también de cierto cine sobre grandes figuras históricas que en la Argentina tuvo un gran auge entre 1968 y 1975 y que luego prácticamente desapareció. Su CONCIERTO… funciona como una suerte de fascinante tesis y singular ensayo sobre otras maneras posibles de hacer cine histórico y político en la Argentina.


COSAS QUE NO HACEMOS, de Bruno Santamaría Razo. Cuando uno lee el ejército de fondos, subsidios y talleres que hay por detrás de este documental mexicano lo primero que sospecha es que se topará con un film mecánico, prolijo, “uniformado” al uso del momento. Pero COSAS QUE NO HACEMOS logra escapar de esa previsibilidad del “producto festivalero” gracias a una mirada muy propia y personal sobre el mundo de la infancia, de la adolescencia y de las disidencias sexuales, y cómo se atraviesan ciertas circunstancias duras en la vida a partir de ese punto de vista.

El film se centra en la vida de un grupo de niños que transcurre de un modo en apariencia plácido en El Roblito, un pequeño pueblo del estado de Nayarit. Nada parece salirse de lo convencional allí –los chicos juegan, bailan y hasta tienen un Papá Noel que reparte golosinas desde un helicóptero–, pero un día la calma da paso a un acto violento que la cámara en parte parece captar y todo se empieza a modificar. O, mejor dicho, cosas que antes permanecían bajo la superficie salen afuera de un modo más visible. Y, en ese sentido, el personaje más relevante es Ñoño, un adolescente gay al que le gusta vestirse de mujer pero que íntimamente sabe que no es una opción aceptable en ese lugar.

Más allá de ciertos excesos de preciosismo visual –que hacen a la película bella pero la ponen al borde de cierto pintoresquimo–, COSAS QUE NO HACEMOS logra construirse como historia a partir de pequeños momentos, observaciones, captar cómo los chicos lidian con los sucesos del lugar y, fundamentalmente, cómo Ñoño va empezando a tomar conciencia de los pasos que necesita dar para avanzar en su vida, para salir de su personal prisión y empezar a ser él mismo.


GUALEGUAYCHU, EL PAIS DEL CARNAVAL, de Marco Berger. En su primer documental cinematográfico, el realizador de EL CAZADOR se mete en un tema con varios puntos en común con otras de sus películas y, especialmente, con FULBOY, de Martín Farina, documental en el que trabajó como editor. Acá Farina funciona como colaborador en fotografía en una propuesta que tiene muchas similitudes tanto con la de ese film como con TAEKWONDO, otra colaboración entre ambos. Aquí es un retrato de un grupo de hombres jóvenes, todos ellos participantes de las comparsas de los desfiles del carnaval de Gualeguaychú, un tipo de tarea con fuerte contenido homoerótico que Berger realza al mostrar, uno tras otro, una serie de veinteañeros dueños de cuerpos esbeltos, trabajados, sin una gota de grasa ni un pelo de sobra, que desfilan con mínimos trajes en los carnavales.

En un film en el que nadie parece conocer la existencia de remeras o camisas (por el calor, seguramente…), Berger da a conocer sus historias, entremezcla algunas situaciones de ficción, muestra la previa, los trabajos, los desfiles y otras costumbres de esos días festivos que son particularmente importantes allí. Si bien ese costado homoerótico que sorprendía en el documental sobre los futbolistas de Platense acá resulta bastante más previsible y evidente, también es cierto que muchas veces ese costado suele ser negado por los usos y costumbres de la provincia.

Nadie lo dice directamente pero la película da a entender que mucha gente ahí prefiere hacer como si el deseo no circulara por esos rituales masculinos de borracheras descontroladas, vestuarios abarrotados y sudorosos pasos por la pista de baile comparando abdominales en público. Pero en el juego que GUALEGUAYCHU hace entre documental y ficción, en la decisión de dejar a casi todas las mujeres fuera de campo, esa tensión queda más que en evidencia. La película se mete en el centro de ese vórtice de adrenalina y uno sale de ahí pensando que debería volver a ir al gimnasio, al menos de vez en cuando…


CARMEN VIDAL, MUJER DETECTIVE, de Eva Dans (Uruguay) Simpático ejercicio de estilo que podría haber funcionado mejor como cortometraje, esta película uruguaya escrita, dirigida y protagonizada por Eva Dans se centra en una detective de Montevideo que investiga un caso policial que involucra a un senador nacional. A Carmen la tarea se le complica cuando su principal colaborador aparece colgado tras un aparente suicidio. De ahí en adelante sigue una suerte de absurda investigación cuyo mayor interés no pasa por la resolución del caso en sí sino por la personalidad un tanto caótica de la detective en cuestión, que no usa computadoras ni celulares y vive a una dieta de pizza, cerveza y marihuana pero que igual parece tener el talento de un sabueso.

El problema de hacer un largometraje –no supera los 70 minutos, pero igual es demasiado– en base a este tipo de personaje cuando la trama en sí no tiene sustancia alguna es que la broma (o las bromas, si incluimos a otros curiosos policías que trabajan con ella) se acaba relativamente pronto y lo que sigue se vuelve entre irrelevante e interminable. Quizás una serie de episodios cortos centrados en distintas aventuras de Carmen podría funcionar mejor que el film, con breves asuntos que este idiosincrático personaje debería, a su muy uruguaya manera, tratar de resolver.


AINDA TEMOS A IMENSIDÃO DA NOITE, de Gustavo Galvão (Brasil) Brasilia quizás no sea la mejor ciudad para probar suerte con una banda de rock. Y eso es algo que Karen va descubriendo en sus intentos por dedicarse a eso allí, con su banda llamada Animal Interior. Es por eso, además de otros asuntos personales/románticos, que decide irse a vivir –y a probar suerte en lo suyo– en la muy alejada Berlín. Al llegar confirma que es un lugar que sí presenta más oportunidades, pero luego se da cuenta que allí quizás falte el material de inspiración fundamental para un artista que es el mundo en el que vive, su gente. Así que Karen (Ayla Gresta) decide regresar y darse una nueva oportunidad. Es cierto que la dificultad es mayor pero la recompensa es mucho más reconfortante.

Aún con su carácter episódico, se trata de una de las películas más clásicamente construidas dentro del reciente cine brasileño. AINDA TEMOS… propone una serie de peripecias creativas y personales que alteran la vida de Karen, especialmente cuando está alejada de su medio natural. El elenco que la acompaña está compuesto mayormente por músicos profesionales (y actores amateurs) que tocan ellos mismo en vivo muchas de las piezas que se escuchan en el film. La película problematiza también la situación social, cultural y política de Brasilia, una ciudad que nació «modernista» y de vanguardia pero que hoy representa al status quo gubernamental y ha perdido parte de ese encanto contracultural. Pero la pelea, parece decir el film, hay que darla igual.



O LIVRO DOS PRAZERES, de Marcela Lordy (Brasil) Este drama romántico/erótico coproducido por Brasil y Argentina se centra en la relación entre una maestra, la brasileña Loreley (Simone Spoladore), y un profesor de Filosofía, el argentino Ulises (Javier Drolas). Basada libremente en la novela «Um Aprendizagem ou Livro dos Prazeres«, de Clarice Lispector, la película se apoya en las idas y vueltas de esa tortuosa relación. Pero especialmente pone el acento en la problemática de su protagonista, que atraviesa un momento complicado en su vida e intenta encontrarse a sí misma sin saber muy bien de qué modo hacerlo.

Lóri vive en un enorme y casi vacío departamento frente al mar en Rio de Janeiro, uno que heredó de su familia con la que tiene una complicada relación. Y es allí donde irá teniendo sus encuentros con Ulises y poniendo en juego sus dudas respecto a la idea de la soledad, la pareja, el placer, la convivencia y otros miedos que se presentan a lo largo de las un tanto remanidas escenas. Una propuesta que parte de una idea interesante –y que respeta los ejes principales del universo que plantea Lispector respecto a su protagonista, con sus temores y traumas– pero cuyos resultados se van diluyendo, de a poco, con el correr de los minutos.



VACIO, de Paul Venegas (Ecuador) Una pareja de inmigrantes chinos en Guayaquil se ven mezclados en una serie de complicados asuntos cuando se enredan con una red de tráfico ilegal de personas en esta película que representó a Ecuador en los premios Oscar. Hablada principalmente en mandarín, la película se centra en las complicaciones en las que se meten Lei y Wong al mezclarse con esa peligrosa red. Lei quiere seguir de viaje a Nueva York, que era su destino inicial, pero Wong quiere traer a su hijo que todavía está en China. Es claro que ninguna de las dos cosas será fácil para la pareja.

Narrada con formato de thriller –Chang, el hombre que maneja la red de tráfico tiene todo el aspecto de un villano clásico–, VACIO propone una versión latinoamericana y un poco alejada del común de este tipo de relatos centrados en la trata de personas y en la desesperación que eso conlleva. Entre el suspenso y algunos apuntes de crítica social (entre los que también se analiza y critica las actitudes de los locales respecto a los inmigrantes), la película de Venegas ofrece una mirada que respeta el género del que es parte pero a la vez intenta proponer algo propio y específico.



SO LATE SO SOON, de Daniel Hymanson (Estados Unidos) Jackie y Don Seiden son dos artistas que viven en pareja hace ya varias décadas y este documental íntimo retrata más que nada su octogenaria actualidad. El pasado de ambos es recuperado en algunas escenas sueltas, materiales de archivos personales, una muy curiosa entrevista de algún canal de cable local a Jackie y otras pocas y borrosas imágenes. Es difícil, en término reales, saber muy bien qué es lo que hacían si uno no conoce a los artistas (yo no los conocía), pero claramente no es la intención del director ir por ese lado. En los videos que se ven y en su forma de vida actual se nota que son dos personas muy creativas y que tratan todo el tiempo de inventar formas de expresión que, como ella misma dice, son un tanto indefinibles y que les han valido algunas críticas del tipo «¿es esto arte?».

Promediando el largo de apenas 70 minutos de duración empieza a aparecer con más fuerza otro eje: la edad, las enfermedades, los achaques. Jackie, si bien tiene muchos problemas de cadera, es siempre la más activa pero vemos a Don empezar a tener algunas complicaciones físicas y mentales que los llevan a pensar qué es lo que deberían hacer y si les es posible seguir cuidándose entre ellos. Para la pareja –siempre tan cercana, activa y creativa– la idea de tener que «ceder» a las presiones de la edad y la salud es un momento difícil de asumir. Y esa pelea por la supervivencia es la que le da cierta organización narrativa al film, pero más que nada su corazón, su espíritu y su cuota de emoción.