Estrenos online: crítica de «Bienvenidos a Chechenia», de David France (MUBI)
Este durísimo y desgarrador documental se centra en los intentos por rescatar a los miembros de la comunidad LGBT de la persecución, torturas y asesinatos que sufren en esa república rusa.
Un llamado telefónico da comienzo al film y pone al espectador en el tremendo contexto en el que se vive. Una mujer llama al número de una agrupación que ayuda a personas LGBT que sufren los brutales maltratos del gobierno checheno y explica su situación. Les dice que su tío se enteró que era lesbiana y la quiere forzar a tener relaciones sexuales con él si no quiere que le cuente a su familia lo que sabe. El problema es aún más complicado que eso ya que cualquier familia que tenga un familiar LGBT en Chechenia debe entregarlo a las autoridades o bien… resolver el asunto internamente. Dicho de otro modo: mandarlo a matar o matarlo ellos. Las alternativas para «Anya» son imposibles y si a eso se le suma que su padre es un político local muy conectado –que jamás podría admitir tener una hija lesbiana en ese país– queda claro que está condenada como sea. El llamado es urgente. Hay que sacarla de ahí cuanto antes y como sea.
BIENVENIDOS A CHECHENIA es un documental que narra algo que sigue sucediendo, una situación que no tiene final. Y la película existe para que el mundo conozca lo que está pasando hoy en esa república rusa. Gobernada por Ramzan Kadyrov, un personaje bastante ridículo que hace del machismo y del uso de la fuerza sus banderas, Chechenia es oficialmente un estado anti-LGBT. Puede negar que existan los centros de tortura y que se los y las mate, pero el hombre no tiene reparos en decir que son sub-humanos y que no los quiere en su república. Va más allá: niega que existan allí. Si había, dice, se fueron.
La película de David France (director de HOW TO SURVIVE A PLAGUE y THE DEATH AND LIFE OF MARSHA P. JOHNSON; ésta última se puede ver en Netflix) se centra en el grupo de ayuda basado en Moscú que hace varios años interviene en estos casos, tratando de sacar del país a las víctimas del régimen de Kadyrov. Y no necesariamente a Rusia, que tampoco tiene un gobierno demasiado amigable con las comunidades LGBT, sino a otros países. Luego de sus décadas de conflicto, hoy Rusia y Chechenia parecen llevarse bien y el pequeño monstruo Kadyrov es el niño mimado del casi tan siniestro Vladimir Putin, por lo que no parece haber manera que el gobierno ruso mueva un dedo al respecto.
France seguirá varios casos, a través de las dos caras visibles del Russian LGBT Network, David y Olga. Ellos son los encargados de recibir los pedidos de auxilio y encargarse de los complicados y arriesgados operativos que implican sacar a las personas de Chechenia, trasladarlas a otros países y, con la ayuda de organizaciones similares de afuera, tratar de ubicarlas en distintos lugares. Algo que no es sencillo porque las autoridades de muchos países no siempre facilitan las visas y, además, porque los refugiados nunca pueden quedarse tranquilos ya que saben que el gobierno checheno puede llegar a encontrarlos donde sea. Esto los obliga a vivir escondidos, en algunos casos hasta encerrados, aún ya estando fuera de Rusia.
El caso central de WELCOME TO CHECHNYA no es el de Anya sino el de Maxim, cuya complicada historia –que incluye a su pareja, familia y varias idas y vueltas– se irá contando a través del film e incluye muchos elementos dramáticos más. A Anya la seguiremos en una fuga de película de suspenso y algo similar pasará con otros personajes. Lo que es claro es que con salir de Chechenia no alcanza. Es solo el comienzo de una peregrinación y una serie de problemas muchas veces irresolubles, por más buena voluntad, sacrificio y recursos que le pongan a la tarea.
La película tiene un elemento distintivo que es el uso de la tecnología deep fake. Las personas cuyas dramáticas historias se cuentan en el film tienen sus rostros y sus voces digitalmente modificadas para no ser reconocidos jamás, ni aún después de dejar Chechenia. Es que nadie se atrevía a convertirse en la figura pública de la denuncia –por lógico temor a las consecuencias– y se necesitaba cubrir los rostros de ese modo, por eso se tuvo que hacer ese disfraz digital. Lo mismo pasa con los nombres, que tampoco son los reales.
Es una película difícil de ver y tremendamente emocional. France, muchas veces mediante cámaras ocultas, sigue las vicisitudes de sus distintos personajes muy de cerca y las noticias en general no son muy buenas. Y aún cuando lo son, da la sensación de que el problema nunca se termina. Algunas escenas «robadas» o capturadas en situaciones de violencia física –varias golpizas de patotas callejeras, por ejemplo– pueden llegar a ser excesivamente duras y difíciles de ver, especialmente una de ellas, quizás demasiado cruenta para ser absorbida por los espectadores. Pero todas ellas tienen un objetivo claro que no es necesariamente el público en general sino las personas que pueden hacer algo para remediar esa situación, al menos facilitando el ingreso de las víctimas a otros países. Son pruebas, si se quiere. Evidencias grabadas.
BIENVENIDOS A CHECHENIA es el tipo de película que shockea y duele por lo incomprensible de los crímenes que se siguen cometiendo allí. La manera más siniestra que tiene el gobierno de Kadyrov de eliminar a las personas LGBT no es a través de la tortura o el asesinato cometido de forma directa por las fuerzas policiales, sino persuadiendo a sus propias familias a que ellos mismos lo hagan para evitarse la vergüenza pública. Es un mecanismo aún más cruento y repulsivo. Es tan totalitario el control sobre la comunidad chechena que Kadyrov y su aparato político/ideológico tienen que son capaces de lograr que padres intenten matar a sus propios hijos –o mandarlos a asesinar, si se escapan– antes que enfrentar la ira de los poderosos o el escarnio de los vecinos. Es un asunto tan incomprensible como inhumano y desgarrador.
Buena y responsable reseña. Solo una pega: Chechenia no es un país como se entiende en términos internacionales. Si bien acotas después «repúnlica rusa», esta categorización debe emplearse más que la otra; aparte, siempre con el añadido de «autónoma».
Se agradece que no hayas mencionado índoles religiosas falsas como uno de los fundamentos anti-LGBT del vesiánico Kadyrov., o lo que es lo mismo, que eso sea una fuente de homofobia cuando a estas alturas ya deberia saberse que no es más que una «excusa» para la intolerancia.